Christian / Till

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—¿Cómo estás Christian? —escucho la misma pregunta que he estado escuchando cada vez que entro aquí, desde los últimos dos meses.

—Necesito medicamentos para dormir. Tengo insomnio por las noches.

Esa chica me observa fijamente. He comenzado a perder el miedo y ya no me siento nervioso al hablarle.

—¿En qué sueles pensar cuando no puedes dormir?

Ella lo sabe, su mirada me lo dice. Por primera vez evito el contacto visual con ella, observando rápidamente las cuatro paredes y los objetos que hay en esta habitación.

—Es Till —digo sintiéndome apenado.

A pesar de todas las charlas que he tenido con esta chica, parecen no servirme de nada. Comienzo a creer que no hay cura para sacarte a Till Lindemann del corazón ni del alma.

—¿Qué piensas sobre Till? ¿Ha cambiado tú forma de verlo? —ella sigue muy neutra, como siempre que hablo con ella. Supongo que así es su trabajo, ser siempre neutra con sus pacientes.

El encierro de este hospital mental me está matando. Yo estoy perfectamente bien, está chica es la única persona cuerda con quien puedo hablar. Ella también sabe que yo ya estoy bien, lo veo en sus ojos.

—Me he resignado —trato de que mis lágrimas no salgan, pero el nudo en mi garganta me delata— Till no me ama y en realidad jamás lo hizo. Pero me siento tan tonto —comienzo a llorar, yo veo al suelo, hablando como si estuviera hablando conmigo mismo. —Till era un mentiroso muy experto, o quizá yo fui muy ingenuo.

—Chris ¿te arrepientes de lo que hiciste?

Sé a lo que se refiere, la razón por la que estoy aquí. Yo asiento sin pensarlo.

—Yo sólo quería llamar la atención de Till —me recargo en el sofá tratando de hundirme en él, me da algo de seguridad a pesar de no ser muy cómodo. Ahora observo a esa chica de nuevo.— Cuando me corté las venas no lo hice queriendo suicidarme. Estoy seguro que él lo supo, pero jamás fue a visitarme al hospital y ni siquiera me llamó. La segunda vez, cuando tomé las pastillas, yo creí que Till me hablaría, pero en el fondo sabía que no era posible. El tercer intento, yo quería suicidarme en verdad, pero Paul lo impidió. Llegó antes de que la cuerda al rededor de mi cuello me quitara la vida.

Suspiro. Me doy cuenta de lo idiota que fui, pero ahora si me arrepiento de haber intentado suicidarme.

Jamás le he hablado sobre la forma en que Till se fue. Pero esta vez sé que no vale la pena seguir guardándolo. Me está pudriendo este silencio, acaba conmigo lentamente.

Nuestra relación siempre la pasamos ocultándonos. Till siempre había tenido miedo, su imagen de baterista no iba a ser muy bien vista si lo veían con un chico delgado y alto, en donde debería estar una hermosa chica con grandes senos y glúteos, como todas aquellas las que lo esperaban cuando sus presentaciones terminaban.

Después de un año y medio, yo estaba completamente enamorado de él. Till Lindemann se robaba mi aliento, causaba en mí algo que jamás entendí, creo que es amor puro, amor de verdad. Lo amaba demasiado, pero los extremos siempre nos llevan al abismo de la perdición.

Till era inteligente. Mientras yo vivía en una nube creada por mi mismo, él tenía los pies en la tierra y no hizo ningún intento por hacerme despertar.

Lo ame tanto que acepte ocultar nuestra relación. Me decía que me amaba mientras se besaba con una chica frente a todo el público. Yo lo acepté, accedí a todo sólo por tener a Till a mi lado. A pesar de que me dolía en el alma ver como mi novio besaba y tocaba esos senos y glúteos frente a todos, yo no hablé. Creí que el dolor de perderlo sería más grande que el que me estaba causando en ese momento.

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora