Capítulo XXXIV

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Caroline vagó a pies descalzos por el vasto corredor, tras cada paso obrado la muchacha trazaba una senda con las gotas de rocío que descendían desde su empapada cabellera. Vestía un pantalón de franela y camiseta en tono nácar. Temporada invernal ya había caído sobre el estado australiano.

La castaña viró el rostro cuando percibió la afilada mirada de Donna Wood posarse en ella. Pretendió desatender tan impertinente actuar, no obstante, algunos pasos más allá, Christine Hughes y Mildred Powell habían procedido de igual manera que la pecosa. Un sinfín de interrogantes atestó sus pensamientos en cuanto todas las chicas del edificio parecieron estar al pendiente de ella.

Rotó en la arista que dirigía a su dormitorio y al cabo de una corta marcha, frenó en seco. Volteó nuevamente con ojos sujetos al suelo. Un corazón colorado, contiguo a otro, a otro, a otro y a otro, guiando el camino hasta la entrada de la alcoba que habitaba junto a Danielle y Mónica.

—Que afortunada, ya quisiera yo estar con un chico como él—oyó. Observó el entorno que la rodeaba y su sorpresa rebasó límites, al descubrir la oleada de muchachas que curioseaban expectantes

— ¡Oh, cielos! ¡Que ternura!

—Es casi novelesco.

Desoyó comentarios y se adentró al cuarto. La vía proseguía concluyendo a los pies de su cama. Aclaró la vista ojeando otra de aquellas figuras que cubrían el alfombrado, pero más grande y vistosa…con un escrito.

‘Buenos días, sunshine…espero no te moleste que haya abusado de la confianza de tus compañeras para utilizarlas como cómplices. Quería desearte felices cuatro meses. Gracias por darme el placer de compartir con la verdadera tú.

Nos vemos pronto.

P.D: Te quiero.’

Una boba sonrisa le embelleció el rostro. Se sintió como Holly Kennedy cuando recibía las cartas de su amado Gerry, luego de que el destino se lo arrebatara. Pues sí, Luke lo había pensado de esa forma al remitirle semejante escrito, tal cual lo hizo Gerry en la novela P.S. I love you. Y es que aquel libro era el preferido de Caroline.

—Mira nada más—emergió Danielle, actuando impresionada—Cupido se apresuró este año y ha dado inicio a San Valentín antes de tiempo

La chica estudió el aula de esquina a esquina con pretensión de colisionar sus ojos en una bonita mirada azul, mas esto no fue posible al ser regida la ausencia del muchacho por toda la zona.

—Tomar asiento, por favor—señaló Ann, manifestándose desde el umbral. Caroline torció la boca y acató al mandato—Cojan su facsímil…resolveremos en conjunto el ejercicio dieciocho

Había estado repasando inecuaciones junto a Luke cada lunes por la tarde, y éste era un geniecillo si de números asociados a letras se tratase, de manera que no tenía conflicto alguno con ese ejercicio en particular.

«Lucas, Lucas… ¿Dónde te has metido?»

Desprendió la libreta del interior de su bolsa y la destapó. Los ojos de la joven centellaron al segundo.

‘Presta atención a la maestra y no te distraigas. Sé que eres lista, sunshine y te pondré a prueba con esta ecuación:

9x-7i>3(3x-7u)

Nos vemos pronto.

P.D: Te quiero.’

En esta ocasión, Caroline reveló una deslumbrante hilera de dientes. Alcanzó el bolígrafo y punteó;

Chica del Corazón Roto |l.h (Book #1) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora