Kefálaio Pénte

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Allí se encontraba el omega comiendo su desayuno con pereza y disgusto, no quería comerse todo lo que había en el plato; estaba delicioso, sí, pero su esófago simplemente se negaba a abrirle el paso al bolo alimenticio, dejando a un Yoongi intranquilo por no saber qué hacer con la comida.

Suspiró con el entrecejo arrugado y dejó caer el peso de su espalda sobre el respaldo de la silla, cruzándose de brazos.
La fémina mayor de edad ingresó a la cocina y observó el plato del pálido, dedicándole una exhausta sonrisa.

  ̶̶  ̶̶̶  El señor dijo que comieras todo.  ̶̶  ̶̶̶   dijo con un tono parsimonioso y gentil, esperando una respuesta por parte del chico.

  ̶̶  ̶̶̶  Ya no puedo comer más. ̶̶  ̶̶̶  frunció su belfo hasta que se abultara y formara un pequeño mohín, a la par de que su mirada repentinamente se tornaba brillante, ganándose el corazón de la señora.

  ̶̶  ̶̶̶  Le diré al señor Jeon que lo comiste todo, pero es la primera y última vez.  ̶̶  ̶̶̶  susurró la mujer con una sonrisa divertida plasmada en su rostro, retirando y llevándose el plato de la mesa.

El omega sonrió, parándose de la mesa y dirigiéndose nuevamente hacia su habitación, encontrándose con su maleta sobre la cómoda cama hecha de finas telas.

  ̶̶  ̶̶̶  Bien, me cambiaré y me iré, no importa dónde, pero no estaré aquí todo el día.  ̶̶  ̶̶̶  habló para sí mismo el pelinegro, llevando a cabo sus acciones.

El alfa ya se había retirado de la casa, así que el menor se optó por salir y dar una caminata por la ciudad, terminando en una cafetería cercana y pequeña.
Pidió un café negro y una galleta con pequeños trozos de chocolate adornando su estructura amarronada. Se sentó en una de las mesas situadas en la ventana del local y se dedicó a sorber su bebida caliente a través de la pajilla, disfrutando el sabor amargo de esta.

Al salir del lugar, colocó sus auriculares dentro de sus orejas y colocó sus canciones aleatoriamente, provocando que Yoongi se olvide del resto del mundo a su alrededor.
Todo iba perfecto en el camino por el parque que se situaba al frente de la cafetería, hasta que se chocó con algo, más bien, alguien.

  ̶̶  ̶̶̶  Lo siento, yo...  ̶̶  ̶̶̶  desvió su mirada hacia arriba y se encontró con su compañero de escuela, que era un año mayor que él; Park JiMin. El alfa era muy atractivo; poseía unos labios esponjosos y una mandíbula tenue y pronunciada, ojos ligeramente azulados y un cabello pulcro color avellana. Era apenas unos centímetros más alto que él, y casi toda la escuela fantaseaba con tener al chico entre sus manos.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Yoongi!, qué alegría verte.  ̶̶  ̶̶̶  habló con una voz ronca y tranquila, esbozando una sonrisa hacia el más bajito.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Jimin!, ¿Qué te trae por aquí?  ̶̶  ̶̶̶   preguntó animadamente, devolviendo la sonrisa al contrario.

  ̶̶  ̶̶̶  Nada, quería salir, ¿y a ti?  ̶̶  ̶̶̶  soltó una risita, sentándose en una banca.

  ̶̶  ̶̶̶  También, estoy aburrido.  ̶̶  ̶̶̶  suspiró y se dejó caer al lado del mayor; sentándose.

Así se pasó la tarde del omega, los dos chicos estuvieron intercambiando preguntas y anécdotas. Yoongi le preguntaba al alfa sobre cómo iba la relación con su beta, Hyunjin, a lo que él le respondía sobre lo lindo que la pasaba junto a su pareja.

De pronto, fijó su mirada en el atardecer que se asomaba por la punta de los árboles, despertando un instinto de desespero. Inmediatamente revisó la hora por su teléfono, marcando las seis y media.

Durante todo el rumbo a la casa, observé por la ventana del automóvil el paisaje que me otorgaban las pulcras calles de Busan.

El tráfico nos hizo parar repentinamente en frente de un parque, pero había algo que turbó mi mirada; era nada más ni nada menos que Yoongi charlando animadamente con alguien que parecía ser un alfa, lo cual hizo que mi mandíbula se tensara bruscamente, a la par de que mi lengua empujaba mi mejilla derecha, con una vista penumbra adornando mi cara, la cual era expectante de tal insolencia.

Y para colmo, el menor se encontraba fuera de horario, se suponía que le había dictado estricta y claramente la orden de llegar a la casa antes de las seis de la tarde.
Esa escena le dio una intensa descarga de furia, dejando que una idea se pase por su cabeza y no saliera de allí;

Tenía que recibir su merecido.


Me despedí inmediatamente de JiMin, dándole la espalda para dirigirme lo más rápido que mis pies lo permitían hasta la casa, con el corazón en la garganta de los nervios.

Continué corriendo hasta poder llegar a la dirección del hogar perteneciente al alfa que tenía como prometido, ingresando rápidamente a este con el menor ruido posible.

Lo cual fue totalmente en vano porque el dominante ya se encontraba sentado, con su codo sobre su pierna derecha recargando su mejilla.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Te divertiste, pequeño?

 rebel just for kicks. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora