Justicia Divina.

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No podía entender el porqué le ocurría algo así, estaba seguro de que Dios jamás querría que sus discípulos tuvieran tales "castigos", él no podía ser un Ser tan cruel, no podía, o de eso se intentaba convencer Rocko, arrastraba las piernas en el suelo completamente débil, el dolor corporal no le dejaba pensar bien, agradecía que podía volver a su hogar a pie, si no, estaría en un tremendo lío, la sangre mojaba sus prendas cómo si siguieran golpeandolo, en realidad que quería olvidarse del dolor, entrar a su hogar y lucir cómo todos los días, pero las miradas lastimeras y de desdén que dedicaban los transeúntes le recordaban que no estaba cerca de lucir cómo siempre, en serio, pedía a aquel ser supremo que ellas no estuvieran en casa, o habría muchos problemas.
Algunos quejidos eran más altos que otros, pero no sabía que le dolía más, la espalda o el corazón, siempre confío en los ángeles, en aquellos que se encargaban de cuidar el rebaño de dios, siempre creyó que ellos estaban lejos de cualquier impureza, porqué cuándo él habitaba el paraíso, era alguien fuera de lugar, ni siquiera cerca de un ángel, sus alas no servían y simplemente no tenía idea de que así fuese cómo tenían "al margen", a todo su credo, no podía concebir que todo lo que aprendió por años fuera una mentira, que aquellas palabras de "educar con amor y esperanza" no fueran más que viles mentiras, una cosa más no le parecía justa, ¿No era el amor la cura de todos los males?, ¿No era el amor el impulso del mundo, lo que motivo al creador a hacer seres semejantes a él?, entonces, ¿Porqué gustar, querer a otro chico era tan malo, por que parecía el peor crimen de todos los tiempos?, sorbio su nariz abriendo plenamente la puerta, mirando dentro de la casa, no estaba ninguna de las mayores dentro, eso era muy sorprendente.

— Se fueron a hacer algunas compras para Laura, al parecer tenía un evento importante y necesitaba un vestido y zapatos, dejaron comida para ambos en la nevera, ¿Dónde te metiste?

Thom hablaba mirando una revista cualquiera, que hablaba de tontos chismes de vidas de los famosos, de cosas casi imposibles cómo los millones que decían ganaban por aparecer en pantalla, le parecía tonto, pero algo le hizo quitar la atención de la revista, Rocko se había quejado.

— ¿Y tú...?—Sus ojos se abrieron de par en par, la ropa del chico estilaba sangre, se puso de pie y lo tomó de las manos para alzarlo— ¿Qué mierda te pasó?

— Na-nada...

Incluso si Thom había vivido lo mismo que él en su estadía en el paraíso, no se sentía capaz de decirle que le habían castigado por tener malos pensamientos con él, el chico le tomó de la cadera, apoyando su brazo sobre sus hombros, pues si lo cargaba, lo lastimaria más, a pesar de que no sabía dónde estaba aquella sangrante lesión, le ayudó hasta subir al baño de la habitación que compartían, le quitó la prenda, notando que se pegaba a su espalda, le miró preocupado, separando la tela de la sangre que ya estaba coagulando en su espalda, al ver el estado de la misma, sintió su sangre arder.

— ¿Quién mierda te hizo esto?—Apretó la mandíbula junto a los puños, haciendo sus nudillos verse blancos— Dilo o tendré que hacer que ellas te saquen la información.

— ¡No les digas nada, por favor!—Dijo jalando con una mano la tela de sus jeans, mientras su cabeza negaba de un lado a otro, mientras más insistía saber, más negaba con la cabeza.

— Las llamaré entonces...—Cuándo hizo ademán de tomar el teléfono, el chico gritó algo, pero ni siquiera lo entendió— ¿Quién?

El azabache le miró con ojos llenos de lágrimas, mientras le hacía dejar el celular lejos, tomó aire y tragó saliva con fuerza.

— Pasó algo... y-y... los ángeles creyeron necesario que recibiera un castigo del tamaño de mi error... Un sacerdote fue el que se encargó... Pero no podía hacer nada en contra, eran órdenes de mis superiores...

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2019 ⏰

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