Rojo, como el cielo del oriente de mi patria
Rojo como los ojos, tuyos y míos tras una noche de mal llorar
Rojo como el color de la cara cuando eres presa de tu vergüenza
Rojo... Como las calles de tenebrosa, que de aquí en más se llenan de rojoEl escritor, la fuente de la locura.
Valerio
Han pasado dos meses desde el día en que Gustavo tuvo aquel ataque de histeria por ver a sus amigos muertos, aun la policía de tenebrosa ni siquiera ha empezado una investigación seria, nos preparamos nosotros, para mover de nuevo las armas en contra del cáncer mundial de los Fallen Guardians.
Caeli, una mujer que se ha vuelto tan imprescindible en estos tiempos por lo que representa para ellos: la fuente de las armas, que son actualmente la piedra angular de las revoluciones pobres y rebuscadas, y esto es porque las armas son el único escudo ante su realidad de una pobreza argumental, miedo al ridículo y a que se desmoronen sus realidades edificadas en suelo lodoso. Las armas, en definitiva, el mal de quien prefiere la paja de un campo lleno de trigo.
Es una realidad en la que tristemente hemos caído desde siempre, porque es tentador, y ahora por las armas debemos acabar lo que iniciamos por ellas. Los Devoters, tienen su religión de su lado, los Hellers, el miedo y el terrorismo descontrolado, nosotros... Bueno, nosotros tenemos ojalá la inteligencia.
Vuelvo a la casa de mi esposa, donde de costumbre están mis amigos sin hacerme caso, mi hijo verá ahora uno de los peores males del mundo y el que a su vez tiene a mi mejor amigo en un limbo.
Al entrar en la casa veo lo que me temía, mi hijo ha estado fumando varios cigarrillos, es sorprendente ver cuan rápido se le hizo algo normal.
-Mientras yo esté vivo, no dejaré que fumes- digo arrancando de su mano el último cigarrillo de la caja sobre la mesa.
-Papá, relájate, no he fumado tantos como para que me haga daño, además, de seguro tu también debes tener varias cajas escondidas, aparte de esta.
-Si, pero eso no significa que sea bueno.
-En fin, a qué viniste, no creo que a regañarme.
-Tienes razón, al menos en esto, ven, necesito que estés con nosotros.
-Caeli no es asunto mío, ustedes lo decidieron.
-No dejaré que te quedes fumando aquí, ven, seguro que quieres.
Entramos al comedor, donde está el resto del grupo, al verme entrar se hace el silencio y todos se sientan, aunque viven en la casa de mi esposa, aun me tienen respeto.
-Buenos, días, verdaderos Fallen Guardians, si están todos prestándome atención es porque hoy es uno de esos grandes días en donde alguien se muere.
-Oh, perfecto, por fin algo para distraer al Barón de la Muerte- dice Gustavo con una sonrisa, para él, matar Fallen Guardians es más adictivo incluso que el cigarrillo.
-No, tu no, ya se que ya superarte la tragedia de hace dos meses, pero sabes que Caeli es de Kristen y David. Tranquilo, mientras tanto también tienes algo que hacer.
-Ah, es cierto, seguimos nosotros- grita Kristen, mientras su hija, que hace un mes estaba con nosotros de nuevo, lo mira con algo de vergüenza ajena - ya lo sabes David, mano firme y mente fría.
-Voy donde me digas- le responde David mientras chocan sus palmas y luego sus hombros.
-¿Sabes qué me estresa, papá?-dice Paula a su padre- No les ayudé en nada en mi viaje a Tenebrosa, ni siquiera maté a Arturo.
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Amores, Cartas y Pistolas
AzioneEl amor, la justicia, Satanás, y muchos otros estigmas viven entre nosotros, y les creemos ciegamente... Sé testigo de la locura de Tenebrosa, un país víctima de estos dogmas que dominan la vida de sus habitantes. Acompaña a Valerio, Gustavo y otros...