Esa noche Youngjo tenía que estudiar para su práctica del día siguiente y estaba sentado en la pequeña mesa de estudio que había puesto en su sala. Su casa no era demasiado grande, y de hecho el espacio más grande se encontraba ocupado por el gran televisor que se había comprado por capricho, así que no tenía un comedor como tal y siempre terminaba comiendo sobre el sofá, observando lo que estuviera en la programación de su TV, porque tampoco tenía un horario para su hora de almorzar.
Escuchó de nuevo las grandes explosiones de la televisión y soltó un gruñido, prácticamente estampando su frente contra la mesa, suspirando, estaba realmente estresado porque lo que deseaba leer y aprender no le entraba en la cabeza y él pagaría todo, si reprobaba tendría que dar un dinero extra para presentar el examen otra vez. Maldijo en voz baja, tratando de quitar esos hermosos ojos mieles de su mente. El problema era que seguían ahí, todo el tiempo, y recordándolos aún más con cada explosión.
Se levantó de su silla, soltando un rechinido y caminó lo poco que le faltaba a la sala, observando ahí al causante de ese mar de sentimientos que estaba atravesando desde que empezaron a vivir juntos. Estúpido Hwanwoong, era lo que pasaba por su mente cada que su corazón se detenía y luego latía a mil por hora, todas las veces que sus hermosos y tiernos ojos se conectaban con los de Kim, esos feos y perversos negros.
—¿Puedes bajarle un poco a la televisión? Estoy estudiando. ¿No se supone que los gatos tienen buen oído o algo así?
—Hm. —El más joven volteó en el sofá, recargando sus manos contra el respaldo para regalarle una traviesa mirada al Kim, logrando que este suspirara, no, definitivamente no iba a caer de nuevo en los tontos juegos del rubio, y menos cuando había logrado pasar tanto tiempo sin ponerle una mano encima. —Podemos hacer más ruido de otra forma, Youngie.
—Eres un caso perdido, Woong. ¿Qué ves?
Ya restándole importancia a su examen, Youngjo se sentó junto al pequeño rubio en el sofá, causando que este al instante se acostara a lo largo del gran mueble, apoyando su cabeza en las piernas del Kim y tomando la mano de este, alzando su propia playera y colocándola ahí, mirándolo con un puchero.
—Sóbame la panza ¿Sí? Me gusta cuando haces eso.
Un simple meneo de orejas y ya tenía al mayor en la bolsa, sobándole el estómago como tanto lo deseaba Hwanwoong. La relación de ambos era realmente algo de que reírse. Desde el primer beso, cuando Kim le dijo que no debía hacer ese tipo de cosas para vivir en su casa, el gatito no había dejado de insinuársele de una y mil maneras. Según como el minino le había contado, ellos eran prototipos como animales en celo, así que aunque no quisieran, su cuerpo siempre terminaba ardiendo en busca de un poco de placer. Y eso buscaba el rubio de Youngjo: Placer.
Pero para el más alto, las cosas eran completamente diferentes. Desde que esos tiernos ojos lo cautivaron, Hwanwoong no solo despertaba el miembro del mayor, sino también lugares en su cuerpo que hacía mucho no sentía, además de reacciones de una colegiala de catorce años al ver al chico del que ha estado enamorada, o así lo definía Kim.
Youngjo sabía que le gustaba Hwanwoong, no había que ser experto en la materia para saberlo, pero no quería terminar realmente enganchado de un mocoso con orejas y cola de animal del que no sabía absolutamente nada, porque aunque lo había intentado más de una vez, Youngjo no había obtenido información del rubio.
—¿Por qué no quieres follar conmigo?
En ese momento, el mayor hubiera preferido tener en su boca algún líquido para escupirlo como en esas historietas que se pasaba muchas horas leyendo en sus ratos libres, pero no, nada, solo entrecerró los ojos y luego dirigió una mirada al pequeño felino, quien simplemente lo miraba a los ojos, sin ningún rastro de broma en estos, solo serio. Hwanwoong hablaba en serio.
—¿Por qué no aprendes a controlar tus palabras?
—Follar, tener sexo, hacer el amor, hacerlo, coger, joder, no sé, tu pene en mi trasero, Youngjo ¿Por qué? Ni siquiera me tocaste la vez que fui a tu cama y casi te hago un-
Hwanwoong se calló cuando la mano del más alto se colocó en su boca, soltando un gruñido y luego cruzándose de brazos, frunciendo el ceño. ¿Cómo podía ser tan asqueroso, gruñón y decir tantas palabrotas además de tener un carácter de mierda y ser tan adorable al mismo tiempo? Youngjo quería besarlo, Youngjo se moría por besarlo, pero Youngjo no lo iba a besar.
—¿Pomme?
Escuchó el balbuceo del minino provocado por la mano en sus labios y rió, quitándola para devolverla al estómago del rubio, acariciando con la yema de sus dedos esa zona, logrando que todo el rostro del menor se tranquilizara notablemente. —¿Qué?
—¿Por qué? —Dijo de nuevo Hwan, con los ojos cerrados. —¿Es porque soy callejero? ¿Tienes miedo de que tenga alguna enfermedad o algo así? Podemos ir a revisarme si quieres, o hacerlo con condón, no tengo problema con eso, pero anda, hazme tuyo ¿Sí?
La insistencia del minino estaba rematando los límites de Youngjo, y en ese momento ni imaginar a la criatura más horrible del mundo lograba ahuyentar la hermosa imagen de ese rubio de ojos mieles mirándolo de forma tan suplicante. Tragó en seco, tratando de mantener un poco de la cordura que aún deseaba quedara en él.
—No, Hwanwoong.
—Mierda ¿Por qué? ¡No te entiendo!
Ya dando a notar su tan conocido humor, Hwan iba a levantarse de las piernas del mayor pero este lo retuvo en su sitio pensando en la mejor forma de poder cambiar de tema antes de que las cosas terminaran mal. Él no quería que Woong se enojara y se fuera, Youngjo ya no podía imaginarse su vida sin llegar de clases y encontrar al rubio minino quemando la cocina cuando intentaba cocinarle algo, o simplemente acostado en el sofá viendo televisión. Youngjo deseaba vivir con ese "Bienvenido a casa" toda su vida.
—Te propongo algo. Dijo, estirando un poco más el alcance de su mano en el estómago del menor, logrando que este empezara a ronronear. —Cuéntame más de donde vienes, y te prometo que te daré un premio si lo haces ¿Está bien?
El nuevo puchero que se formó en los finos labios del rubio causó otro mar de emociones en Youngjo, pero trató de ignorarlo, manteniendo su mirada con la de Hwanwoong, mostrándole que iba en serio con ese tipo de trueque de información. Y cuando pensó que ya lo tenía solucionado y que Hwan no diría nada, escuchó su hermosa voz empezar a hablar.
—Vengo de un laboratorio. —Dijo el rubio, llevando una de sus manos a su frente, soltando un largo suspiro antes de continuar. —Un laboratorio de donde venimos todos, o algo así. La verdad supongo que vengo de otro lado, ya sabes, antes de haber estado ahí, pero no recuerdo absolutamente nada; solo sé que un día desperté y estaba encerrado junto a otros iguales a mí. Uno a uno, nos sacaban de los contenedores donde nos tenían y nos tomaban muchas fotografías. A algunos, incluyéndome, nos tocó la parte dura. —Una triste sonrisa se formó en sus labios. —Las mismas personas que nos crearon, supongo, se encargaban de follarnos para asegurarse de, ya sabes, "La garantía" de que el producto está en buen estado antes de subastarlo en la red. —De un momento a otro, la mirada de Hwanwoong se había ido hacia la pared frente a él, recordando cada detalle de esos momentos. —Por suerte luego crearon otro grupo de prototipos donde ya no era necesario hacerles todo eso, y esos fueron los más vendidos de todos, porque ¿Quién no deseaba quitarle lo virgen a un buen culo? Pero ¿Y los que ya no tenían esa virginidad?
Youngjo no iba a llorar, no debía llorar, Hwanwoong era quien ya lo estaba haciendo involuntariamente. De hecho, parecía tan perdido en su mundo, en su infierno, en sus recuerdos. Estaba a punto de pedirle que parara, que dejara de contar detalles tan feos que un niño no debió vivir nunca jamás, pero continuó tan mudo como siempre, tan asombrado como nunca. Dejó que su mano prosiguiera con las caricias que se habían detenido en el momento que Hwanwoong mencionó lo de la garantía, y entonces el rubio continuó hablando.
—Prácticamente nos regalaban porque necesitaban los contenedores para los nuevos niños, ya sabes, un negocio ilegal no puede ser tan grande o despertaría sospechas. Me regalaron a la primera persona que les pagó unos cuantos malditos centavos por mí. No sé nada de ese lugar, lo último que supe fue que estaban trabajando en otro prototipo aún más mejorado, pero eso no me importa; cuando me llevaron, ni te imaginas todo lo que tuve que pasar con ese viejo estúpido. —En ese instante, por primera vez los ojos del minino se juntaron con los negros orbes, regalándole una diminuta sonrisa, pero definitivamente una para nada sincera. —Cuando se consiguieron un mejor juguete, me botaron a la calle, ya que era una boca más que alimentar. Al final, terminé convirtiéndome en lo que ya conoces. Si sé hablar así, es por todo lo que me dijeron alguna vez. Youngjo... la calle es dura. Todos son duros conmigo, ahora con tanta carne fresca por ahí ¿De qué les sirve un estúpido idiota como yo? —Sus ojos de nuevo se llenaron de lágrimas, y el corazón del chico de ojos miel se volvió a quebrar. —Nadie jamás se fijaría en mí porque no soy como los otros, soy un error, debí haber muerto en algún momento, pero... llegaste tú y me salvaste ¿Te das cuenta?
El menor no pudo continuar hablando, porque en menos de lo que había podido imaginar tenía los labios del mayor sobre los suyos, encargándose de besarlo profundamente, sorprendiéndolo por completo. Hwanwoong llevó una de sus manos al pecho del mayor, apartándolo, jadeando un poco gracias a lo cerca que estuvo Youngjo de entrar a su boca.
—Basta, no tienes que sentir pena por mí, idiota.
—Cállate y escucha ¿Puedes hacer eso, Woong?
—No, no escucho nada. Eres un idio- ¡Ah!
Todo el cuerpo del minino se erizó, arqueando su espalda cuando la mano de Youngjo bajó con tal velocidad que no pudo detenerlo, y ahora tenía los dedos del mayor rodeando la longitud de su miembro por debajo del pantalón y de la ropa interior. Youngjo no lo agarraba despacio, no, ese había sido un claro "Cierra la maldita boca" y la orden ahora era cumplida.
—Sa-Saca tu... Hmm. —Hwanwoong mordió su labio con algo de fuerza, jadeando ahora ante los movimientos lentos de la mano sobre su miembro, sentía los dedos de Youngjo pasearse por el tronco de su pedazo de carne y por todos los cielos, él en serio había anhelado tanto que esos dedos lo tocaran de esa manera. —Para... Youngjo pa- Oh mierda. —Llevó una de sus manos a la muñeca del mayor, pero sin tener la capacidad de jalar con demasiada fuerza de esta, cerrando sus ojos, tratando de no rendirse ante el placer. Por su pequeña mente solo pasaba la idea de que todo esto era por pura pena, pena provocada por todo lo que le había contado y no quería estar con el mayor de esa forma, no así. —Ahh... basta. —Gimoteó, siendo ignorado completamente.
Los dedos se movían sin mayor problema, de hecho parecían unos expertos porque de vez en cuando chocaban con los dos testículos del menor, logrando sacarle roncos gemidos. —¿Ya vas a escuchar? —Hwanwoong asintió con su cabeza, relamiendo sus labios, llevando su mano libre a sus rubios cabellos, jalándolos un poco, con las orejas ligeramente inclinadas. —Me gustas, Woong. Me gustas mucho. Y no me importa si no me crees pero me gustas tanto que no quiero que esto sea solamente por tu exceso de hormonas o lo que sea que te hayan puesto para que actúes como un animal en celo. Quiero que entiendas esto, estás jodido.
—¿Qué? —La mano del más alto se encargaba de apretar la punta del miembro del minino, logrando hacer que este dudara de su capacidad por aguantar el orgasmo, pero trataba de mantener todos sus sentidos en Youngjo, en sus palabras, y al mismo tiempo controlar su corazón para que no saliera de su pecho.
—Estás jodido porque ahora eres y serás siempre mío, completamente mío. Novio, o como quieras llamarle. Tú, esto. —Hizo presión de nuevo en el miembro, logrando otro quejido de placer y dolor por parte del rubio. —Y también cada detalle de tu cuerpo me pertenece, así que me vale una grandísima mierda si te ha follado medio Seúl, porque eso fue antes, y yo me encargaré de hacerte mío tantas veces que cada rincón de tu interior entenderá a quién le perteneces ahora ¿Comprendes eso?
Aceleró el movimiento de su mano, disfrutando de cada mueca de placer y dolor que aparecía en el rostro del más pequeño, joder, claro que lo disfrutaba. Hwanwoong se encontraba con las mejillas sonrojadas, de hecho, hasta sus orejas estaban teñidas de un tierno rojo, mientras su cabello rubio, ahora totalmente despeinado, era tirado por su mano y sus dos esponjosas orejas se meneaban cada cierto tiempo. Y Kim sabía que tener ese cuerpo bajo el suyo podía ser la mejor situación a la que tuviera que acostumbrarse.
Sentía las gotas de pre-semen escurrir por la punta del miembro de Hwanwoong, y sin dudarlo mucho dejó que su pulgar cubriera esa zona, evitando que el gatito lograra correrse. Le gustaba ver ese pequeño cuerpo retorcerse debajo de él, con lagrimones en las esquinas de sus ojos, pero ya no eran de tristeza, sabía que ahora se debía a sus actos y eso le gustaba.
—Young-Youngjo... —Chilló Hwanwoong, entreabriendo los ojos. —Sa-Saca tu... ¡Saca tu dedo!
—Aún no has aceptado ser mío, Woongie.
—Pe-Pero sabes que- Oh por la grandísima virgen, sácalo, quiero correrme, Youngjo ¡Quiero correrme!
Esperó un par de segundos y liberó la punta sensible, bombeando un par de veces más, y solo eso bastó para que el bóxer y su mano se llenaran de aquel espeso líquido. Una larga y profunda corrida que llenó de espasmos al más pequeño, haciéndolo gritar. Hwanwoong llevó sus manos a su rostro, cubriéndolo completamente. Meneó su cola y bateó sus orejas un poco, sin dejar de jadear, sintiéndose terriblemente mareado.
—Soy tuyo. —Dijo, separando un par de sus deditos de una de sus manos para mirar por el pequeño espacio el rostro de Youngjo, sin dejar de jadear. —Soy tuyo, soy tuyo desde el primer día.
Después de eso, Hwanwoong ya tenía los labios del mayor sobre los suyos de nuevo. Ronroneando, lo rodeó con sus brazos y enredó sus dedos en su nuca para profundizar aquel contacto. El minino supo muy bien todo lo que sintió desde la primera vez que vio al mayor, sabía todo lo que sentiría con el pasar de los días, pero Youngjo no tenía que enterarse de ello, no, era demasiado para su orgullo felino.

ESTÁS LEYENDO
★彡 𝑵𝒆𝒌𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒑𝒐𝒓𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏 ; 𝑳𝒆𝒆𝒐𝒏 彡★
Fanfictionɴᵉᵏᵒ ˢⁱᵍⁿⁱᶠⁱᶜᵃ ᵍᵃᵗᵒ. ɴᵉᵏᵒ ᴄᵒʳᵖᵒʳᵃᵗⁱᵒⁿ ᵉˢ ᵘⁿᵃ ᵒʳᵍᵃⁿⁱᶻᵃᶜⁱᵒ́ⁿ ᶜʳᵉᵃᵈᵒʳᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᵐᵉʲᵒʳᵉˢ ʲᵘᵍᵘᵉᵗᵉˢ ˢᵉˣᵘᵃˡᵉˢ ᵈᵉˡ ᵐᵘⁿᵈᵒ, ᵖᵉʳᵒ ᵘⁿᵃ ᵛᵉᶻ ˢᵉ ᵛⁱⁿᵒ ᵃᵇᵃʲᵒ ˡᵃ ᶜᵒʳᵖᵒʳᵃᶜⁱᵒ́ⁿ, ᵗᵒᵈᵒˢ ᶜʳᵉʸᵉʳᵒⁿ ᵃᶜᵃᵇᵃᵈᵒ ᵉˡ ᵐᵃʳᵗⁱʳⁱᵒ ᵈᵉˡ ⁿⁱᵛᵉˡ ᵗᵃⁿ ʳᵃʳᵒ ᵠᵘᵉ ᵉˢᵗᵃᵇᵃⁿ ᵗᵒᵐᵃⁿᵈᵒ ˡᵒˢ ᵉˣᵖᵉʳⁱᵐᵉⁿᵗᵒˢ. ɢ...