—Estoy segura de que sabes bien que es lo mejor para ti —musito Candy—. Tómalo. Si te lo bebés todo, prometo volver a soltarte pero además, con la única condición de que te tomarás toda la botella.
La rubia frente a ella era incapaz de hablar, temerosa por lo que aquella chica, idéntica a ella, pudiera hacerle; tenía miedo después de haber visto lo que hicieron con la pelirroja.
—No temas —Candy intuyo que podría tratarse de algo así—. Te aseguro que no te haremos daño —sonrió, de manera conciliadora, logrando que la chica aceptara tomar el ardiente contenido del vaso que le estaba empinando—. Eso es... —la enfermera volvió a sonreír—. Solo es whisky —encogio los hombros—. Tú sabes que te hemos tratado bien, te hemos dado de comer, te hemos cuidado, incluso, después de deshacernos de la otra —se refería a Elisa—, y de limpiar un poco —señalo el sitio donde tenían las herramientas que habían usado en ocasiones anteriores y que ya habían sacado de ahí—; te hemos dejado que hagas lo que desees. No puedes negarlo.
—No... —musito con voz tímida.
—Ahora bebe todo lo de la botella —le soltó una mano, le entrego el vaso y volvió a servirlo casi hasta el borde—. Bébelo. Te aseguro que está vez no sentirás tan feo, demás, te prometo que pronto comenzarás a verlo todo de otra manera.
La chica obedeció, mientras pensaba en lanzarle el vaso, sin embargo, su compañero entro en ese preciso momento; hacerlo, estando él ahí, no era una buena idea.
—Me alegra ver que se comporte bien —comento.
—Sí. —sonreía, sabía que pronto terminaría todo—. Es una chica buena; tal como una vez yo lo fui —se le acercó a ella y volvió a llenarle el vaso.
—Aun me sorprende el parecido entre ambas.
—¿Tus padres te adoptaron? —pregunto la enfermera, intentando llegar a una deducción.
—No —esa tercera vez, no le costó tanto trabajo terminar de beber, además de que el alcohol comenzaba a desinhibirle.
—Tomate tu tiempo con el siguiente —volvió a servirle—. ¿No te parece extraño que nos parezcamos tanto?
—Sí.
—Tal vez... ¿Tienes sus documentos? —se dirigió a él.
—Por supuesto; ya sabes que esa es nuestra carta de salida.
—¿Los revisaste bien?
—Sabes bien que he estado ocupado. Pero si tanto te interesa, aquí está su bolso —salió al pasillo del sótano y regreso con una bolsa muy desgastada.
—Déjame ver... —Candy hurgo entre esos documentos, para luego abrir los ojos de par en par—. Nació el mismo año que yo...
—¿Cómo? —le quitó la documentación de la mano y lo confirmo—. ¿Crees que sean hermanas gemelas? —la rubia volvió a sonreír, sopesando aquella información, pensando en lo mucho que le gustaría comprobar aquello y descubrir porque le habían abandonado; sin embargo...
—Caroline... —musito su nombre—. Es una lastima que nos conozcamos en estas condiciones, hermanita —sonrió de lado y le sirvió lo último de la botella, mientras era claro que esa chica ya no podía más—. Al menos, conociste a tu madre, tuviste su cariño, su consuelo y todo aquello que yo nunca pude tener...
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El Espejo 2
Hayran KurguNominado en los Terryfics 2020 Entre tinieblas, una sombra y un oscuro secreto. Advertencia: Pequeño cuento de terror psicológico. Terror - Gore - Terror Psicológico - Misterio Registro SC1910182267124