Regrettable.

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La mueca de disgusto comenzó a dibujarse en su níveo rostro en lo que sus piernas daban zancadas rápidas por aquel callejón insípido.
No podía verse más sometido y descontento al tener que caminar por las gélidas y despejadas calles de Seúl.

Con anterioridad, ambos habían acordado encontrarse en un hotel, ya que no podían ser vistos juntos en algún lugar publico, para evitar problemas y adjudicaciones para los medios públicos.

Acomodó discretamente el efímero espacio libre que se tallaba en su ondulado y sobresaliente flequillo y la otra pequeña mitad, mientras la fragancia a tabaco e incienso no tardaban en ingresar a sus fosas nasales en cuanto colocó un pie en la entrada.
Inmediatamente se dirigió al mostrador con un semblante silencioso y misterioso, con sus ojos irradiando la sensatez que adquirió en todos esos años de duras penas y dolor y sus hermosos labios formando una línea recta, expectante de los murmullos del gentío.

  ̶̶  ̶̶̶  Buenas noches  ̶̶  ̶̶̶  la mujer levantó su rostro para mirar al bajito; era de mediana estatura, con cabellos largos y lacios adornando su uniforme azul marino.  ̶̶  ̶̶̶  El señor Jeon Jungkook solicitó presentarme en la misma habitación que él.

  ̶̶  ̶̶̶  Oh, por supuesto. Habitación doce; en el tercer piso, primera habitación a la derecha.  ̶̶  ̶̶̶  sonrió con amabilidad, dibujando un ademán con sus finos dedos para que el omega pueda dirigirse al cuarto.

YoonGi asintió felizmente, haciendo una última reverencia a la castaña.
Suspiró, subiendo los escalones con duda y emoción, con una parte de él pidiendo a gritos apresurarse para ver a su alfa y con otra parte diciéndole que no se mueva ni un poco más, que pegue la vuelta y vuelva al palacio.

Sus músculos se tensaron al estar en frente de la puerta marrón, tocando con sus dedos el picaporte, girando de este luego de unos segundos de meditación interna.

Y sintió una fuerte y prominente mirada clavarse en su anatomía. De forma espontánea miró hacia el lecho de la habitación, el cual se encontraba totalmente vacío.
Volteó su vista de nuevo hacia la chimenea de cerámica que ayudaba a alumbrar la habitación con un contraste marrón, en donde dos grandes sofás individuales se posicionaba al frente.

   ̶̶  ̶̶̶  ¿YoonGi?  ̶̶  ̶̶̶  preguntó con una voz tan ronca y seductora que el pequeño no pudo resistir el choque eléctrico en su vientre.
Con una premura disimulada se acercó a paso pausado al sillón blanquecino, en el que resaltaba la cabellera del alfa, sentado y con sus piernas cruzadas.

Su camisa mostraba un poco de su bien contorneado pecho, sus cabellos estaban totalmente despeinados y su pantalón parecía estar a punto de explotar por lo apretados que estaban a sus fornidos muslos.
La costosa colonia de hombre que desprendía su cuerpo lo estaba dejando ebrio.

  ̶̶  ̶̶̶  Que gusto verte, Jeon.  ̶̶  ̶̶̶  se limitó a responder con su autocontrol dándole una mano, mientras se sentaba en el otro asiento, con sus nervios ardiendo en su estómago.

Le dió una calada ligera a su cigarrillo, dejando escapar el humo que retenía en su interior.
  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué tal te ha ido, Yoon?  ̶̶  ̶̶̶  volteó el rostro para observarlo fijamente, relamiendo sus belfos hasta dejarlos brillantes y apetitosos.

El mas pequeño cohibió para sus adentros, ahora erguiendo su espalda hasta quedar completamente recta, mirando con un desafío disimulado al castaño.  ̶̶  ̶̶̶  Bastante bien.  ̶̶  ̶̶̶  hizo una breve pausa para pensar en sus siguientes palabras.  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué necesitas de mí? He venido hasta aquí por tus característicos caprichos, así que no perdamos el tiempo.

Quedó atónito ante aquellas palabras. Su pequeño había madurado tanto física como psicológicamente. Era tan precioso, tan pequeño, tan único y tan deseable.

  ̶̶  ̶̶̶  Quería verte, ya sabes.  ̶̶  ̶̶̶   recargó la parte de sus costillas en el brazo del cómodo asiento, con la última parte del brazo haciendo soporte de estas. Su rostro quedó a poco centímetros del rostro ajeno; que lo miraba sin temor, sin ese temor que antes le hacía sentir poderoso.

El pequeño rió, lamiendo la comisura de sus labios.  ̶̶  ̶̶̶  Aquí me tienes  ̶̶  ̶̶̶ . JeongGuk le tomó las muñecas, haciendo una pequeña maniobra para quedar acorralando a YoonGi; con sus manos a los costados de la cabeza del pálido, una rodilla en el medio de sus muslos y su rostro cerca del suyo.

Una pequeña risita burlona se oyó cerca de los labios del alto, quien fue empujado delicadamente por las manos ajenas, terminando acostado sobre la suave alfombra frente a la chimenea.  ̶̶  ̶̶̶  Buena jugada, Jeon  ̶̶  ̶̶̶ . El omega gateó seductoramente por el suelo hasta llegar hacia el cuerpo tendido sobre la tela, sentándose a horcajadas en su regazo. 
  ̶̶  ̶̶̶  Sigues siendo el mismo descarado de siempre.

Los orbes del alfa recorrieron la figura que lo observaba con una sonrisa maliciosa, y mordió con lascivia sus labios, saboreando el tacto tibio que le proporcionaban los glúteos del bajito.  ̶̶  ̶̶̶  Creo que el descarado aquí no soy yo.  ̶̶  ̶̶̶  su risa duró unos pocos segundos, observando al omega, quien se estaba quitando el saco de su traje al estar cerca del fuego de la chimenea.

JeongGuk había recapacitado y pensado mucho en lo que había pasado en ese torturante lapso de tiempo. Había pensado en mil maneras de pedirle disculpas y arrodillarse ante el omega por ser tan imprudente y estúpido. Había arruinado un corazón lleno de pureza y alegría; por eso su personalidad cambió, al igual que sus hábitos.
Luego de aquella horrible despedida, no había tocado a ninguna otra persona, solamente deseaba a aquel pálido desafiante que tanto amaba.

El pequeño frote del pelinegro extendió una ola de calor en su cuerpo, comenzando a sentir el sudor querer salir de sus poros.
  ̶̶  ̶̶̶  ¿Me extrañaste?  ̶̶  ̶̶̶  vaciló sus caderas a un ritmo lujurioso y rítmico, escuchando un jadeo inesperado como respuesta.

  ̶̶  ̶̶̶  Mucho, amor mio, demasiado. No he podido parar de pensar en ti en ningún momento.  ̶̶  ̶̶̶  sus palabras fueron suplicantes y sinceras. Eran palabras verdaderamente honestas, enterneciendo el corazón de YoonGi.

La sonrisa del menor provocó mariposas en el estómago del castaño, quien no dejaba de mirarlo con ternura y deseo fogoso.  ̶̶  ̶̶̶  También te extrañé, JeongGuk  ̶̶  ̶̶̶ . Con rapidez, se arrimó al alfa, uniendo sus labios en un cálido y casto beso. Uno de amor verdadero.

 rebel just for kicks. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora