#9 Henry Bowers

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Era una tarde más que nada solitaria en la casa de los Denbrough. (t/n) estaba vistiendo un overol en tono claro celeste de líneas blancas con una camiseta rosada con las mangas cortas con una línea blanca en este, utilizando solamente calcetines mientras estaba sentada en su cama con un rompecabezas que solía usar cuando Georgie y ella estaban aburridos en días de lluvia donde no querían salir. Sin notar cuando su hermano Bill se detuvo en el umbral de la puerta con una expresión preocupada en su rostro, hasta que llevo su mano a la puerta golpeándola con sus nudillos teniendo la atención de (t/n) al oír el ruido, levantando su cabeza con su cabello moviéndose lentamente, no se habían hablado en semanas.

—Eso tiene a Bev.

Y sus ojos (c/o) se abrieron más, con terror en ellos, todo su color de piel palideciendo cuando sabia que significaba todo eso. Lo que más no quería que sucediera sucedió, llevando ambas manos a su nuca mientras tragaba aire con nerviosismo, odiaba que su mayor miedo fuese tan fácil de alterarla: Que eso no tuviese que mostrarle nada, odiaba ser la más débil del grupo. 

—No... dime, dime que no es verdad Billy... — respondió, agitándose, poniéndose de los nervios, su hermano se adentro a la habitación tomándola de los hombros con suavidad —.

—Podemos rescatarla, aún estamos a tiempo. 

—Claro... andando entonces. 

Bill conocía a su hermana: Ella era nerviosa, las cosas podían alterarla fácilmente, así como descubrió recientemente que su mayor miedo era perder a las personas que quería, esto era difícil para ella. Y lo que menos quería era verla sufriendo de esa forma, pero también sabia que la necesitaba cerca para saber que estaba a salvo de todo peligro de ese maldito payaso porque Bill Denbrough no estaba dispuesto a perder a otro hermano. Una cosa que lo mantuvo sorprendido fue como ella cedió sin mucho preámbulo, colocándose sus zapatillas blancas, lista para seguirlo a donde fuera, resistiendo el miedo que debía tener en esos momentos al saber que Bev había sido tomada. 

Porque (t/n) Denbrough se preocupaba por sus amigos, posiblemente incluso más que por ella misma y eso la hacia una persona con un corazón puro. 

A medio camino se encontraron con el resto preparados para entrar nuevamente a Neibolt, mucho más preparados que la anterior ocasión, mucho más preparados para defenderse, todos juntos en eso. O así era como lo veían cuando se estaban adentrando por la entrada principal, todos excepto Stanley Uris.

—T-Tenemos que ir todos, o no funcionara — fue lo que menciono Bill, pero Stan permaneció en su lugar sin querer mover un solo pie —.

—¿Y si no quiero entrar? 

Bill iba a hablar, a intentar convencer a uno de sus amigos más cercanos, hasta que (t/n) dio un paso adelante extendiendo su mano, tragándose todo el miedo en aquella sonrisa honesta que tenía para Stan en esos momentos, sus manos temblando levemente, eso todos lo podían ver de forma tan clara como el agua. 

—Nos cuidaremos los unos a los otros, nadie abandonara a nadie — dijo en su tono de voz tranquilo, pero sin dejar de temblar —.

Y lo que hizo a Stan ceder tomando su mano no fue que encontrase seguridad, si no el miedo tan presente en ella que a pesar de eso le sonreía, su mano temblorosa extendida en el aire para que la tomase y no soltase, Stan la tomo porque sabia que ella estaba tan asustada como lo estaba él en esos momentos. 

Y la unión haría la fuerza en esos momentos, esa frase quedaba bien para cuando se adentraron en la casa todos sin separarse en esta ocasión. Las manos de Stan y (t/n) sin soltarse incluso cuando estaban descendiendo hacia donde se encontraba el poso. Bill tomando la cuerda firme para que todos pudiesen entrar en el pozo. 

Cornelia Street {Stan Uris & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora