Carrie decapitó a otro demonio camuflado. Una parte de ella tenía miedo de que el próximo al que le clavase la hoja de la katana fuese humano, pero ya no había marcha atrás. Tenía que hacer aquello para salvar el planeta. Se deslizó por el suelo para esquivar las balas de una ametralladora y luego encadenó dos patadas para finalizar con un corte en sus intestinos. Una parte de ella se alivió cuando vio al demonio desintegrarse tras el ataque. Se acercó hacia Gladiador, pues veía a su tío algo apurado, y justo cuando iba a atacarle por la espalda este se giró y le propinó un puñetazo en la cara que le hizo perder el equilibrio. Desde el suelo, pudo ver como el demonio hería en el torso a su tío con la gladius. Intentó reponerse y ayudarle, pero alguien se le adelantó. Miku disparó su fusil ametralladora contra la armadura romana del demonio y luego lanzó el arma para desenvainar su katana. Se enzarzaron en una pelea. Carrie se puso en pie y observó que todavía quedaban algunos mercenarios. Ambos bandos tenían claro el objetivo de su enemigo: un combate abierto, sin trampa ni cartón. Él quería abrir el portal para que cruzasen los demonios, y ellos querían abrir el portal para poder acabar con Gladiador. Carrie entendió que Miku estaba en peligro: en cualquier momento Gladiador podría detener el tiempo y acabar con ella. Por suerte Nick también lo sabía; y, a pesar de estar sangrando debido a la herida, se puso en pie y recuperó su katana, que había cogido uno de los mercenarios después de atraparlo. Cuando Gladiador detuvo el tiempo, Nick relevó a Miku y empezaron a luchar. Carrie aprovechó para poder diferenciar entre los mercenarios humanos de los demonios, y corrió hacia los primeros. Esquivaba sus ataques, les golpeaba y luego clavaba su katana con movimientos impecables. Llevaba meses entrenando para aquello. Del portal se escapaban cada vez más demonios. Corrió hacia él y volvió a activar el movimiento. Miku se incorporó a la batalla. Gladiador no daba abasto: estaba en desventaja. Carrie esquivó el manotazo de un demonio, y hundió la punta de su katana en el cuello, haciendo que se deshiciese al instante. Otro demonio le embistió y cayó al suelo, perdiendo la katana. De una patada se quitó al demonio de encima, y rodó por el suelo hasta recuperar la espada. Acabó con su enemigo clavando la katana en su pecho y después se enfrentó a otro, para acabar atravesando su cabeza. Jadeando, observó cómo iba el combate contra Gladiador. Miku estaba en el suelo, levantándose, y Nick y el demonio chocaban las hojas de sus espadas. Necesitaba socorrerlos de alguna forma. Corrió hacia el camión que Miku había empotrado contra la entrada. No sabía conducir, pero no se le ocurría otra cosa. Peleó con uno de los demonios, y finalmente acabó desintegrado. Subió al camión, lo puso en marcha y agarró el volante, dirigiéndolo hacia donde peleaban su tío y Gladiador. Un demonio saltó hacia ella, rompiendo la ventana del copiloto y alargando el brazo a través de ella para alcanzarle. Ella, mientras pisaba el acelerador y manejaba el volante, esquivó la mano del demonio. En un instante, y casi sin despegar la vista de su principal objetivo, recogió la katana que había dejado sobre el asiento del copiloto y le cortó el brazo al demonio. Sin soltar la katana, continuó directa hacia la pelea. Dejó a un lado a Miku, que se quitaba de encima a dos demonios, y siguió directa hacia Gladiador, de espaldas. Nick, que estaba de cara, vio el camión aproximarse y se apresuró a apartarse. Cuando el demonio superior se giró y quiso hacer lo mismo, ya era demasiado tarde. El camión, arrasando también con todas las cajas apiladas, embistió a Gladiador y lo arrastró hasta chocar contra una construcción interior, que Carrie pensó quizás fuese un baño. Con la katana en la mano, abrió la puerta del camión y bajó rápidamente. Gladiador se estaba levantando entonces, pero ella arremetió contra él y ambos entraron en lo que resultó ser un pequeño almacén con estanterías. Carrie agitó la katana, dispuesta a llevar a cabo el enfrentamiento que tanto anhelaba. Y entonces, de forma egoísta, cerró la puerta tras ella. Era de metal oxidado y tenía un cerrojo robusto, pero serviría. Gladiador sonrió.
– Esto era lo que querías, ¿no? –dijo él–. Tu venganza personal.
Carrie le miró decidida, colocándose en posición de ataque.
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Jikan. El poder del tiempo
FantasyLa joven Carrie oculta un secreto que jamás le ha contado a nadie: con sólo imaginarlo, todo el mundo se detiene. Congelado, inmóvil. Toda la Tierra a su merced. Sin embargo, cuando su dieciséis cumpleaños está a la vuelta de la esquina, la llegada...