21.El Mal Es Hombre Y Alma

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Cuando cayó la noche, el ángel más bello cayó también, prueba suficiente para probar que la maldad del alma no se manifiesta en la apariencia, ni mucho menos al revés

Gustavo Mancini, el Barón de la Muerte

Uhsat

Es cierto, la maldad es cuerpo, pues del cuerpo salen las horribles cosas que hacen temblar al mundo y enloquecer a los hombres y mujeres, es del cuerpo que sale la sangre, es el cuerpo el que muere y se pudre, es el cuerpo lo que produce escándalo en el asesinato, en el suicidio y en la muerte en general.

Pero del alma, cuando se corrompe, sale lo que hace a la maldad latir, el sentimiento que mueve el cuchillo, la pistola o las manos contra el hombre y más terriblemente contra ellas, del alma muerta salen los impulsos de acabar con el propio cuerpo y de la unión entre los dos, y es entonces cuando la bala se dirige a las propias sienes, cuando la cuchilla hace brotar sangre propia y la cuerda suspende el cuerpo arrancando descarnadamente el alma y dejando un aterrador y oscuro recuerdo colgante en alguna esquina de la puerta o en la rama de algún inocente árbol, que desde ese momento se volverá más sombrío, y esa rama crecerá más retorcida, y nadie más comerá los frutos irónicamente más grandes y bellos, por temor a alimentarse de un cuerpo sin alma y que se encontró con un final horroso.

Pero también es cierto que a la depresión y a la tristeza hay dos salidas: La primera es buena y te hace mejor, te vuelve fuerte y te hace brillar como las estrellas en el cielo, como ese extraño ojo en el cielo que escribía un gran hombre en los años 20. La segunda tiene muchas matices, todas de rojo y negro, y un ocasional azul, en esta falta el oxígeno y falta el alma, se apagan los pulmones o colapsan las venas. No sabes lo que es la depresión hasta que has optado por esta segunda salida, y no sabes que es superación cuando así sea en el infimo instante restante de tu vida te has retractado y echado atrás para volver a brillar de nuevo.

Esas dos cosas marcan la vida, marcan la mía, es algo como una flecha neón que dice "Aquí está Uhsat" "He aquí que ruge y mata, he aquí que hace llorar" Si la muerte dejase su túnica y sus huesos se desmoronaran, yo la reemplazaría y haría mejor su trabajo.

Salí de mi casa por la puerta trasera, no había lluvia, pero tampoco veía el sol, una nube enorme cubría el cielo azul y un café de la hermosa con mis ansiadas arepas me abrió el día, no soy de allí, pero me gusta su comida. Comía mientras caminaba hacia mi cita con Arturo, un heller y un fallen Guardian, viéndose sin matarse ¡El mundo ahora si que está loco! Una mujer mendigaba en la calle con un hijo a sus pies, el cabello negro parecía hacerle un refugio a aquel niño tan pequeño y tan flaco que no se podía saber si estaba más muerto que vivo. Lloraban por algún triste calado o un vaso de agua; al pasar sus manos por mi saco tratando de robarme algo, no lo soporté; con un fuerte golpe en el pecho la mujer cayó sobre su trasero en la fría acera.

-¡Estúpido de mierda! ¡Como se atreve! Me dijo improvisando un llanto.

-¡Estúpido de mierda!- la acompañó su hijo, pero me dio más risa que rabia.

Las personas me miraban como si tuviese vomito en la cara, las ignoré y seguí mi camino, puede ser quien sea, no me gusta que me roben, esto es lo que hacen los Fallen Guardians, países de ladrones y de hambrientos, nosotros somos la maldad, pero al menos no matamos de hambre. Lo único bueno de esto es que no es mi problema. Lo olvidaré mientras voy hacia el casino, me pregunto por qué no ha atacado nunca la policía en ese casino, tiene algo que lo hace parecer incómodo, tal vez sean las sombras que hace la luz al entrar por las persianas que se ponen allí en las noches, o las decenas de asesinatos que se han cometido allí:

Amores, Cartas y Pistolas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora