25- El señor Crouch

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Abril pasó sin que Nicholas se diera cuenta. Todo parecía normal, excepto el hecho de que ahora, durante algunas comidas y almuerzos, tenía que soportar a Cedric Diggory sentado junto a Riley, o que muchas veces había visto como Cedric y Riley se besaban. Y aunque odiaba a Cedric con todo su corazón, y cuando lo veía junto a Riley sentía que le dolía el pecho, aprendió a soportarlo, aprendió a entender que él había llegado tarde, y que Cedric había sido el ganador.

Pero ahora que Mayo había llegado, Nicholas tenía algo en lo que distraerse. Ese mes sería la final de Quidditch, en la que Gryffindor competiría contra Hufflepuff, y Nicholas, que había entrenado mucho junto a su equipo, estaba seguro de que iba a ganar. Lo único que quería era vencer a Cedric Diggory.

En ese minuto, dos días antes del partido, se encontraba caminando junto a Riley, ambos completamente embarrados, después de un entrenamiento especialmente difícil. Pero aunque el entrenamiento había sido agotador, Nicholas sonreía como nunca. Esos eran los pocos minutos que tenía con Riley a solas, minutos en los que podía mirarla sin miedo a que alguien notara como le brillaban los ojos cuando los tenía puestos en la que se suponía que era su amiga.

-¡Uf! Si que fue genial hoy, ¿no?-comentó Nicholas, sin poder borrar la sonrisa de su rostro.

-Es impresionante que siempre estás feliz, Nick-respondió Riley, devolviéndole la sonrisa-yo con suerte puedo moverme del cansancio. Me encanta eso de ti.

"Siempre que estoy contigo estoy feliz" Pensó Nicholas. Pero no podía decirlo.

Llegaron a las puertas del castillo, después de caminar por los embarrados terrenos del colegio. Nicholas abrió la boca para proponerle que comieran juntos esa noche, pero detrás de la puerta, de pie en el vestíbulo, se encontraron con nadie más y nadie menos que Cedric Diggory. Nicholas no pudo evitar poner los ojos en blanco.

-¡Cedric!-exclamó Riley, feliz.

Nicholas pudo notar que ella se ponía igual de feliz con Cedric, que él con ella. Cuanto le hubiera gustado que se pusiera así de feliz de verlo a él.

-¿Vamos a cenar?-preguntó Cedric, tomándola de la mano.

-Tengo tanta hambre que...

Pero la frase de Riley se perdió a medida que ella y Cedric se alejaban hacia el Gran Comedor, sin Nicholas, que se quedó de pie en la puerta. Dio una pequeña patada al suelo, y comenzó a subir hacia la torre Gryffindor. Ya no tenía tanta hambre...

Cuando llegó a la torre Gryffindor, sin siquiera saludar a sus amigos, subió a su habitación y se miró en el único espejo que tenían en la habitación. El reflejo se lo devolvió un niño, un pequeño niño de 13 años. Odiaba ser un niño.

Nicholas ya no estaba nervioso, ya no estaba para nada nervioso. ¡Lo había estado! Pero los nervios habían sido reemplazados por rabia cuando Cedric Diggory había entrado a los bastidores de Gryffindor para desearle suerte a su novia, con un beso. Desde ese minuto que había dejado de sentir nervios, y lo único que quería era ver a Cedric en el suelo del campo de Quidditch. Junto a los demás del equipo, y Riley, salió al campo y montó su escoba. Ignoró la mirada de Cedric, que le sonreía. Después de todo, él era el otro buscador, y el juego comenzó.

Nicholas voló con la rapidez de un rayo por el campo, buscando la Snitch. Podía sentir a Cedric siguiéndolo bastante de cerca, pero intentó ignorarlo. Había leído en uno de los libros de Quidditch que tenía Dumbledore en su despacho, porque Dumbledore tenía libros de todo lo que uno se pudiera imaginar, que esa era una treta para poner nervioso al buscador contrario. No se pondría nervioso por Cedric Diggory. Él era mejor que Cedric en el Quidditch... ¿verdad?

Nicholas Riggs y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora