Félicité.

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Los días eran cada vez más eufóricos en la vida de YoonGi, quien, luego de ese encuentro tan imprevisto, recibía presentes en la puerta de su apartamento todos los días sin falta. Siempre con una nota con poemas realmente encantadores y cursis, pero que llenaban su corazón de alegría.

Luego de aquél día tan maravilloso, el alfa se había comprometido a empezar desde cero. A paso pausado y parsimonioso, anhelando tocar el dulce corazón del omega como era debido.

  ̶̶  ̶̶̶  Gigi, para mí que te envenenó con los chocolates.  ̶̶  ̶̶̶  en tono sarcástico, Taehyung cuidaba de su pobre amigo.
Hacía ya dos días que se hallaba en reposo temporal debido a los dolores, vómitos y somnolencia constante, llevándolo directamente a su lecho por cada molestia.  ̶̶  ̶̶̶  No puedo creer a que esperaras a verte retorciéndote en la cama para pedir ayuda.

  ̶̶  ̶̶̶  No jodas, puedo cuidarme sólo.  ̶̶  ̶̶̶  se limitó a refutar mientras daba vueltas dificultosas entre las suaves sábanas, con su pijama puesto y sus cabellos disparándose de su melena por falta de cepillado.

El suspiro divertido de Taehyung causó una efímera sonrisa adolorida y cansada en el más pequeño.  ̶̶  ̶̶̶  Has hecho muchas cosas por mí, Gigi  ̶̶  ̶̶̶ . Tomó asiento en la cama, justo al lado del omega.  ̶̶  ̶̶̶  Me parece injusto no ayudarte.

Sonrieron enternecidos al mismo tiempo.  ̶̶  ̶̶̶  SeokJin y Hobi vuelven la semana que viene a Corea, dicen que nos juntemos en cuanto ordenen su departamento y llenen la nevera.  ̶̶  ̶̶̶  rió el beta, siendo seguido por el pálido.

  ̶̶  ̶̶̶  No me hagas reír, Dios, me vas a...  ̶̶  ̶̶̶  no pudo completar la oración en cuanto se echó a correr al baño de la alcoba, yendo directo hacia el inodoro.

El alto, preocupado, se encaminó a la habitación, encontrándose con el pelinegro sobre el mármol, expulsando el vómito que quién sabe por qué se causaba.
Su mano se deslizó por la estrecha espalda del omega, subiendo y bajando su palma con suavidad.  ̶̶  ̶̶̶  Será mejor que llamemos a un doctor, es mucho más seguro que quedarse con la duda de lo que te sucede.

YoonGi asintió con la cabeza gacha, limpiando los restos de saliva que se acumularon en las comisuras de sus belfos.
El ardor en su garganta causaba que la fricción al tragar quemara intensamente su faringe, ya había perdido la cuenta de cuantos vasos de agua había consumido.

Con nervios, se sentó sobre la cama.  ̶̶  ̶̶̶  Tae.  ̶̶  ̶̶̶  llamó la atención de su amigo, quien lo observó con el teléfono aún en la mano.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué sucede?

  ̶̶  ̶̶̶  Necesito que JeongGuk esté conmigo. ¿Puedo llamarlo?  ̶̶  ̶̶̶  la vergüenza se apoderó de su ser, dejando expuestas sus mejillas coloradas.

El beta rió, negando varias veces con la cabeza  ̶̶  ̶̶̶  Claro que sí, tonto  ̶̶  ̶̶̶ .
YoonGi estaba alegre de que su amigo también percibiera la nueva buena intención del alfa hacia ellos. Y para demostrarlo, el mismo Jeon Jungkook hizo su orgullo a un lado y se dirigió al apartamento para disculparse con el beta, que aceptó las disculpas con duda e incredulidad.

Kim siguió con su asunto principal; llamar a un especialista, mientras que él llamaba al castaño, quien rápidamente atendió el móvil.
Le explicó la situación, del porqué tampoco asistía a las citas que tenían en lujosos restaurantes al verse ante tal malestar. Y en seguida el teléfono del otro lado de la línea cortó la llamada, marcando que vendría en seguida.

Unos treinta minutos después, el timbre de la puerta había sonado repentinamente.
Taehyung con prisa abrió la puerta, con su hermosa sonrisa cuadrada opacando sus nervios.
Era JeongGuk.

  ̶̶  ̶̶̶  Buenos días.  ̶̶  ̶̶̶  una curvatura perfecta se apoderó de los labios del alfa.

  ̶̶  ̶̶̶  Buen día, YoonGi está en su habitación, creo y con suerte que está vivo aún.  ̶̶  ̶̶̶  ambos soltaron una pasajera risita, en lo que el alfa se adentraba a la residencia.

El bajito automáticamente percibió el aroma del castaño acercarse, causando que su lobo interior aullara.

La puerta abriéndose lo sacó del trance que el aroma de su alfa le provocaba, dejando ver un cuerpo asomarse.

  ̶̶  ̶̶̶  YoonGi, cariño.  ̶̶  ̶̶̶  se aproximó a su amado, cerrando la puerta detrás de él.
En seguida el omega formó una linda sonrisa, recibiendolo con calidez.

  ̶̶  ̶̶̶  Gguk, gracias por venir. 

Pasó su mano por su rosada mejilla, depositando un beso sobre sus labios.
Cómodamente se sentó al lado de Min, acurrucándolo entre sus brazos, y dejando salir su lado protector al exterior en lo que el médico llegaba.

Unos momentos después, el auxiliar ya se encontraba examinando la anatomía del omega con lentitud y seguridad, afirmando para sus interiores cada uno de los síntomas presentes; llegando a una visible conclusión en cuanto se separó con una sonrisa del cuerpo de YoonGi.

Elevó la mirada hacia el hombre, esperando porque sus palabras surgieran de sus cuerdas vocales de una buena vez.  ̶̶  ̶̶̶  Joven Min, me alegra informarle que usted está esperando un pequeño cachorro.

Su cuerpo se quedó inerte, mientras que el estallido de emoción se quedaba atascado en el medio de su garganta.
La inmensa sonrisa no tardó en aparecer, al igual que las lágrimas de felicidad acomodándose en sus ojos.

Se sentía feliz. Feliz por tener la oportunidad de cargar con un cachorro en su vientre, su futuro hijo.
Se sentía eufórico al saber que el hijo era de aquél alfa que tanto amaba, que sea de ambos.

Lo más importante llegó a su mente en blanco en unos segundos; ¿cómo se lo diría a JeongGuk?

 rebel just for kicks. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora