Kefálaio Octó.

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El día había pasado como el lapso en el que una hoja es arrebatada por el viento de su árbol y es agitada hasta reposarse sobre el suelo.

Realmente había cambiado de idea con respecto a Jeongguk; se comportaba amablemente, repartía afecto por cada centímetro de mi lechoza piel y ambos yacíamos a la merced del otro.

Pero ahora me desesperaba internamente observar el péndulo del reloj de la sala mecerse, ya que significaba que el fin de semana estaba por cesar y mi alfa, aquel empresario soberbio, arrogante y egoísta del que estaba profundamente encantado, se quedaría hasta altas horas de la noche en su trabajo, dejándome completamente sólo.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué sucede, mi niño?  ̶̶  ̶̶̶  cuestionó con una ceja elevada sobre su ojo izquierdo, fijando su tosca mirada en mi rostro.

  ̶̶  ̶̶̶  Nada.  ̶̶  ̶̶̶  y sí, fue lo único que se escapó de mis labios. Estaba nervioso, no es fácil formular una palabra coherente con sus pupilas sobre mí, odiaba ese sentimiento de nerviosismo que recorre mis venas y se deposita en mi garganta cuando hace eso.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿En qué momento te convertiste en un experto mentiroso?  ̶̶  ̶̶̶  dejó reposar sus huellas digitales peligrosamente sobre mi nuca, dibujando círculos delicadamente.

Su voz ronca había provocado que cada uno de mis órganos se estremecieran y vibraran, ya que el sonido había retumbado por las paredes de la residencia.
Su cuerpo se arrimaba más y más contra el mío, hasta que su nuez de Adán y la punta de mi nariz se tocaron.

Y lentamente, sus labios descendieron por todo mi rostro a una distancia de pocos milímetros, quedando frente a frente, mientras que el dominante dejaba sus pupilas expectantes de mis ojos.
Pero el momento de tensión que traía consigo un silencio atestado de lascivia se vio interrumpido por el sonido del celular de Jeon sonando sin parar.

Inmediatamente me aparté de su cuerpo, arrastrando mi vista hasta la pantalla de su teléfono, a lo que el caprichoso que tenía como prometido gruñió y refunfuñó por lo bajo.

Claramente se podía visualizar el nombre del contacto. "Lee Suni". No pude contenerme; mi rostro ahora tenía una mueca seria, dejando ver mis celos en lo que Jeon contestaba con frialdad su teléfono.
Si había aprendido algo en estos días, era que jamás, jamás tenías que interrumpir a Jeongguk mientras estaba abismado en algo, porque podías amanecer con dos sicarios apuntándote con un arma en tu cráneo.

  ̶̶  ̶̶̶  Mhm, ajá, claro. Sí.  ̶̶  ̶̶̶  era lo único que se escuchaba de parte del castaño, algo que sin duda dibujó una sonrisa en mis belfos.  ̶̶  ̶̶̶  Yoongi ven acá.  ̶̶  ̶̶̶   gruñió luego de azotar su celular contra la mesa, haciendo un ademán con sus dedos sobre sus muslos.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué, ahora eres silla?  ̶̶  ̶̶̶  fruncí mis labios. Jeon no tardó ni medio segundo en volver a hablar, con su mirada en penumbra.

  ̶̶  ̶̶̶  Te dije que te sientes.  ̶̶  ̶̶̶  habló nuevamente, esta vez sin dirigirme la mirada.  ̶̶  ̶̶̶  ¡Ya!  ̶̶  ̶̶̶  espetó con frustración, causando que yo coloque mis retinas en blanco y me siente sobre el sillón individual apartado de él.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Joder Min!, me estás haciendo perder la paciencia. Será mejor que vengas y apoyes tu culo aquí si no quieres que me enoje.  ̶̶  ̶̶̶  ni me inmuté, lo ignoré por completo, haciendo oídos sordos y cruzando mis piernas.

Pero antes de que pudiera abrir la boca, unas manos se posaron por debajo de mis axilas, elevando mi anatomía. Posteriormente, sus dedos se deslizaron por la tela de mi camisa hasta quedarse sobre mi estrecha cintura, levantándome aún más, a lo que yo por reflejo patalee.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡No quiero, bájame!  ̶̶  ̶̶̶  grité. No pasó ni medio segundo antes de que me sentaran a horcajadas sobre su muslo izquierdo de una azotada.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Ya volvimos al antiguo desobediente?  ̶̶  ̶̶̶  miré hacia otro lado. A la vez que sentía mi sangre hervir de la cólera.

  ̶̶  ̶̶̶  Cierra la maldita boca.  ̶̶  ̶̶̶  la cagué. Sabía que la había cagado al momento en el que Jeongguk tensó su mandíbula, dejándolo ver malditamente caliente.
Pero no creo que tenga que pensar en lo tan ardiente que se veía, si no en lo que iba a hacer de mí por dedicarle tal contestación.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Perdón?  ̶̶  ̶̶̶  habló entre dientes y arqueó una ceja incrédulo, volviendo a tensar su mandíbula.

  ̶̶  ̶̶̶  No te perdono nada.  ̶̶  ̶̶̶  aguanté la risa, pero es que no podía evitar jugar con las personas mientras estaban enojadas, era algo que ya estaba grabado en mi organismo.

Error. No tuve que haber abierto la boca. No ahora que Jeon me impulsó contra sus piernas, dejándome boca abajo.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Q-qué vas a hacer?  ̶̶  ̶̶̶  un titubeo con nerviosismo salió de mis cuerdas vocales, a la vez que fijaba mi mirada sobre sus labios, esperando una respuesta que nunca llegó.

La posición se mantuvo así durante segundos, hasta que el alfa me despojó mi ropa interior, dezlizándola por mis muslos, y terminando por ser retirada y lanzada a un costado del sillón.
Mi cuerpo tembló con desesperación en cuanto una mano masajeó con brusquedad mis glúteos, lo cual fue causante de quejidos entrecortados.

La mano de Jeon se separó lentamente de mi piel. Me quedé confundido, ¿Qué estaba haciendo? Mi duda había sido callada al sentir la palma del castaño estrellarse con fuerza sobre la misma zona, causando que posicionara mi boca sobre su pierna, mientras lágrimas hacían presencia sobre mis ojos.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Para!  ̶̶  ̶̶̶  hablé con mis labios haciendo presión contra la tela de su pantalón, plagándolo de saliva.
El mayor hizo caso omiso, dando otro golpe en mi retaguardia, provocando que mis lágrimas se resbalaran por mis mejillas, las cuales ahora estaban teñidas en un color carmesí que se dispersaba hasta la punta de mis orejas.

Otra palmada brusca. Ya eran cinco hasta ahora, y dolían pero a la vez me gustaban sin razón coherente.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Lo siento!  ̶̶  ̶̶̶  dije ante otra bofetada a mis glúteos, moviendo mis piernas inquietamente de arriba hacia abajo.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Puedes perdonarme?, no te escucho.  ̶̶  ̶̶̶  sonrió. Yo sabía que una sonrisa se había plasmado en su rostro al oír mi súplica.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡Que lo siento!  ̶̶  ̶̶̶  juraba que iba a llamarlo imbécil o algo parecido, pero luego caí en que seguía recostado en sus muslos y podría seguir castigándome hasta que se cansara.

  ̶̶  ̶̶̶  Disculpa aceptada, corazón.  ̶̶  ̶̶̶   depositó unas suaves caricias a las zonas afectadas por su mano, para después colocarme mi ropa interior con cuidado.
A continuación, me sentó nuevamente en su muslo, besando mi mejilla carmesí repetidas veces, sin despegar los labios de esta. A lo que yo obviamente lo fulminé con la mirada.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué? Te estabas burlando.  ̶̶  ̶̶̶   sonrió nuevamente, mostrando sus blancos dientes, y dejando a mi corazón latir con rapidez.

  ̶̶  ̶̶̶  Ya, vayamos a cenar y a dormir, antes de que te mate.  ̶̶  ̶̶̶  me levanté, encaminándome hacia la inmensa cocina, seguido por el alfa.

 rebel just for kicks. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora