22. Noche de Plenilunio

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Día 23: Acmé / Día 24: Luciérnagas

-¡Vamos, Peri! ¡Por aquí! -riendo, Steven guiaba a Peridot por el claro mientras Amethyst, quien se había adelantado, removía cualquier rama, raíz y tronco suelto que se presentara en el camino.

Además de las risas de Steven, el sonido de los grillos los acompañaban. La luna llena estaba en su máximo punto, envolviendo a los tres jóvenes con un aura plateada que resaltaba la gama de colores que eran sus miradas.

-¿Seguros que podemos venir aquí? -moviendo los mechones de cabello de su rostro, sonreía torpemente a pesar del nerviosismo.

-No está bajo el nombre de nadie Peri, no te preocupes -deteniéndose para arrojar una ramilla, Amethyst les sonrió a sus amigos, los mechones sueltos de su coleta enmarcando su rostro-. Además, hemos venido aquí antes, y Steven estaba seguro de que te encantaría.

En el momento justo, les dio nuevamente la espalda, sonriendo divertida cuando escuchó al chico titubear.

-Ambos estábamos seguros -corrigió, sintiendo sus mejillas arder y acariciando tímidamente el dorso de la mano de Peridot, el metal frío haciendo contacto con su piel.

Pero ellos, sin ser capaces de sentir el contacto pero sí el calor subiendo por su rostro, prefirieron seguir viendo a su alrededor. Algunas luciérnagas los envolvían, resaltando sobre el cabello rubio.

-Es aquí -Amethyst se detuvo de golpe, observando cómo Peridot se sobresaltaba, saliendo de su ensimismamiento.

Para observar como miraba con maravilla el lago frente a ellos, el césped bañado con rocío otorgando una dulce fragancia, y las hojas de un roble pululando con la brisa fresca.

Más luciérnagas aparecían frente a los tres, y Peridot no podía evitar sonreír ante el escenario. Sí, ya había visto múltiples ambientes al trabajar en Homeworld, pero siempre había sido por medio de una pantalla.

Giraban sobre sí mismos, riendo mientras aquellos luceros los envolvían jugando con su camisa de franela.

Entretanto, Steven observaba cautivado la manera tan infantil en la que actuaban en el edén, sintiendo poco a poco la presencia de Amethyst junto a él.

-Así que... ¿cuándo piensas decírselo? -modulando la voz, en el rostro moreno apareció una cálida sonrisa; debía reconocer que era grato verla tan relajada después del estrés que eran los exámenes parciales.

-Pronto. Tal vez no en tan pocos días, pero... -de reojo, observo como la luz de las luciérnagas sumada a la luz de la luna en su acmé, tan brillante pero encerrada en pequeñas partículas, remarcaba las facciones de sus amigos, haciendo sus ojos más grandes y brillantes bajo los anteojos- sí, será pronto.

Multicolor ┋ Fictober 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora