Paul

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—¿Pensando en la inmortalidad del cangrejo —me giro y sonrió.

Está a un lado de mí, se recarga en el barandal del pequeño balcón. Su vista ahora está en donde estaba la mía antes, observando el reflejo de la luna en el mar con olas calmadas.

—Algo así —puedo observarlo, pronto su vista regresa a mí.

Ambos nos observamos. Un viento cálido mueve mi cabello y el vestido casual que tengo, su corto cabello rubio también se mueve.

—¿Realmente disfrutas estar aquí? ¿Conmigo?

Su sonrisa se borra, su pregunta es seria. Parezco conocerlo, hay algo en sus ojos.

—¿Por qué lo preguntas, Paul?

—He estado pensando las cosas. Somos amigos, lo sé —creo que ya sé hacia donde va.— He estado hablando con Richard, parece no molestarle la forma en que tú y yo nos llevamos.

—Paul —ambos estamos de frente viéndonos directamente, sus ojos están tristes, reflexivos— Sé que somos amigos, pero no creo que Richard deba estar involucrado en esto.

—Es que él es mi amigo, fuiste su novia y...

—Paul —me acerco más a él— sabes lo que pasó entre nosotros dos. No creo que le afecte a Richard en algo, él fue quien me engañó, yo no lo traicione jamás. Tú sabes lo que pasó y eso fue hace 6 meses.

—Pero lo amabas.

—Lo quería. Ya no lo hago. ¿Qué más da si estamos los dos aquí? ¿Realmente crees que le va a importar si tú y yo estamos solos? No creo que le interese y no me importa si le afecta o no. Gracias a él te he conocido, eres el mejor Paul, te debo tanto.

Él sonríe y baja la mirada. No está satisfecho con mi respuesta.

—¿Quieres ir a dar una caminata por la playa? Quizá eso te relaje.

Él asiente sonriendo. Salimos de esa pequeña casa/cabaña. Es acogedora y hermosa, lo mejor es que está justo frente al mar.

Pisamos la arena que la marea moja. Nuestras huellas quedan en la arena siendo borradas por el agua de nuevo. Sólo escucho el vaivén de las olas mientras de reojo observo a Paul, su rostro es iluminado por la luz de la luna.

Todo está calmado, no se divisan personas, ni es audible cualquier otro sonido que no sea el del mar y sus olas.

Quizá fue una locura venir aquí con Paul, solos. Fue difícil para mí lidiar con Richard siéndome infiel. Me pidió disculpas, claro que lo perdoné, pero jamás regresaría con él, y no lo haré. Paul siempre estuvo conmigo, más que Richard, obviamente. Sólo que es mi amigo, si él siempre me apoyó, sé que alguien más podrá estar para mí.

Para ser sincera, estos dos días con Paul aquí han sido increíbles. Comienza a despertar sentimientos en mí, él me gusta pero comienzo a debatir si es correcto intentar algo con el amigo de mi ex novio. O al menos necesito saber si Paul siente algo por mí.

—¿Qué me das si trato de meterme a nadar? —me giro para verlo, con una sonrisa.

—No lo harás Paul, te enfermerás, el agua debe estar helada. ¿Qué tal si llega una fuerte ola y te arrastra dentro del mar? Yo no iré por ti. Si lo haces sería una locura.

Él sonríe.

—Hay una locura aún más grande que yo pudiera hacer.

—¿Cuál? —se para frente a mí, ambos nos quedamos quietos finalmente.

—Lo haré si cierras los ojos y cuentas hasta diez.

Algo que siempre he admirado de Paul es su espontaneidad.

One Shots Ramm (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora