Capítulo 2 -No me olvides ¿si?

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Hoy es el día en que dejaré mi poca libertad, para tener nuevas experiencias—Espero—Tengo mucho miedo, miedo al encierro que me espera en Inglaterra, no quiero, pero no puedo hacer nada; sólo aceptar y continuar. 

Hago lo que solía hacer un viernes normal en la mañana, despertar o intentar despertar, darme un gran baño y vestirme, me puse un short negro, una camisa holgada y unas converse,  baje para ir a desayunar.

Bajo las escaleras de la gran mansión solitaria—Cinthia la había bautizado así.—Una lagrima rebelde escapó, la aparté y baje deprisa, no quería hacer enojar a mamá, ayer casi me golpea por bajar tarde a desayunar. Me encuentro con ambos en la cocina y con las maletas preparadas.

—Buenos días.—dije con un poco de sueño en mi rostro y la voz pesada.

—Buenos días hija, ¿Preparada para el vuelo? —Su entusiasmo me pone los pelos de punta—Solo me dedique a asentir y les di una sonrisa forzada.

Intente rechazar el desayuno pero ella tenía poca paciencia para aguantarme, lo podía sentir, así que termine desayunando de manera forzada.

Ese entusiasmo por el viaje, la supuesta alegría, todo era una gran farsa, debía irme con cuidado hace años que no la veía tan ansiosa, definitivamente algo muy malo debe estar pasando.

El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos, debe ser Cinthia salí casi corriendo de la cocina.

—¿Quien?

—Abre la puerta estúpida, soy yo.

Voy camino a la puerta hecha risas, claro que era ella, nadie nunca tocaba nuestra puerta, obvió porqué los de la agencia estaban afuera las 24 horas del día, lo que hacía imposible que alguien no invitado llegara o tocara la puerta. —Abrí la puerta— Los ojos de Cinthia brillaban con diversión y nostalgia, su uniforme impecable y en sus manos un paquete.

—Pasa estúpida— Como todos los viernes, como si nada estuviese a punto de cambiar, corrimos hasta el patio trasero y  nos lanzamos en las sillas de reposo, el día estaba nublado y por alguna razón me hacía sentir peor y estuvimos unos minutos sin hablar. Se lo difícil que es esto para ella, Cinthia a pasado por muchos cambios este año y soy yo quien mantiene sus pensamientos en este mundo,  ella también sabe lo extremadamente difícil que es esto para mí, por lo que el silencio no es incómodo si no reconfortante.

—Te estarás preguntado que es esta caja—lo dijo con los ojos entrecerrados y con una sonrisa. Lo cuál me hizo sonreír a mi.

—Hmmm pues no se, ¿mataste a alguien? Te he dicho que dejes de conducir, eres mala conductora—le señalé el paquete.

Ella rueda los ojos y ríe.

—Solo es un pequeño recuerdo para que no me olvides idiota—mira el paquete mientras habla, —Probablemente no te vea por un tiempo así que quise hacerte el mejor de los regalos.—me vuelve a mirar con una sonrisa y con los ojos llorosos.

No pude evitarlo, sus palabras hicieron nublar mi vista con unas rebeldes lágrimas. Caminé hacia ella para darle el último abrazo, una lagrima escapo y ella me tomo del rostro.

—Hey...será por poco,—Cinthia sonrió tristemente y extendió su mano para apartar esas gotas de dolor que recorrían mi mejilla. Tenía una linda sonrisa— Recuerda nuestros planes, con nuestras notas perfectas la beca para la universidad es segura. Debes ser la mejor estudiante en Inglaterra eso te abrirá muchas puertas aquí en Detroit y estaremos juntas nuevamente.—Ella definitivamente me motivaba, me daba esos ánimos que faltaban en mi vida, esos los cuales mis padres destruían cada vez que decían irnos a otra ciudad o en dicho caso, país.

Entre las Sombras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora