Kefálaio Ennéa.

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La noche transcurrió de forma cálida; Ahora la tenue y lánguida luz del sol se escabullía por las cortinas del ventanal correspondiente al balcón, por el cual me podía permitir deleitarme con la maravillosa vista del jardín.

A mi lado, Jeongguk adhería mi cabellera a su pecho, lo cual aproveché para inundar mis fosas nasales con el aroma que su cuerpo desprendía; una colonia varonil mezclada con la fragancia característica de sus feromonas.

Todo iba perfecto; hasta que el mayor se removió sobre las sábanas blanquecinas, posando sus fuertes piernas al rededor de mis caderas, empujándolas hacia él. Lo mismo hizo con sus brazos; los colocó a los costados de mi pequeño cuello y lo impulsó para su lado.
Intenté moverme y alejarme, pero a cada movimiento en su contra, soltaba un gruñido estruendoso y me oprimía con sus extremidades.

  ̶̶  ̶̶̶  Jeon.  ̶̶  ̶̶̶  susurré sobre su oído, apoyando mis palmas sobre su duro pecho, ejerciendo presión para poder separarlo.
No resultó. Entonces hablé nuevamente.  ̶̶  ̶̶̶  Jungkook.  ̶̶  ̶̶̶  aumenté el volumen de mi voz, recibiendo al fin una respuesta.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Mmm?  ̶̶  ̶̶̶  despegó lentamente su cabeza de la almohada, dejando ver sus revoltosos cabellos seguir sus movimientos.

  ̶̶  ̶̶̶  Me estás apretando.  ̶̶  ̶̶̶  reí efímeramente y observé a su ojo izquierdo entreabrirse con dificultad.
Al captar del todo la situación, el alfa deshizo su posición, llevando una mano hacia mi melena para acariciarla con delicadeza.

  ̶̶  ̶̶̶  Lo siento. Buenos días, mi pequeño.  ̶̶  ̶̶̶  sonrió adormilado, sentándose poco a poco sobre el inmenso colchón.

  ̶̶  ̶̶̶  No te preocupes, igualmente ya tenía que levantarme para ir a la escuela.  ̶̶  ̶̶̶   dejé un pequeño y casto beso en su mejilla, para después dirigirme al baño de la habitación.


Las gotas de agua se deslizaban por mi blanca tez hasta caer sobre el suelo de mármol de la bañera, mientras que colocaba el shampoo con aroma a cereza sobre mi cabellera, en lo que mi cuerpo liberaba las tensiones contenidas en un suspiro pasajero.

Enjuagué mi cabello y cubrí cada parte de mi cuerpo con jabón, dejando fluir el agua nuevamente para poder despojarlo de mi piel y que permaneciera su perfume.

Luego de unos minutos más, salí de la ducha, sequé mi cuerpo y cabello, y me coloqué mi ropa.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué te parece si desayunamos y te llevo a tus clases?  ̶̶  ̶̶̶  cuestionó Jeon con amabilidad, aún sentado en el borde de la cama.
En respuesta, asentí con la cabeza y lo observé encaminarse al cuarto de aseo, posteriormente cerrando la puerta.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Dónde mierda está mi maleta?  ̶̶  ̶̶̶   dije para mí mismo repentinamente, saliendo de la habitación para buscar la maleta con mi ropa.

Y así pasaron minutos, que aparentaban ser horas hasta que encontrara la bendita valija. Al divisarla, la tomé entre mis manos y revolví sus adentros hasta quedar completamente convencido de las prendas que iba a utilizar.

Realmente estaba cansado; Mi cuerpo había estado en acción por todo el fin de semana, y esto había provocado que cada uno de mis músculos dolieran ante el mínimo roce o movimiento.

Con dificultad y entre maldiciones por el ardor, me coloqué lo primero y más decente que encontré, finalmente bajando al salón principal de la casa.

  ̶̶  ̶̶̶  Seokjin va a matarme.  ̶̶  ̶̶̶  pensé en voz alta al ver la cantidad de mensajes y llamadas en mi teléfono móvil. Si, definitivamente era hombre muerto.

  ̶̶  ̶̶̶  Yoongi.  ̶̶  ̶̶̶  la voz de Jeon y unos pasos me retiraron de mis pensamientos nerviosos. Y dirigí mi vista hacia el dueño de aquella voz, parándome del sofá color crema con una sonrisa dibujada en mis labios.

  ̶̶  ̶̶̶  ¿Qué sucede?  ̶̶  ̶̶̶  amplifiqué mi mueca, mostrando mis rojizas encías, las cuales eran decoradas con mis blancos dientes.

  ̶̶  ̶̶̶  Vayamos a la cocina.  ̶̶  ̶̶̶  y en un santiamén, nuestros cuerpos quedaron lo más aproximados posible, con nuestras pupilas fijándose en las ajenas mutuamente.

Mis piernas se movían solas; Estaba apresurado por llegar a clases. Ya que el señor idiota y su magnífico y enredante cuerpo habían dejado mi mente y control a su total merced, provocando que sediera ante él una vez más. ¿En qué juego estúpido estaba cayendo?

  ̶̶  ̶̶̶  Muy bien hecho, Min.  ̶̶  ̶̶̶  hablé para mí mismo, ¿en serio iba a caer rendido ante sus brazos? Parecía un gato en celo con sed de más y más pasión, hasta que su impotente lascivia se acabara de una buena vez, rogando por ser protegido entre un cuerpo que no conocía del todo.

Unos pasos más y llegué antes que las puertas de la institución fueran cerradas, pero sospechosamente en los pasillos no había nadie.
Me pasee por los pasillos, clavando mi vista una que otra vez sobre las angostas ventanillas que dejaban ver el interior de los salones, pero tampoco había alguna señal de vida en ellos.

Pero prontamente el sonido de un micrófono resonó en dirección al gastado y aclamado gimnasio, en el que los alumnos aplicados en ese tipo de cosas demostraban sus destrezas en colchonetas y barras, partidos y festivales también.

  ̶̶  ̶̶̶  Lo había olvidado.  ̶̶  ̶̶̶  estrellé suavemente la palma de mi mano contra mi frente al recordar que hoy había una charla con los estudiantes, en donde se debatían e informaban sobre las actividades para aquellos alumnos que debían recursar algunas materias. Por pura suerte, yo no era una de ellas.

Así que con ritmo sosegado me encaminé hacia los baños, aprovechando la ausencia tanto de profesores como de alumnos para poder hacer lo que me apeteciera.

Al entrar al primer cubículo, mis oídos fueron receptores de un ruido privativo. Maquinalmente, pegué mi oreja derecha a la delgada pared del cubículo, para poder facilitar mi audición.
Pero me encontraba intranquilo; Quería saber a quiénes pertenecían esos sonidos y chasquidos fogosos provocado por besos y algo más. Ahora era pura curiosidad la que se adueñaba de mí.

  ̶̶  ̶̶̶  J-jinnie, nos pueden oír.  ̶̶  ̶̶̶  un suspiro sobrexcitado se oyó por el baño, dejando a mi cuerpo estupefacto.  ̶̶  ̶̶̶  No te preocupes, Hobi, están todos en el gimnasio.  ̶̶  ̶̶̶  esas voces. No podía estar pasando. Ahora los causantes de aquellos vocablos tenían nombre y apellido, y estos eran Kim SeokJin y Jung Hoseok.

  ̶̶  ̶̶̶  ¡¿Chicos?!  ̶̶  ̶̶̶  mi mente automáticamente demandó respuestas y explicaciones sobre lo ocurrido, pero estas serían prontamente adjudicadas, ya que la puerta del pequeño espacio se abrió de golpe.






 rebel just for kicks. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora