Till

1K 72 17
                                    

Yo estaba completamente devastada. Me encontraba en la que era nuestra habitación, con lágrimas en los ojos, guardando todo lo que pudiera en esa maleta. Mi mundo, el que creía perfecto, se había descubierto y yo me había dado un gran golpe porque la nube en la que estaba se había desvanecido dejándome caer de una altura considerable.

Las prendas y zapatos que guarde eran pocos a comparación de los que seguían en el clóset, pero ya no cabían. El problema era que estaba arrojando todo a la maleta y no estaba acomodando nada. Aún con la mitad de ropa en el armario, todas mis joyas en los cajones y con todos mis zapatos en las repisas, menos 4 pares que estaban en mi maleta, comencé a cerrar las cremalleras del estuche.
Me parecía increíble que él ni siquiera me había seguido.

Entonces con el corazón en la mano y aquella escena repitiéndose millones de veces en mi mente decidí salir de ahí.

Cuando puse la maleta en el suelo y me dispuse a salir volteé a ver la puerta de la habitación, ahí estaba él.

Al verlo sentí como todo el amor que le juré era hecho trizas por él, lo sentí como una burla, como si él estuviera disfrutando lo que había hecho y quisiera destrozarme aún más.

—Por favor no te vayas —fue lo primero que dijo poniéndose de rodillas bloqueándome la entrada.

Él comenzó a llorar, pero yo no me quedaría sólo por ver sus lágrimas.
Esto me hizo llorar más, si es que yo podía llorar más.

—Cinco años Lindemann. Cinco años y un compromiso. Se fueron a las basura por tu aventura.

—Cariño, yo...

—Tengo que irme, por favor muévete —dije indiferente a su llanto.

—¿No entiendes que eres el amor de mi vida? —dijo más desesperado y casi gritándome mientras lágrimas caían.

—Yo no soy el amor de tu vida y nunca lo fui. Siempre que lo decías era mentira, todo era mentira —comencé a quitarme el anillo del dedo anular, aquel que indicaba compromiso— rompiste cualquier tipo de relación en el momento en que te estabas acostando con otra. Espero que ella sea el verdadero amor de tu vida.

Estiré la mano para entregarle el anillo. Yo sólo quería irme porque mientras más veía a Till de rodillas frente a mí, más recordaba su cara de satisfacción, sus ojos cerrados y pidiéndole que no parara a aquella chica rubia.

—Cariño, por favor no me hagas esto. Ella no es nada para mí, tú eres el amor de mi vida. Yo lo siento, fue la primera vez que estuve con ella.

—No te creo Till. No creo que fue la primera vez porque siempre te ibas a "trabajar" a la misma hora. Llegabas muy ebrio con olor a perfume de mujer, y yo lo perdoné. Fui muy tonta para notarlo. Me engañaste. Rompiste todo lo que yo tenía y sentía por ti. Creí que yo era especial para ti pero no es así. Para ti nadie es especial Till, sólo tú.

En ese momento Till se levantó para ponerse de pie frente a mí. Él entre sus manos tomó mi rostro.

—Soy el hombre más estúpido del planeta, realmente lo soy porque te amo. Nada de lo que tú me das ella lo tiene. Nada. Y todo lo que yo diga siempre estará por debajo de lo que lo puede justificar. Nada puede hacerlo. Ella llegó, se desnudó frente a mí, traté de irme pero me detuvo. Yo no fui consciente hasta que te vi ahí, en la puerta, tan hermosa como siempre. Me di cuenta que lo que me das jamás lo encontraré con alguien más —él se volvió a hincar frente a mi tomando mi mano y volviendo a poner el anillo de mi dedo, yo seguía temblando y llorando— por favor perdóname. Esa mujer no se te compara jamás, ni en un millón de años. Quédate conmigo.

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora