Capítulo 15: El cajón de la confusión.

848 84 5
                                    


Sus manos estaban entrelazadas sobre la mesa, Emilio mantuvo un ojo en el chico que había mirado a Joaquín.

- ¿Crees que podríamos ir al planetario de nuevo? - Emilio asintió

-Sí, la verdad hasta que fuimos, nunca habría pensado que podría ser divertido. - Joaquín asintió.

-Bueno, siempre me ha fascinado el universo, es que es un milagro tan divino. - Los ojos de Joaquín se iluminaron mientras contemplaba más allá del techo con sus hoyuelos marcados por su sonrisa.

Emilio sonreía contemplándolo hasta que sintió de nuevo una mirada, y al voltear vio como el chico miraba embobado a Joaquín. Emilio rodo sus ojos en blanco.

-Mejor vámonos ya. - Emilio se paró jalando a Joaquín consigo, pero antes de caminar lejos, lo tomo de la cintura abrazándolo cerca, le dio un pico. Joaquín se rio enternecido.

-Emi, que...- Pero no lo dejo terminar, pues lo volvió a besar, pero esta vez de manera profunda y lenta, tal como sabía que tendría un efecto fuerte en Joaquín, Joaquín lo correspondió con gusto, cerrando sus ojos de inmediato y abrazándolo del cuello.

-Yo...-Al alejarse por un momento Joaquín intento hablar de nuevo, pero Emilio volvió a besarlo, Joaquín cerro sus ojos con fuerza mientras se aferraba a Emilio. Al separarse, esta vez Joaquín no trato de hablar y Emilio sonrió de medio lado observándolo, estaba sonrojado recuperando el aire mientras escondía su rostro en el pecho de Emilio, Emilio no lo soltó.

Emilio busco con sus ojos afilados al chico que miraban a Joaquín con adoración, este retiro la vista avergonzado.

Emilio volvió a sonreír.

-Creo que a esta hora sigue abierto el planetario. - Joaquín mas recuperado le dio un golpe en el pecho mientras reía aun escondido.

-Eres un celoso. - Emilio se rio levemente también. Joaquín había hecho gesto de regañarlo, pero de hecho en su interior sintió una calidez rara, como que le daba más energía, y su sonrisa era imborrable al pensar en lo que Emilio acaba de hacer.

-Mejor vamos a mi casa. - Ya no tenía ganas de estar en un lugar público con Emilio.

+

Emilio miraba a la nada mientras pensaba en lo que había pasado el día anterior, en el momento el solo se concentró en lo que sentía, pero ahora parecía imposible de procesar por su cerebro.

¿Qué está pasando conmigo? ¿Qué estoy haciendo?

Esas preguntas rodaban por su cabeza, todo el tiempo.

Joaquín regreso a la habitación con dos jugos de naranja en las manos y dos bananos. Entonces Emilio dejo de pensar, Joaquín lograba parar todas sus dudas existenciales con la sonrisa luminosa que traía en la cara.

Emilio le recibió un jugo y un banano, estaban en el cuarto de Joaquín, ambos sentados en el piso. compartiendo un banano y un jugo en medio de risas.

-No te rías, si me dolió- Joaquín regaño a Emilio, pero el también se estaba riendo.

- Lo siento, es que te imagino, y no puedo evitarlo. - Emilio se reía, pero Joaquín le hizo un puchero.

-Ay, pobre bebe- Emilio le dijo haciendo un puchero también y llevo su mano a la cadera de Joaquín, donde le dijo que había sido el golpe, sobo la zona aun riendo hasta que Joaquín se quedo serio viéndolo muy de cerca.

Emilio se calló y observo que Joaquín también, su mano seguía sobre esa zona en su cadera.

-Perdón- Emilio se disculpó, pero no quito su mano.

-No, está bien. - Joaquín coloco su mano sobre la de Emilio.

Emilio contemplo la cadera de Joaquín, Emilio pensó en lo proporcional que era el cuerpo de Joaquín y en que lo quería más cerca.

Los labios humectados de Joaquín lo llamaban a besarlo.

Sin pensarlo mucho, lo beso.

Emilio se sintió extremadamente culpable y confundido. El cuerpo de Joaquín cada vez estaba más cerca y en sus brazos, sentía como Joaquín le entregaba amor en sus caricias, como su boca lo marcaba en un beso, nada tenía lógica.

+

Solo eran ellos dos acostados en la cama de Joaquín observándose a los ojos. Los latidos de ambos estaban tan sincronizados, que Emilio se preguntó si su corazón le estaba haciendo una broma cruel. Emilio no sabía que pasaba, solo sabía que algo había cambiado, lentamente y sin que se diera cuenta, Joaquín había estado bajando una barrera, pero aun había una venda, algo que no lo dejaba ver.

Emilio no quería pensar, en eso, sentía dolor y muchas emociones encontrabas, y prefirió guardar eso en un cajo cerrarlo y seguir.

El brillo en tus ojos ··· EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora