19- La pesadilla

88 20 0
                                    

Nicholas volaba, como nunca había volado hasta entonces. Volaba por los aires sobre una mansión que se veía más cuidada que cualquier otra que Nicholas hubiera visto antes. Había luces en la mansión, incluso si era de noche y parecía abandonada, así que el muchacho decidió que entraría volando, y se apoyó en la ventana, desde donde pudo mirar todo lo que sucedía. Un hombre bajito, que conocía muy bien, estaba de pie junto a una butaca, y parecía estar asustado.

-Él se está resistiendo, señor. La gente va a comenzar a notar que algo extraño está pasando con él, además... con lo cerca que está de Dumbledore.

Ahí estaba, otro nombre que conocía. Colagusano había mencionado el nombre de su director. Pero, ¿por qué hablaban de él? Nicholas seguía sin comprender mucho.

-¿Y que quieres que hagamos Colagusano?-respondió una voz alta y fría, que hizo que a Nicholas se le pararan los pelos-dale una idea a Lord Voldemort. Y te advierto, más te vale que sea una idea que valga la pena.

Nicholas pudo ver que Colagusano comenzaba a tiritar como si la temperatura de la habitación hubiera descendido veinte grados.

-Yo... yo...

-Bueno bueno Colagusano, la inteligencia nunca ha sido tu mayor virtud, ¿no es así?

Colagusano asintió, relajándose un poco, como si eso zanjara el asunto.

-Lo que haremos Colagusano, de ahora en adelante, será tenerlo aquí, para que no levante sospechas, así no tendrá contacto con los demás magos-respondió la voz de Lord Voldemort, con un dejo de burla.

-¿Y su... su trabajo, señor?-preguntó Colagusano, respetuosamente, haciendo una inclinación de cabeza-¿qué haremos con su trabajo?

-Enviará cartas diciendo que hacer. Después de todo, a los líderes como nosotros no se nos pone en duda. Personas como tú, que nunca en su vida han sido líderes no deben entenderlo, mi cobarde seguidor.

Colagusano asintió, intentando no mostrar lo ofendido que se sentía.

-¿Y Dumbledore no sospechará?-siguió preguntando el seguidor.

-Dumbledore está preocupado por su muchacho, y debería. Porque después de que lo usemos, después de que lo matemos, ni siquiera voy a dejar un cuerpo para que el viejo tonto entierre. Quiero que sufra-al ver que Colagusano no respondía, al parecer por el horror que le habían causado las palabras, Voldemort rió y continuó-oh mi querido Colagusano, créeme, tu también lo disfrutarás al final. Ahora, llévame a la ventana. Quiero un poco de aire fresco.

Y cuando Colagusano volteó la butaca donde Nicholas sabía que debía estar Voldemort, el grito que salió de su garganta y el dolor que sintió en su pecho lo despertó de un salto.

Mme. Pomfrey, horas después, no quiso dejarlo salir a desayunar así como así. Según ella, el grito que dolor que Nicholas había dado en la mitad de la noche no había sido una pesadilla, sino que había sido dolor de cabeza debido al golpe que se había dado. No importaba cuantas veces Nicholas le explicara que había tenido una pesadillas, pero Mme. Pomfrey no le creyó, hasta que el chico la convenció de que tenía demasiada hambre y que si no comía el dolor de cabeza sería peor. Solo ahí Mme. Pomfrey había dejado que Nicholas se vistiera y saliera de la enfermería rumbo al Gran Comedor para el desayuno.

En el camino, la gente lo saludaba, le daba palmadas y lo felicitaba, todo lo contrario al tiempo anterior a la primera prueba, cosa que Nicholas recibía con felicidad y emoción. Prefería mil veces ser tratado así y olvidar lo que había pasado antes. Incluso cuando se topó con Jasper en la entrada del Gran Comedor, este puso una mueca parecida a una sonrisa y dijo:

Nicholas Riggs y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora