Christoph / Oliver

427 37 98
                                    

Tres meses y no me he acercado a él.
Decidí meterme a este gimnasio para poder verlo más, para acercarme a ese hombre dueño de mis noches en vela, pero él no sabe que existo.

Está muy concentrado, golpea con fuerza el costal de box frente a él mientras sus músculos se contraen y su piel es iluminada por el sudor, es tan sexy.

Mientras tanto yo también golpeó un costal. Siempre me pongo en zonas estratégicas para poder observarlo. Christoph es tan caliente. Entonces ya tengo una maldita erección. Estúpido y sensual Shneider.

Me siento como un maldito puberto. Prefiero irme antes de que él me vea así, él o los demás. Voy a las duchas como puedo. Afortunadamente no hay nadie aquí dentro así que me quito la ropa rápido y me preparo para bañarme. Abro el agua fría, dejando que esta pegue en mi miembro. Lo único que necesito es que se baje.

Trato de pensar en cualquier otra cosa que no sea Shneider pero no lo logro, al contrario estoy empeorando las cosas. Lo imagino jugando Fútbol americano en el colegio, cuando sale de su auto con esas playeras tan jodidamente pegadas, todo lo que él hace es tan sexy. Comienzo a pensar que tengo una obsesión con él y ese maldito cuerpo trabajado.

-Que día tan cansado ¿no? -su voz. Estoy en problemas. Me giro ligeramente y veo que es él, completamente desnudo parándose justo a mi lado.

Comienzo a temblar mientras él abre las llaves del agua.

-Bastante cansado -una sonrisita nerviosa se me forma.

Trato de darle la espalda, no quiero ver su cuerpo o su rostro, pero lo más importante, no quiero que note mi erección. Primera vez que el chico a quien acoso me habla y no quiero cagarla.

-Oliver ¿cierto?

"¿Cómo putas sabe mi puto nombre?" Christoph Shneider, el mujeriego de la universidad, me conoce.

-Así es. Tú eres Christoph ¿no?

-Efectivamente, ¡auch! -él grita y se queja, por esa razón yo me giro ligeramente y me doy cuenta que en esos hermosos ojos azules hay jabón.

Él los mantiene cerrados, y sigue gritando mientras trata de que el agua se lleve la espuma.

-¡Demonios! ¿Quieres una toalla? -digo alarmándome mientras doy un vistazo a su cuerpo. Dios mío es perfecto.

-Si, por favor.

Encontré el momento perfecto para salir de ahí. Estar cerca de él no es bueno, y menos si tengo una erección que podría sacar sus ojos.

Salgo inmediatamente y busco en mi maleta una de las toallas que siempre llevo. Enredo una en mi cadera y enseguida voy hasta Christoph.

-Por favor ayúdame -dice aún sin poder ver.

Yo cierro las llaves de la regadera y le doy la toalla. Él comienza a frotar sus ojos mientras se sigue quejando. Yo me quedo viendo su maravilloso cuerpo escurriendo en agua. No puedo creer que esté aquí, con él, solos.

Finalmente suelta una pequeña risita y comienza a abrir sus ojos, estos están rojos.

-Esto es un desastre -yo no puedo evitar sonreírle- no quiero que pienses que soy un idiota que va por la vida metiéndose jabón en los ojos.

-No lo creo -digo tratando de bajar un poco los nervios que tiene.

-Supongo que mi ducha terminó, gracias por la toalla.

Él me la da y camina sin ningún tipo de vergüenza a su maleta. Puedo ver esos glúteos bien formados. Por Dios, ¿qué fue lo maravilloso que hice para que el universo me lo recompense de esta forma?

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora