Paul / Richard

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—¡Maldito Kruspe! ¿Por qué putas tomaste mi diario? —Paul perseguía a Richard por todo el apartamento.

Zven era muy rápido, Landers no podía alcanzarlo. Estaba furioso pero Richard se estaba divirtiendo bastante con la situación. 

—Por Dios, Landers. No es como si tuvieras aquí un registro criminal de cosas que has hecho a lo largo de tu vida.

—No pero dámelo.

Ambos se encontraban en la sala de estar, estaban separados en los extremos de un sofá para tres personas.

Zven abrió rápido el cuaderno negro comenzando a leer de pasada las hojas. Paul corriendo trató de impedirlo pero Richard nuevamente se le fue de las manos. Él seguía pasando las páginas mientras escuchaba la voz de Landers pidiendo que pare.

Entre las hojas él visualizó su nombre. Paul estaba muy nervioso, sin pensarlo de nuevo intentó atrapar a Richard.

Él corría mientras leía esa página.

—Dame el puto cuaderno o te irá mal, hijo de la gran puta.

Richard de nuevo. Odio tener que hablar demasiado de él, de hecho esto debería de llamarse "mis días con Kruspe" en lugar de "diario". En fin, hoy estuvimos juntos en la biblioteca, él me leía un fragmento de su libro favorito. Yo escuchaba con atención, pero también me centraba en...

—No volverás a verlo en tu vida Zven —dijo Paul arrebatándolo de sus manos y huyendo con él.

—No, Paul espera.

Richard tenía que recuperarlo de nuevo, no iba a quedarse a la puta mitad del puto texto.

—Eres un maldito mal educado que no entiende lo que es la privacidad de los demás. Te odio Richard.

Paul estaba furioso, ahora iba a la habitación, para encerrarse en ella.
Richard aprovechó esto, volvió a correr arrebatando el cuaderno de las manos de Paul. Landers volvió a enfurecer.

—Maldito Kruspe.

Richard fue a encerrarse al baño con el cuaderno. Paul se encontraba afuera, golpeando con fuerza la puerta. Kruspe trataba de buscar el escrito pero no lo encontraba, se quedó leyendo otra hoja.

Esos ojos azules, esos finos labios, su voz, la forma en que me habla. Es perfecto. Estoy enamorado de Richard y no puedo evitarlo, no puedo cambiarlo por más que intento. Mi maldito compañero de cuarto es el hombre más sexy en el puto planeta. Es una lástima que esa chica no lo valore, yo lo haría y sin pensarlo, le daría todo lo que ella le niega. Tengo un poco de esperanza, la forma en que me observa, como me habla, creo que no es normal que los amigos se hablen así.

—Por favor Richard, abre. Yo lo siento—Paul tenía ganas de llorar, todo estaba perdido. Lo del puto diario había sido una idea estúpida.

La puerta del sanitario se abrió Kruspe estaba pálido, le entregó el cuaderno a Paul y sin decir algo se fue a sentar en el sofá.

Landers sintió como su mundo se desmoronaba, esa reacción era prueba obvia de que lo sabía.

—Richard lo siento, es que yo... ¡Tú! —furioso fue a donde estaba Kruspe y se puso frente a él mientras Zven observaba el suelo— Es tu culpa, es tu maldita culpa. Si tú no lo hubieras abierto nada de esto estaría pasando. Arruinaste nuestra amistad. Maldito metiche, eres un asqueroso chismoso sin valores ni moral, ¿acaso no sabes lo que es ética?

Richard se levantó, indiferente a lo que Landers le decía.

—Paul —dijo muy calmado— tú me gustas.

Landers se quedó callado. Analizó las palabras de Richard mientras ambos se veían a los ojos. Paul estaba indignado. Su puño fue directo a dar en la cara de Kruspe, él cayó al sofá, sorprendido.

Llevó una de sus manos al lugar donde había sido golpeado.

—¿Qué putas te pasa? —habló molesto.

Paul tiró el cuaderno y subió a las piernas de Richard para acercarse y comenzar a besarlo de forma violenta, salvaje y rápida.

—Voy a enseñarte que no debes meterte en la privacidad de los demás.

Habló Paul mordiendo los labios de su amigo. Richard, ante el beso que Paul volvía a darle, llevó sus manos a los glúteos de Landers, sujetándolos con fuerza. En seguida dio una fuerte nalgada en uno de ellos. Paul se separó, poniéndose de pie, tomó la mano de Richard con fuerza y comenzó a jalarlo por el apartamento. Zven se comenzaba a sentir lastimado ante ese agarre pero le gustaba, lo excitaba.

—Tú no puedes golpearme porque tu fuiste quien tomó mis cosas.

Landers arrojó a Kruspe a la cama. Richard observaba las acciones de Paul, él buscaba algo en los cajones de la mesita de noche. Tomó algunas cuerdas.

—¿Por qué diablos tienes eso? —preguntó Richard algo aterrado.

—Las usaré la próxima semana para una práctica en el salón, tú no hables.

Landers comenzó a atar las manos de Richard uniéndolas a la cabecera de la cama, Kruspe no se oponía. Una vez así, Paul se acercó al cuerpo atado y comenzó a tratar de bajar el pantalón y quitar todas las prendas que podía. Su playera negra la subió hasta que cubrió la vista de su amigo y ahí la dejó.

Ahora el pene de Richard tenía una erección, esta descansaba en su abdomen bajo. Paul se acercó comenzó a pasar sus manos frías, rozando el pene de su amigo. Este comenzó a gemir y su miembro se movía ligeramente hacía arriba. Paul fue por lubricante. Una vez que lo tenía, volvió a acercarse a Richard y comenzó a rociarlo en toda su longitud. Nuevamente ese miembro se movía ligeramente hacia arriba mientras Kruspe gemía. Paul lo tomó entre su mano y comenzó a estimularlo, intercalaba movimientos rápidos con lentos. Zven se movía de un lado a otro, enterrando sus uñas en sus manos y lanzando gemidos al aire. Paul comenzó a estimularlo rápido, sin parar. Sintió que Richard estaba a nada de venirse, en ese momento paró de estimular el pene. Kruspe había estado a nada de llegar a su clímax, pero no pasó.

Entonces Paul subió a la cama, volvió a rociar lubricante, abrió las piernas de Richard y trató de introducir uno de sus dedos a su entrada mientras se llevaba a la boca ese pene. Landers lo lamia pareciendo un completo profesional, lo hacía mejor que cualquier otra chica, según Richard. Lo que era nuevo era el dedo que intentaba entrar en él. Kruspe ni siquiera sintió cuando este entró. El placer que su pene recibía era mayor que el dolor que sentía en su ano. Paul metió un segundo dedo y ese si lo sintió. El dolor se fue transformado en placer mientras él más rápido embestía.

Richard no paraba de moverse por las corrientes de placer que recibía. Nuevamente sintió que se venía, pero Paul lo sabía por lo que sacó el pene de su boca y también sus dedos de Richard.

Se puso de pie y comenzó a desatar a su amigo. Kruspe estaba confundido. Una vez desatado quitó la playera de sus ojos y observó a Paul, sentándose en la cama.

—¿Me dejarás así? —Richard se dio cuenta de la notable erección que su amigo tenía.

—Debes aprender una lección Richard. No tenías porque leer mi diario.

Kruspe se levantó, aún desnudo, tomó a Landers por el cuello y comenzó a besarlo. Paul correspondió a ese beso.

—¿Qué necesito hacer para que me dejes terminar? —preguntó serio sobre los labios de Paul.

—Dejar a tu novia y comenzar a ser el mío.

—Hecho —dijo Kruspe sonriendo.

—Bien —Paul se alejó de Richard—hasta entonces terminaremos.

Y Landers salió con una sonrisa enorme, listo para ir a ducharse y consolar su erección.

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora