#4 Piano

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Una vez estando fuera de la ducha vestida con su pijama, con su cabello aún casi húmedo se miraría al espejo sonriendo cuando recordaba el buen día que había tenido hoy, y ahora antes de irse a dormir pensaba en buscar una taza de té para leer algún libro, u algo mientras conciliaba el sueño. Escuchaba a sus padres sentados en la sala de estar mirando la televisión, y suponía que Bill tendría que encontrarse en su habitación cuando bajo las escaleras y no pudo observarlo sentado ahí. 

Iba caminando con calma hacia la cocina, cuando se detuvo al oír una de las teclas del piano sonar, detuvo su caminar y giro su cabeza para mirar al piano con confusión, lo primero que noto era que la tapa superior que siempre cubría las teclas para que no se ensuciaran con polvo estaba abierta. 

—Bill, esto no es divertido — comento, dando unos pasos adelantes hacia el piano, buscando por el sitio a su hermano —, no es momento de bromas ahora, lo digo en serio. 

Se acerco lo suficiente para poder ver unas palabras escritas en cada tecla, acerco su mano derecha a la superficie para intentar quitarlo, aunque al tocar la textura no se parecía a una pintura normal, no se lo parecía, era de un tono rojo, podía ser cualquier cosa, menos pintura normal. Y antes de que pudiese quitar su mano la tapa que estaba levantada cayo de golpe sobre su mano, con una fuerza increíblemente desconocida que no debería tener. 

Su mano estaba atrapada e intentando ser lastimaba aún más.

—¡Mierda! — exclamo con dolor, intentando inútilmente con su mano izquierda levantar la tapa — ¡Mamá, papá! ¡Billy! ¡Ayúdenme! 

Grito en dolor a medida que la tapa continuaba haciendo presión, las lagrimas de dolor cayendo mientras no conseguía apartar su mano del sitio, pronto escucho los rápidos pasos provenientes de otro salón, y estaba casi relajada de ver las caras de su padre tornándose en preocupación cuando vieron que era el alboroto. Su padre tomo la tapa con ambas manos, levantándola como si fuese una pluma ligera, y aquellas palabras que (t/n) leyó con anterioridad no estaban ahí. 

Solo era visible que su mano estaba sangrando, pero ella sabia que esas palabras nunca las borraría de su mente: "Tú culpa."  

Con mucho miedo supo que ese no había sido Billy, él no escribiría algo tan cruel, mucho menos cuando no se lo había contado, cuando no le había contado a su hermano que ella se sentía posiblemente mucho más culpable por la muerte de Georgie. Eran unas palabras que estaban atoradas en su garganta, incapaz de soltarlas, tragándoselas, no sabia como desahogarse. 

Una vez la situación pareció ser controlada su madre la llevo al baño, en donde aplico alcohol y limpio la mano herida, (t/n) no se quejo demasiado al respecto, no cuando su mente continuaba repitiendo todo lo pasado, ni siquiera noto cuando su madre vendo su mano tan bien que no veía ni una herida, solamente escucho el como tendría que llevar esa venda por unos días, y otros cambiarla por una nueva. 

Olvido su taza de té aquella noche, camino de vuelta a su habitación, con su mano punzando de dolor en donde siquiera podía mover los dedos, no, no podía moverlos sin que doliese y le recordase como el piano pareció obtener mucha más fuerza que ella, como si hubiera querido arrancarle los dedos. 

Se fue a dormir, desconociendo que mucho más tarde Bill despertaría para tener un encuentro con Eso y un falso Georgie. 


Por eso de la mañana siguiente se despertó tras rodar en el lugar incorrecto y sentir una horrible punzada de dolor proveniente de su mano derecha. Y de hecho, fue casi toda la mañana de esa forma en intentar tender su cama de forma lamentable, pero se las arreglo la mayor parte del tiempo, eligiendo un vestido de girasoles para el día de hoy. E incluso, antes de poder hacer más que desayunar Bill se acerco con prisa. 

Cornelia Street {Stan Uris & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora