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Sonic estaba afuera de su casa jugando con los juguetes que su padre le había comprado unos días antes, el día estaba tranquilo que para el cobalto era muy agradable estar afuera.

Habían pasado dos días después de que habían buscado al azabache y lo habían encontrado, desde ese día Sonic y el azabache no se volvieron a ver de hecho el cobalto no sabia el nombre de el de betas rojas ya que este nunca se lo dijo.

Había tenido curiosidad de que fue del azabache después de esos días pero de igual forma en como volvió se fue.

Agarro uno de los muñecos de peluche y lo acaricio sintiendo su suave pelaje y lo esponjoso que era.

No se había dado cuenta pero alguien están detrás de él hasta que sintió como lo agarraban de los hombros sorpresivamente haciendo que se sobresaltara y se levantara rápidamente mirando a la persona quien lo había asustado.

Se sorprendió de ver a aquel azabache quien lo miraba con una media sonrisa pensando que fue por haberlo asustado.

—lo siento—se disculpó fingidamente ya que en realidad no lo sentía.

—me asustaste, eres muy malo—dijo el menor con un puchero y empujo suavemente al mayor.

—ya, te vi muy concentrado jugando que pensé en asustarte para ver si ponías atención a tu alredor.

—y ¿porque haría eso?—pregunto ladeando la cabeza.

—¿eres tonto o que? Cualquiera puede aparecer y robarte.—agarro uno de los muñecos de menor volteando lo de un lado a otro tratando de encontrarle lo especial a este.

—¿tu me robarías?

El mayor se quedo en silencio mirando al cobalto quien esperaba una respuesta por parte del mayor.

—quien sabe—dijo desinteresadamente dejando caer al muñeco.

—nunca supe como te llamas.

—shadow.—dijo cortante.

—¿como llegaste a mi casa?

—a diferencia de tí, yo tengo buena memoria y hasta tu mama me dejo entrar.

—¿y por que a mi? ¿Soy especial?—pregunto con un brillo esperando la respuesta del mayor.

—si claro, solo quería ya que estaba aburrido y no quería estar en mi casa—dijo aunque lo primero sonará algo sarcástico el menor lo tomo de forma contraria sonriendo y agarro de la mano al azabache haciendo que este lo siguiera.

—entonces juguemos—dijo el menor guiando al mayor hacia los juguetes y muñecos de peluche.

El mayor agarro uno de los juguetes del menor y empezo a jugar con ellos uniéndose también el menor.

Jugaron juntos hasta que el azabache vio los peluches curiosamente y miro al cobalto.

—¿por que mirabas tanto a esos peluches?—pregunto.

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