¿Cómo había terminado así? Bueno, si este chico normal llamado Kim Geonhak, se dedicaba a recapitular cada momento de su vida desde la llegada del pequeño minino, todo habría sido muy fácil de explicar, claro, si estás metido en una película de ciencia ficción en donde es posible que los cerdos vuelen y que las jirafas conduzcan autos.
Realmente le parecía muy fascinante cómo ahora podía decir que sentía una especie de adoración por aquel gato, sí, porque le era imposible tomar a Dongju como una persona normal, cuando en ese preciso instante lo tenía durmiendo sobre él, hecho un ovillo, con su larga y peluda cola enredada en la parte superior de la pierna del susodicho Kim. El minino respiraba pacíficamente, calmado, clara señal de la gran confianza depositada en Geonhak, a pesar de haber estado ahí menos de dos días.
¿No se supone que los perros eran los fieles? ¿Por qué Dongju no se iba después de haber arrasado casi con toda la leche de la casa de Geonhak? El mayor había intentado hacer dormir al pequeño gatito en su cama, mientras él dormía en el sofá esa primera noche juntos, pero después de menos de media hora, sintió a Dongju venir caminando a paso suave, acercándose para asegurarse de que Geonhak estuviera "dormido" y acostándose en su pecho como ahora lo hacía. El pelinegro tuvo que levantarse y decirle "Ven, vamos a la cama", porque era ilógico que ambos terminaran durmiendo en ese estrecho sofá.
Y fue así como Kim Geonhak, este don nadie que estaba sintiendo cosas raras por el gatito Dongju, pasó su primera noche junto al pequeño híbrido.
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A la mañana siguiente, la situación mejoró un poco. Se había quedado dormido más que nada por el cansancio que por otra cosa y su temor de que la frase conocida que decía que los gatos sólo nos usan y luego se van, se pusiera en práctica con Dongju, pero no, el niño aún dormía sobre su cuerpo al despertar.
Una sonrisa llena de calidez se hizo notar y dejó que su brazo se posara sobre los esponjosos mechones del más pequeño, empezando a acariciarlos, admirando lo bien que se veía desde ese ángulo. Dongju al instante comenzó a ronronear, clara señal de que estaba despertando. Abrió sus hermosos ojos color café y subió la vista, encontrándose con esos orbes oscuros, profundos y perfectos, los ojos de la persona que más quería, de su salvador, de aquel por quien su corazón latía con tanta felicidad.
—Hakkie. —Saludó el pequeño híbrido, desperezando sus orejas también, las sacudió un poco. Actos como este, hacían sorprender al mayor por su gran capacidad de no lanzarlo contra la cama y comérselo a besos, literalmente.
—Buenos días, pequeño. —Geonhak continuó acariciando sus cabellos un poco más, mientras Dongju estiraba su cabeza para hundir más la suave mano de su salvador entre su gran cantidad de cabello.
Luego de eso, no pasó gran cosa que no haya ocurrido ya la noche anterior, Dongju acercó más su rostro y ¿A quién mierda le importa el aliento mañanero? Fundió sus labios con los del mayor, siendo correspondido al instante. La noche pasada, después del profundo beso, se podía decir que el cerebro de esponja del minino había aprendido otras formas de besar que dar simples piquitos en los labios. Ahora no. Le era más fácil abrir apenas un poco la boca para darle paso a la lengua traviesa de Geonhak, y aunque al comienzo se sentía desfallecer, poco después ya le correspondía y permitía que sus lenguas jueguen de ese modo, causándole esa conocida sensación de mariposas en el estómago, aunque según Dongju, era hambre. Sí, él tenía hambre siempre que Geonhak y él se besaban.
Soltó un pequeño quejido cuando sus labios se separaron, pero no duró mucho porque otro largo y profundo beso se inició. Geonhak no comprendía cómo, pero ya había volteado las cosas, teniendo el cuerpo de Dongju tumbado en la cama, con él casi sobre este, acariciando su cuello, sintiendo sus cabellos en el dorso de su mano y las pequeñas manos del niño aferrándose a su espalda, acariciándola, creando esos deliciosos espasmos en su cuerpo.
Dongju no sabía qué era excitarse, de hecho, él seguía creyendo que era hambre, pero cuando su cuerpo se sentía caliente y su pequeño miembro empezaba a ponerse duro, jamás se había puesto así por el hambre, era algo que sólo le causaba Geonhak.
—Ahh. —Un pequeño gemido salió de su boca cuando sin desearlo su entrepierna rozó una de las piernas de Geonhak, en lo que terminaban de acomodarse en esa nueva posición. Se separó de los labios del pelinegro y un diminuto puchero apareció en sus ahora enrojecidos labios. —Hakkie. —Murmuró en un quejido suplicante.
Sí, ni el mejor premio del mundo podía ganarle a aquella imágen, Geonhak siempre terminaba fuera de sí, y también eso era algo que solo causaba Dongju.
—Tranquilo bebé. —Susurró sobre sus labios, dejando que una de sus manos pase por el desnudo pecho de Dongju, estaba tan agradecido de haberle quitado la playera durante la noche cuando el minino tenía calor. —¿Qué tienes?
Dongju mordió su labio con impotencia, no solo no sabía cómo explicar lo que tenía, sino que tampoco podía hacerlo, él no sabía hablar ¿Cómo decirle a Geonhak que le estaba empezando a molestar su entrepierna? Entonces, en su inocente mente, se le ocurrió. El pequeño minino sonrió cuando tomó la mano de Geonhak que estaba sobre su pecho y la guió a su miembro, aún sobre el pantalón y la ropa interior que tenía, fue entonces cuando Hak comprendió.
El pequeño miembro de un niño de trece años despierto, estirado y duro, listo para ser atendido por el causante de tal grado de excitación. Geonhak sintió como la saliva pasaba por su garganta, tragando duro, impresionado porque bueno, no pensaba que el cuerpo de Dongju reaccionara del mismo modo que el de él.
—Hakkie. —Dongju insistió, queriendo volver a sentir esa corriente de placer cuando colocó la mano del más alto en su miembro.
Geonhak entonces, perdido de él mismo, volvió a cazar los labios de su gatito, con hambre, ansias y deseo, distrayendo la atención de la pequeña mente del minino, quien ahora se dedicaba a corresponder lo mejor posible, sentía que esta vez las cosas iban diferentes, el beso no era con delicadeza, Geonhak mordía sus labios, acariciaba su lengua y exploraba cada espacio de su boca con insistencia, demandante, controlándolo y Dongju no tenía ningún problema con eso.
La traviesa mano del mayor empezó entonces a delinear el delgado cuerpo de Dongju, su pecho, tan suave, una piel tan delicada, tan tierna, una que algún lado de su ser deseaba marcar, llenarlo de sus mordidas, de sus moretones, dejar en claro que le pertenecía algo que ni siquiera sabía si le pertenecía, pero que lo ansiaba más que a cualquier otra cosa. Geonhak pudo sentir su tacto tocar el inicio del pantalón ancho que usaba Dongju, y cuando su mano se empezaba a adentrar bajo este, escuchó el molesto sonido del timbre retumbar por toda la casa.
—Mierda.
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Después de tranquilizarse un poco, se alejó de Dongju, no como si este quemara porque tampoco deseaba hacerle creer a Dongju que lo que estaban haciendo estaba mal, aunque lo estuviera. Recostó su cuerpo en la cama y llenó de pequeños besos todo el rostro del minino, dejando un pequeño pico en sus labios, susurrándole un cálido. —Ponte la playera y bajas ¿Sí, amor?
Bajó con pereza las escaleras, intentando arreglar el desastre que seguro estaba hecho su cabello, y en efecto, cuando se observó en el espejo de la escalera, sí lo estaba. Abrió la puerta y gruñó una maldición ¿En serio? ¿Justo ahora?
—Oh, a mí también me da gusto verte, Byeongari.
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★彡 𝑵𝒆𝒌𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒑𝒐𝒓𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏 ; 𝑳𝒆𝒆𝒐𝒏 彡★
Fanfictionɴᵉᵏᵒ ˢⁱᵍⁿⁱᶠⁱᶜᵃ ᵍᵃᵗᵒ. ɴᵉᵏᵒ ᴄᵒʳᵖᵒʳᵃᵗⁱᵒⁿ ᵉˢ ᵘⁿᵃ ᵒʳᵍᵃⁿⁱᶻᵃᶜⁱᵒ́ⁿ ᶜʳᵉᵃᵈᵒʳᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᵐᵉʲᵒʳᵉˢ ʲᵘᵍᵘᵉᵗᵉˢ ˢᵉˣᵘᵃˡᵉˢ ᵈᵉˡ ᵐᵘⁿᵈᵒ, ᵖᵉʳᵒ ᵘⁿᵃ ᵛᵉᶻ ˢᵉ ᵛⁱⁿᵒ ᵃᵇᵃʲᵒ ˡᵃ ᶜᵒʳᵖᵒʳᵃᶜⁱᵒ́ⁿ, ᵗᵒᵈᵒˢ ᶜʳᵉʸᵉʳᵒⁿ ᵃᶜᵃᵇᵃᵈᵒ ᵉˡ ᵐᵃʳᵗⁱʳⁱᵒ ᵈᵉˡ ⁿⁱᵛᵉˡ ᵗᵃⁿ ʳᵃʳᵒ ᵠᵘᵉ ᵉˢᵗᵃᵇᵃⁿ ᵗᵒᵐᵃⁿᵈᵒ ˡᵒˢ ᵉˣᵖᵉʳⁱᵐᵉⁿᵗᵒˢ. ɢ...