★彡 𝑵𝒆𝒌𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒑𝒐𝒓𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏 ; 𝑳𝒆𝒆𝒐𝒏 彡★

Capítulo 5

Dongju ya no se sentía tan seguro de lo que hacía como antes. Él sabía, bueno, él sentía en su pequeño corazoncito gatuno que había hecho sentir mal a Geonhak por algo y el pequeño minino no quería eso. Él quería a Geonhak feliz, no deseaba que terminara corriéndolo de su casa o que dejara de darle los besos y mimitos que tanto le gustaban.

También quería seguir durmiendo en su cama. Oh sí, adoraba la cama de Geonhak, pero por sobre todo le gustaba acostarse sobre este y escuchar los latidos de su corazón. También sabía que el más alto olía muy bonito, porque al olfatear a Geonhak, todo su cuerpo se relajaba, y eso, eso era bueno. O cuando Geonhak lo besaba, no, definitivamente los besos y cariños del mayor eran la parte favorita de la nueva vida de Dongju. Y él no quería acabar con eso.

Por su pequeña mente pasaron tantas imágenes de Geonhak echándolo de la casa, quizás su amigo Youngjo le había dicho algo como que Dongju era feo o que tenía piojos. Él no tenía piojos, lo sabía porque además de vivir en la calle por un tiempo, él cuidaba mucho su cabellos, ya que eran lo único bonito que encontraba en su anormal forma.

O tal vez... tal vez Geonhak ya no lo quería por ser diferente. Lo diferente es raro, lo raro es feo y lo feo no le gusta a nadie, así lo entendía Dongju.

♡♡♡♡♡♡

Una vez Youngjo se fue de la casa, quedaron solo Geon y su gatito en el sofá, Geonhak estaba algo sorprendido porque Dongju no había querido sentarse en sus piernas cuando lo llamó, o no le había sonreído en todo el tiempo que Youngjo estuvo ahí, pero eso no era lo importante, seguro era por eso mismo, por la presencia de alguien que simplemente no era de la confianza del pequeño niño y por ello se sentía un poco incómodo.

Cuando el mayor al fin se sentó en el sofá, jaló a Dongju del brazo y lo sentó a horcajadas sobre sus piernas, logrando que el gatito lo mirara algo confundido, hasta que Geonhak atrapó sus labios en un profundo beso y el menor no dudó ni dos segundos en corresponderle. Dongju amaba con locura a Geonhak, pero Geonhak era extraño y la mente del minino no lograba comprender la mayoría de acciones de su dueño.

¿Entonces Geonhak no estaba enojado? Porque lo estaba besando, y lo estaba haciendo tan bien. Dongju sintió su cola menearse y sus orejas también, debido a los estremecimientos de todo su cuerpo, la lengua de Geonhak se movía ya de manera experta por toda su cavidad bucal, por cada rincón de esta, escuchando sus pequeños jadeos, sintiendo las vibraciones de su cuerpo y, si se atrevía a entreabrir los ojos, podía observar con claridad el temblor de las cejas del pequeño. Tan hermoso, tan precioso, tan malditamente violable.

—Ñam. —Un pequeño maullido salió de los labios de Dongju una vez colocó una de sus manos en el pecho de Geonhak, alejándolo un poco para poder respirar. Las mejillas del menor estaban rojas, ni siquiera rosadas, simplemente rojas, mientras este tenía la punta de la lengua fuera y jadeaba ante la mirada llena de lujuria de Geonhak. Dongju ya sentía su entrepierna juguetona de nuevo y sabía y comprendía, por los ojos negros ahora más oscuros que nunca de su amor, que esta vez sería diferente a todas las otras veces.

No pudo respirar mucho porque antes de siquiera imaginarlo, ya Geonhak había vuelto a cazar sus labios con hambre y el minino se derritió por completo, dejándose llevar. —Respira por la nariz, amor. —Le dijo el mayor cuando se separó únicamente para mordisquear un poco el labio inferior de Dongju, y tras un asentimiento de este, lo besó otra vez, dejando que sus manos bajen hasta el pequeño y duro trasero del menor, acercándolo más a su cuerpo.

En ese instante Dongju pudo sentir con más claridad que no solo su cosita se ponía juguetona en esos momentos, sino también había algo entre las piernas de Geonhak, ese mismo algo que tenía él y que al rozarlos como lo acababan de hacer, creaba que unas fuertes corrientes atravesaran todo su cuerpo. Eso estuvo bueno, y Dongju quería más.