El comienzo de la tortura

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Pasaron las semanas las cosas seguían igual e incluso peor, mi padre a veces llegaba ebrio y casi nunca estaba ya en casa, solo lo veía en las noches, ya no hablábamos como antes, solo intercambiamos un hola y otras cuantas palabras. En cambio mi madre ella ya no era como antes, ya no solía hablar conmigo como lo hacia antes, muchas veces me insultaba ¿inconscientemente?, eso quería creer yo, otras veces hacia mas labores de las que usualmente hacia en la casa, solo porque ella lo ordenaba, incluso ya casi no salia con mis amigos porque ella me lo impedia, todo esto pasaría rápido, ¿verdad?...

Llegaba a casa como siempre, mis padres discutiendo otra vez, a pesar de saber que yo estaba ahí, siguieron con su discusión, yo no dije nada, solo corrí a mi habitación, me encerre a llorar como una cobarde, me tape los oídos no quería escuchar todos esos gritos, ¡maldita sea, ya paren por favor! Me repetía en la cabeza...genial ¿no?, quien lo diría, que esos estúpidos gritos, me llegarían a afectar tanto en mi futuro...

La discusión siguio, yo ya había parado de llorar pero ellos no de discutir, me mire al espejo, mis ojos estaban un poco hinchados, daba igual, volté espaldas al espejo de mi habitación, cuando escuche una dulce y cálida voz...

-Hola... voltea de tras de ti...- apenas era audible, voltear hacia atrás no fue lo mejor

-¡Ahhh! Que mierda!- me dije a mi misma, caí al piso, que había visto en ese espejo, ¿era yo? pero mi piel tenía un color diferente, era demasiado blanca, me pelo era lacio, y esos malditos ojos, eran ¿rojos?, estaba alucinando, esa cosa no era yo, ni tan siquiera parecido, no tenía mi piel morena, mis ojos cafés e incluso mi pelo no era así. Me levante rápidamente, volví a ver el espejo, no había nada ahí, no le di importancia.
Sin darme cuenta escuche un portazo, mi padre se había ido... mi madre entro furiosa a mi habitación

-M-mami, ¿puedo salir con mis amigos a jugar?
-Estúpida, tu no iras a ningún lado. ¡Tienes cosas que hacer!
-Pero, ya las termine...
-Eso no me importa, ¡¿no sabes hacer otras cosa más que molestar?!
-. . .
-Ponte hacer algo, imbécil- de la nada, mi espalda dolía mucho, por el golpe que me dio mi madre, salio de la habitación, yo lo único que hice fue llorar. Si que era inútil, no sabía nada mas que llorar, era tan frágil e idiota.

Pero bueno los padres ¿no saben medir las consecuencias? De todos sus actos, no entendía porqué lloraba por un golpe asi, digo mi madre si me había dado uno que otro, era normal, algunas veces porque no le obedecia, otras por no hacer lo que dice o hacer los típicos berrinches de los niños, no era algo común que mi madre me llegara a soltar un golpe, solía regañarme, pero tampoco de esas maneras; pero yo ese golpe lo sentí diferente a otros, no lo se y sus palabras si que me hirieron.

Que mas podía esperar de mi una niña que no entendía que ocurría entre sus padres, no tenia explicación de alguna, solo veía como sus problemas se hacían mas grandes, mi madre con el tiempo me empezó a insultar con mas frecuencia -maldita, mal nacida, inservible, inútil...- los golpes cada vez se hicieron más frecuentes, ya casi no veía a mis amigos y mi padre, cada vez se volvía mas ausente y distante; no sabia el porqué de las cosas, eso si que me desesperaba... quería ayudar pero ¿cómo lo haría? Que podía hacer una niña de tan solo 5 años, que no entendía lo que ocurría y sin darse cuenta le hicieron pagar las consecuencias a un precio muy alto...

Experimento XJZ01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora