Capítulo IV

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Carrie acababa de poner la mesa y estaba sentada en el sofá, pensativa. Su vida había cambiado después de la información proporcionada por su tío. De pronto recuerda que Emma le quería decir algo importante. Rápidamente se sacó el móvil del bolsillo y entró en los tropecientos whatsapps de su amiga. Entre ellos, algunos explicando quién se lo había contado y su opinión personal; pero destacando el más importante de todos: Max había empezado a salir con Tyler, la chica más popular de la clase y quizás del instituto. Ella llevaba siglos detrás de él, pero él en teoría estaba por Carrie. Y ella pensaba que era evidente tras la merienda en la cafetería de esa misma tarde. Se decidió a llamarla para hablarlo, así que subió a su habitación.

— Carrie, ¿dónde vas? —Karen se asomó a las escaleras—. La cena ya está casi.

— Voy a hablar con Emma, no tardo nada.

Carrie apretó el contacto de su mejor amiga mientras se encerraba en la habitación. Emma respondió al instante.

— ¡Carrie! —parecía histérica—. ¿Has leído mis mensajes?

— Sí, sí. Estoy... en shock.

— ¡Igual que yo! De hecho, pensaba que eras tú quien le gustaba a Max desde hace tiempo...

— Eso pensaba yo también... —reconoció Carrie—. ¿Y quién te lo ha dicho?

— Mark los ha visto esta mañana en el parque... y luego ella lo ha confirmado subiendo una foto diciendo cosas bonitas de él. Ya sabes, lo que siempre hace Tyler cada vez que sale con un chico.

Carrie asentía, tirada en la cama. Un extraño sentimiento revolvía su estómago. Era lo último que le faltaba en aquel extraño día. Y no sabía por qué.

— Tengo que colgar, la cena ya estará en la mesa. Mañana nos vemos, ¿vale?

— ¡Claro! Descansa, Carrie.

— Me hace falta —ambas se ríen suavemente—. Igualmente Emma.

Carrie bajó de nuevo y, efectivamente, la cena estaba en la mesa y su padre estaba acabando de poner los vasos.

— ¿Todo bien? —preguntó Karen sentándose en la mesa a la vez que la joven y su padre.

— Sí. Sí. Cosas de clase.

Karen frunció el ceño. Robert arqueó una ceja. Pero ninguno dijo nada: se limitaron a servirse del plato de ensalada central.

— Hoy estás muy rara —observó, para sorpresa de todos, Mike.

Carrie, boquiabierta, no sabía cómo reaccionar. Karen y Robert tenían la mirada puesta en ella, aguardando su respuesta.

— Soy rara —se defendió como pudo—. Además; ¿tú que sabrás, renacuajo que se pasa todo el día frente a una pantalla?

Mike ladeó la cabeza poniendo una mueca de burla fingida y acabaron riendo los cuatro.

*****

"Maldito pelo rebelde", pensó Carrie retocándose el pelo en el autobús. Guardó el espejo de mano y el peine en su mochila y sonrió a Emma, a su lado.

— ¿Cómo estás?

— Bien, muy bien.

— ¿Sientes... algo?

— ¿Referente a la parejita? Nada en especial, ya sabes que sólo éramos amigos.

Emma asintió, quizás no muy convencida.

— Sí, lo sé; pero ya sabes, tanto tiempo pensando que hacía méritos por salir contigo...

— Quizás me hice la dura demasiado —bromeó Carrie.

Jikan. El poder del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora