Christian

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Para: -SaturnJules

Tiene historias super bonitas del Flake, visiten su perfil.

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Tres veintiséis de la madrugada. Escucho claramente como la puerta del patio trasero se abre y enseguida se cierra. No hizo un ruido muy fuerte, sólo un pequeño rechinido y a pesar de eso logré escucharlo desde mi habitación, en la segunda planta de la casa.

Soy de un sueño muy ligero y justamente hoy no he podido dormir, últimamente mis noches de insomnio se han extendido.

Tomo mi bate de béisbol. Nunca sabes que es lo que podría pasar o que loco ha entrado a tu maldita casa porque estoy seguro que alguien está dentro.

Llamo a emergencias, vienen en camino pero aún así no me quedaré con las ganas de partirle la cabeza en dos al idiota que ha llegado a mi casa sin permiso. Por otro lado, sé que la policía va a tardar, están más ocupados por las olas de narcotráfico y secuestros que se han dado recientemente en la ciudad, para cuando ellos lleguen, el maldito ladrón ya se habrá llevado todo de valor de mi casa.

Bajo las escaleras, con cuidado, sin encender las luces, sólo estoy iluminando mi camino con una pequeña linterna.

Mi vida no ha sido fácil, no desde que salí de mi hogar cuando conseguí trabajo, mi primer trabajo profesional. Eso me hizo mudarme, y al vivir solo me he vuelto un poco paranoico.

Estoy en la sala de estar. Me parece extraño no escuchar ruido alguno ¿acaso el maldito ladrón me escuchó ya? Voy a la puerta trasera. Me siento estúpido por dejarla abierta. Estoy frente a ella pero mis sentidos no dejan de estar alerta. Voy a la cocina y enciendo la luz. Escucho sollozos, ahora siento que voy a cagarme del susto. ¿Una chica? Jamás he creído en los putos fantasmas pero ahora siento que me cagaré del puto miedo porque hay uno en mi casa.

Esos sollozos tratan de ser ahogados. Ahora noto que provienen del armario pequeño frente a la cocina. Sujeto el bate con ambas manos y comienzo a caminar hacia el armario.

—Te he encontrado. Sal ahora, sino quieres que yo mismo vaya y te reviente el bate en la cabeza. La policía viene en camino.

Los sollozos se hacen más fuertes, me queda claro que es una chica. Yo me acercó con mayor seguridad hasta el armario y lo abro. No me sorprende ver a esa chica, realmente joven, cabello despeinado, tiene algunas ramas y hojas de árboles, se cubre la cara y llora, pero lo que más me sorprende es el hecho de que está desnuda y en sus brazos tiene heridas, sangra un poco.

No comprendo la razón, pero sólo quiero ayudarla, me arrodillo para hablarle.

—¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás aquí?

Ella me observa, trata de buscar algo en mis ojos, analiza mi rostro, igual que yo el de ella, es hermosa.

—Por favor ayúdame. Me están siguiendo, pude escapar. Apaga la luz o pueden encontrarme. Hazlo o tratarán de matarte a ti también —se levanta frente a mí, está completamente desnuda—. Dejaré que me toques, pero ayúdame.

La desesperación en sus ojos y en su voz me hacen obedecerle. No entiendo que pasa, y sobre todo, no entiendo la razón por la que hago lo que me dice.

Tiene un cuerpo hermoso, pero esa no es la razón por la que me levanto con el bate en mis manos, voy a la cocina y apago la luz. Cierro mi puerta trasera con llave. Ella aún solloza. Tomo mi linterna y regreso por ella.

—Vamos a la habitación ¿quieres? Ahí podrás decirme porqué rayos te has metido a mi casa.

La tomo del brazo sin lastimarla y ella camina a mi lado. Apenas puedo ver pero aún así logro llevarla a mi habitación. Prendo la luz pero ella la apaga enseguida.

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora