09, pt. 2

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Tiempo atrás, cuando aún era un adolescente temeroso pero curioso sobre el amor, pensó que había encontrado a la persona con la que creía sentir una conexión que le parecía difícil de explicar.

Y decía que creía sentir, porque ahora que sabía que el amor era complejo e imperfecto —y que a veces la persona con la que empezabas a escribir la historia de tu vida simplemente desaparecía en el trayecto antes de llegar al final deseado— entendía que ese amor de adolescente que alguna vez le pareció el más intenso, ahora no lo era ni por asomo y ya no encajaba más con lo que él ahora creía que era amor. Un amor real. 

Quizás era que había madurado y que los años que se le habían sumado en el transcurso del tiempo lo habían ayudado a comprender lo que quería más a fondo. O quizás, si existía un destino, era providencia de él todo lo que sucediese.

Si era así, entonces podría culparlo a él de sentirse así ante la mujer que ahora estaba frente a él, regalándole ese gesto risueño.

Cuando la conoció, jamás pensó que las cosas ocurrirían así, en realidad, cuando la vio por primera vez no imaginó que pudiese compenetrar tan bien con ella al punto en el que abrirse y contarle sobre su vida privada pareciera una cosa de nada, pero así era.

Las palabras entre ellos fluían como una corriente de agua, como si se conociesen de toda la vida, como si nunca hubiesen dejado de verse, y si había silencios, no había incomodidad y cada vez que se miraban a los ojos, seguían reconociendo esa familiaridad de la primera vez en la que ambos se abrieron el uno al otro.

Y Neji sentía en lo más profundo de él, que eso que le estaba ocurriendo sólo pasaba una vez en la vida. Estaba seguro de que esa conexión que sentía con ella era real y no la iba a encontrar con alguien más, ni por ese tiempo y quién sabía si más adelante cuando todo se detuviera.

¿Era trágico y triste? ¿O estaba bien? No lo sabía con claridad, pero le parecía suficiente el simple hecho de mirarla una vez cada cierto tiempo, mediar una que otra palabra, mirar el café de sus ojos, su rostro y su piel canela, admirar sus gestos y volver a la normalidad después.

Incluso aunque Tenten no se sintiera igual, eso estaba bien para él.

¿Habría logrado sanar las heridas de su corazón? ¿O todavía clamaba por el amor y la atención del pasado? ¿Ese hombre seguía siendo su presente?

Neji prefirió no saberlo, así que escondiendo sus emociones y pensamientos, torció los labios en una pequeña sonrisa después de mirar sus pupilas color marrón y volteó hacia el cielo, anclando su vista mejor ahí.

Tenten, por su lado, quiso observarlo a él mirando el cielo estrellado y la maravillosa luna que esa noche los acompañaba. Lo miraba y no entendía cómo era posible que una persona fuese así de atractiva, y no es que antes no hubiese visto a personas apuestas, por supuesto que lo había hecho, un ejemplo era Itachi. Pero algo tenía Neji que la mantenía con cierta curiosidad, observándolo como si un arcángel se le hubiese aparecido enfrente.

Su perfil era tan fino, que sintió ganas de trazarlo con la yema de sus dedos en el aire o incluso llegar a tocar su piel, ¿sería tan suave a cómo le parecía? Detuvo su vista en los ojos de él, que no la miraban a ella, pero de cualquier manera seguían viéndose hermosos.

Cada vez que estaba cerca de Neji, le parecía que todo se repetía, pero seguía sintiéndose bien a pesar de ello, porque seguían gustándole esos ojos entre perla y malva, su rostro seguía pareciéndole el más bello que alguna vez había visto, su presencia conseguía hacerla sentir feliz y su compañía todavía la hacía sentir cómoda y protegida.

El castaño podía sentir la vista de Tenten sobre él, pero aún así, no quiso cerciorarse, ¿qué pasaba si todo era obra de su imaginación? Entonces escuchó su delicada voz:

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora