Capítulo 24

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—Con un demonio ¡Sí, Youngjo! Entiendo eso pero… 

Geonhak dejó la oración a la mitad, acariciando con más cuidado la espalda de su minino, observándolo agarrar fuertemente su mano libre, mientras su otra manita se encontraba en el protector del asiento del inodoro, con Dongju casi apoyando su barbilla en este, jadeando una vez que Geonhak jaló la palanca. Le gustaba ver el agua limpia llevarse eso asqueroso que salía de su boca, además de los dulces mimos de su amor.

—Él está mal, Youngjo, es la tercera vez que vomita y siempre es lo que come o cuando está en la cocina, también se queja del dolor de estómago y ¡Mierda! Te juro que no sé qué hacer.

A Youngjo se le partía el alma al escuchar a su amigo de esa forma, incluso a través de la línea. Youngjo observó a Hwanwoong sentado a su lado, en la cama, su minino se movía, buscando una mejor forma de escuchar lo que Geonhak decía, hasta que el mayor se compadeció de él y colocó el altavoz.

—Geonhak ¿Cómo está Dongju? —La voz preocupada del rubio sorprendió a ambos chicos, pero ninguno dijo nada al respecto, no era el momento.

—No está bien, Hwanwoong. Tengo que llevarlo al médico.

—Pero no puedes, sabes lo que podría pasar si lo llevas al médico. Geonhak, lo hemos visto, ese sujeto sigue buscando a Dongju y hay mucho dinero en juego, cualquiera podría darle una pista si lo ven llegando al hospital, sea quien sea.

—¡Te dije que ya lo sé, Youngjo! Lo sé.

Dongju se alejó del retrete para acurrucarse con el mayor, quien al instante se levantó, junto con su pequeño, llevándolo al lavamanos para ayudarle a cepillar sus dientes, y luego cargándolo con mucho cuidado, llevándolo directo a la cama, mientras oía los preocupados maullidos del minino, acariciándole la mejilla a Geonhak, queriendo que se calmara.

¿Cómo hacerlo si veía a su pequeño Dongju pálido? No estaba bien, menos de un día así y ya sentía que su corazón se le saldría si no hacía algo para aliviar a Dongju.

Sus planes de mudarse se vieron interrumpidos cuando su pequeño amor pasó una mala noche con dolores estomacales, por órdenes de su madre, Geonhak no hizo la respectiva mudanza. Al día siguiente empezaron las náuseas y vómitos, hasta la actual madrugada, su cabeza estaba reventando sin saber qué hacer.

—Geonhak, Dongju dice que por favor te calmes, no le gusta verte así. —Geonhak escuchó la voz de Hwanwoong a través del auricular del celular y acarició el suave cabello de su gatito, él lo sabía, nadie conocía a Dongju como él. 

Geonhak podía reconocer esa mirada cargada de preocupación, pero si seguía así, podía perderlo. Dongju era frágil, pequeño, delgado, quizás había engordado un poco después de todo, pero su cuerpo aún parecía hecho de trapo, como esos muñequitos que quieres cuidar y proteger hasta de la más mínima caída. 

—Yo sé, es solo que… tengo miedo. 

Youngjo y Hwanwoong oyeron el quejido de Geonhak, y Dongju pudo ver esas pequeñas lágrimas escapar de los hermosos ojos de su amor, resbalando por sus mejillas.

Dongju se incorporó en la cama, sentándose para acurrucarse contra el cuerpo del mayor, sintiendo sus ojitos humedecerse ahora, él no quería ver a Geonhak llorar, y verlo así era más doloroso que cuando su pancita lo molestaba, mucho peor. Dongju pediría mil dolores de pancita más fuertes, todo porque Geonhak dejara de llorar. 

—Chicos… no quiero… —Geonhak abrió los ojos, ya rojos por las lágrimas que había contenido por horas y la presión que ejercía en estos por mantenerlos secos, admirando el preocupado rostro de Dongju, sus preciosos ojitos cafés brillando aún entre tanta oscuridad, oyendo los dulces “Meow” tan asustado, dejando que los labios del minino le dieran tiernos besos. —No puedo perderte, Dongju. —Juntó su frente con la del gatito, disfrutando del roce de sus cabellos con su piel. No podría vivir sin eso, no ahora que ya había experimentado lo que era tenerlo.

★彡 𝑵𝒆𝒌𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒑𝒐𝒓𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏 ; 𝑳𝒆𝒆𝒐𝒏 彡★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora