11.Vigilancia De Convictos

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Del limbo subió un alma,
Del Erebo se burló
Pero surgió la justicia
Y al estigia la arrojó

Ni siquiera el cautiverio puede contigo, es un infierno conocido...

Ahora tendrás que esperar demasiado para matar a Yeraldin, quince años según tu juicio, eso no hace más que aumentar aún más tu furia, sus actos ahora te afectan a ti directamente.

La patrulla en la que vas avanza por tenebrosa hasta salir de la ciudad, atraviesa un bosque y va a un lugar desconocido para ti, no es la misma cárcel, sólo avanza, avanza y avanza...

Hay dos hombres conmigo, no les he preguntado nada más que la hora y sus motivos para ser arrestados, la verdad no me intimida ninguno de ellos, de hecho si los viera en la calle, pensaría que son personas normales, sin embargo, por dentro me parecen bastante sádicas. Uno de ellos, Carl, fue arrestado por matar a treinta y seis personas en una de las noticias más importantes de los últimos días; el otro, es un violador, me estaba contando algo sobre sus fetiches con las mujeres morenas, algo con tablas, cuerdas y clavos, no quise oír más, no es mi estilo, de hecho, me traumatizó un poco.

Entrando en asuntos serios, mi misión no está del todo arruinada, espero que esa mujer diabólica sepa sobrevivir quince años en los que estaré en la cárcel, no es nada nuevo para mí, de hecho, será fácil porque tengo amigos allá... Amigos... Armas... Alcohol...

Todas esas cosas las usaré a mi favor cuando salga, pero no se exactamente quien será el afortunado que sea como mi mano derecha, necesito a alguien golpeado por la dureza de Yeraldin, pero que no sea Valerio, si el se aparece ante ella, estoy muerto.

Llego a la cárcel, definitivamente no la conozco, pero debo tener amigos ahí, varios de los Fallen Guardias han sido encarcelados, espero que algunos estén allí.

Llegamos a la cárcel, es más vieja de lo que imaginaba, debo bajar del auto,
-si, ya voy, ya me bajo- que policías tan pesados, me llevan adentro de la cárcel, en la sala de registro, hay un hombre parado allí, está llorando, pero solo por seis meses tras las rejas, ¡Que exagerado!.

-Buenos días, les traigo a esta joyita.

-Oh así que Gustavo Mancini, es un honor tenerlo aquí señor Barón, jajaja.

-hey hey, sin bravucónadas aquí su majestad, portese como debe ser jajaja.

-Bien, te darán una buena recompensa por él, deberías darme una parte, yo te ayude a que lo capturaran.

-Mmm, el 20%

-20% y un día libre.

-Trato, pero ahora, concentremonos en esta cosita, si se suelta podría ser peligroso, ¿no lo crees ternura? - me mira ese hombre, es quien me sostiene mientras hablan, lo odio, no sabe a quien tiene en sus manos y no sabe por qué estoy luchando.

-Bueno señor Gustavo, es hora de su requisa, pasenlo allá.

Me llevan a un lugar oscuro que parece más una cocina de metanfetaminas que un punto de seguridad, hay gente fumando y probetas y balones de vidrio en todos lados, es el cielo del hielo y los jibaros, una prisión que desde sus puertas te ofrece su lado malo, me gusta.

Amores, Cartas y Pistolas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora