05, pt. 1

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Aunque sabía que cabía la posibilidad de que la buscara y la encontrara, tal como los primos Hyuga habían previsto, Tenten no quiso creer que Kankuro tuviera tanta valentía como para hacerlo, hasta que lo vio parado a unos metros de donde se encontraba ella. Su cerebro le explicó entonces, que si había tenido el valor para traicionar la confianza, el amor y la lealtad que ella le había dado, eso significaba que podía ser capaz de cualquier cosa, por muy absurda que pareciera.

No tenía sentido que Kankuro fuera a buscarla después de lo que había hecho, ¿con qué motivo? Eso era no tener vergüenza, y Tenten, siendo de las mujeres que muy pocas cosas toleraba y otras muchas le daban pena no lo pudo pasar por alto y lejos de sentirse triste por ver aquellos ojos que le habían mentido mientras enfocaban los suyos, se sintió temerosa, avergonzada, enfadada y nuevamente como una tonta.

Muy a su pesar, Tenten debió de haber supuesto que cuando Kankuro no insistió más por mensajes de texto o llamadas telefónicas era porque lo haría personalmente, así se encargaría de no seguir siendo ignorado. A Tenten eso le pareció un juego demasiado sucio en el que ella estaba participando sin que se lo hubiesen consultado antes y eso en lugar de hacerla sentir compasión por su ex pareja, la hizo sentir más rencor.

Después de lo que había hecho, ¿le parecía poco? ¿De verdad iba a seguir viéndole la cara? Cada vez le resultaba más difícil el pensar siquiera en perdonarlo. Tenten no podía asimilar tanto descaro y eso la irritaba en demasía. ¿Qué debía hacer ahora que él estaba exactamente en la misma habitación qué ella, mirándola sin pudor? ¿Debía sostenerle la mirada? ¿Hacer cómo qué no lo había notado aunque sí que lo había hecho? Su cerebro estaba hecho mierda y su pulso estaba peor de hecho.

No sabía muchas cosas pero una le quedaba clara: No quería seguir ahí.

Tenten terminó de apilar sus libros para después meterlos en su mochila y salir del aula, deseaba tanto que se la tragara la tierra y la escupiera en su habitación para poder sentirse expuesta con libertad porque Kankuro estaba ahí y no se movía, había ido hasta la Facultad a la hora de su salida, como solía hacer cuando eran novios, cuando Tenten creía que él era material de novio.

Le causaba una cólera tremenda verlo ahí parado con un gran ramo de rosas rojas reposando en su antebrazo y su mejor cara dispuesto a pedirle perdón, y seguramente a decirle que si se había acostado con otra persona por quién sabe cuánto tiempo había sido un simple error, un desliz que no había causado nada en su mundo.

Tenten bufó y se echó la mochila por la espalda, todavía pasando de su presencia, fue ahí cuando escuchó su voz temblorosa:

—Tenten, tenemos que hablar.

No era una petición, era una orden y Tenten no aceptaba ordenes que no le interesaran en lo más mínimo. Jamás. Y eso Kankuro lo sabía y aún así, le había ordenado que hablaran. Eso la hizo enojarse todavía más y torciendo la boca, lo miró.

—¿Tenemos o tienes? —lo encaró cruzando sus brazos sobre su pecho y enarcando una ceja.— Porque yo no tengo nada que decirte y para serte franca, tampoco quiero escucharte.

Kankuro sabía que eso podía pasar, conocía bien a Tenten, conocía su orgullo y su determinación, aunque Tenten fuera una buena chica conservaba su carácter, y podía adorarte mucho, pero si hacías algo que no le parecía, te lo hacía saber sí o sí. Tenten nunca se andaba con rodeos, si le gustaba algo lo decía, y si no le gustaba algo también lo decía, así de simple. Pero Kankuro todavía no se dejó acongojar y permaneció quieto.

—Tengo que explicarte las cosas —soltó al aire, sin haber ordenado sus ideas antes y eso hizo que Tenten se riera en su cara amargamente avanzando hacia la salida, aproximándose a él.— Aunque te rías sé que te he lastimado.

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora