01.

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Hinata se bajó del taxi transcurridos diez minutos, no pensaba seguir ahí, sentada en el asiento trasero con esa preocupación atrapada en su pecho. Su mejor amiga había entrado al motel frente a ella hacía diez minutos exactamente y consideraba que era muchísimo si tan sólo iba a asegurarse de que aquellos mensajes de texto eran ciertos.

Decidió entrar al motel y dirigirse hacia la habitación que le había dicho ese número desconocido a Tenten, una hora antes de la que le había dado para que se presentara y viera que todo lo que le había dicho era verdad, sólo en el supuesto.

—Hola, disculpen —habló Hinata con la voz entrecortada hacia los recepcionistas, un hombre y una mujer, ambos la miraron atentos.— Mi mejor amiga entró hace un rato, una chica más o menos de esta estatura —hizo una seña con su mano, calculando la estatura de Tenten.— De cabello castaño y flequillo, ojos de color café, vino a la habitación 15 porque...

Hinata contó los datos más relevantes para conseguir que la dejaran entrar, los dos recepcionistas, asombrados por lo que estaban escuchando, se encaminaron con ella con otro juego de llaves de la habitación 15. Estaban siendo consumidos por el morbo de presenciar una infidelidad y el show que conllevaba descubrirla, pero Hinata no podía dejar de pensar en que quizás era una trampa para hacerle daño a Tenten y que esa seguramente era la razón por la cual aún no salía de ese lugar.

Cuando las tres personas doblaron a la esquina para subir unas cortas escaleras, Tenten tuvo un encuentro muy brusco con el recepcionista por la velocidad con la que iba corriendo, topándose también con el cuerpo de Hinata y la recepcionista, Hinata ahogó un grito de alivio y corrió tras Tenten que no se había detenido más que un milisegundo para reponerse del encontronazo.

—¡Tenten! —gritó Hinata, pero Tenten no se giró para verla y siguió corriendo cuesta abajo, alejándose del motel.— ¡Tenten, detente! ¡Necesito que me expliques qué pasó! ¿¡Estás bien!?

Tenten se detuvo en la esquina del motel, llevando sus manos a su pecho, Hinata logró alcanzarla y pensó lo peor enseguida. La inspeccionó como pudo, como Tenten le permitía, no tenía moretones ni heridas visibles y su ropa estaba perfectamente bien colocada, sin rasgaduras. No parecía que hubiesen abusado de ella, Hinata suspiró, eso no le aseguraba nada. Tenten la abrazó temblorosa y comenzó a llorar.

—Dime algo, por favor —le pidió Hinata, con un hilo de voz.

—Kankuro sí me fue infiel —respondió Tenten entre sollozos, Hinata la apretó fuertemente contra su cuerpo, queriéndola proteger.— No quiero volver a saber nada más de él.

Hyuga Neji salió del motel y divisó los cuerpos de dos chicas, más precisamente el de su prima Hinata y el de Tenten, a quien ya había visto. Neji se sintió aliviado, no entendía en primer lugar porque se había preocupado por la castaña, pero ya estaba, lo había hecho como si siquiera la conociera cuando sólo sabía que era la mejor amiga de su prima y conocía su nombre porque Hinata de vez en cuando le hablaba de ella.

Neji se encaminó a su auto y lo encendió para después acercarse a las dos chicas, Hinata al verlo hizo una mueca de extrañeza que pasó inmediatamente a ser una de fastidio, sabía perfectamente porque estaba ahí pero no tendría esa conversación con Neji otra vez, no después de tantas en las que evidentemente el castaño no había entendido nada. Hinata rodó los ojos y abrió la puerta trasera del auto.

—Sube, Tenten —pidió, Tenten obedeció sin rechistar y escondió su rostro en sus manos, Neji al verla por el espejo retrovisor volvió a sentirse molesto.

Ni todos los golpes del mundo habrían funcionado para hacerle sentir menos coraje.

—¿Qué pasó allá adentro? —demandó en saber Hinata, abrazando a Tenten de nuevo.

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora