- ¡Emilio eres un idiota ¡- Emilio tuvo un deja bu, él ya había vivido esto antes. Su amigo lo sacudía gritándole en la cara. – ¡No puedes ser así con Joaquín, lo estas ilusionando! Sibis qui tiinis mi cirizin- Roy frustrado, lo imitaba -Cuando se entere de todo, Joaquín no solo te va a castrar, también te va a dejar de hablar de por vida. - La imagen de Joaquín enojado vino a su mente, trago saliva, era raro que él se enojara, pero cuando pasa no era para nada bonito.
-Por eso nunca se va a enterar. - Dijo con convicción.
- ¿Qué? - Grito de nuevo Roy. –¿No se supone que la idea era poco a poco ayudarlo a olvidarte? - el hizo gesto de ridiculez. –Emilio con esto lo que estás haciendo es enredarlo, lo ilusionas y tarde o temprano lo lastimaras. ¿Qué vas a hacer cuando te enamores de una chica? O ¿que pasara si después de un tiempo Joaquín quiere algo más que un beso? – Alzo sus cejas con cara seria.
Por alguna razón la primera pregunta no le asusto, no creía enamorarse de ninguna chica en un tiempo, simplemente en el último tiempo no le interesaba, estaba ocupado con trabajo, estudio y salidas con amigos o Joaquín. Lo segundo lo hizo pasar saliva.
-Bueno, no tengo ningún problema con besarlo, lo he hecho miles de veces. - Roy lo miro con cara de "¿es enserio?"
-Las personas no viven de besos, menos los adolescentes, eso tú mismo lo sabes. - Emilio volvió a tragar saliva. – ¿Estás seguro que lo ves como a un hermano? El otro día no respondiste mi pregunta, y lo siento hermano, pero entre hermanos no nos damos besos. _
Emilio pensó en Joaquín, no, en serio no sentía asco, pero tal vez era normal si no involucraba las emociones si no la mente. Volteo a ver a Roy y una sonrisa malvada se asomó frente a una de sus fantásticas ideas, aun con esa sonrisa aterradora se acercó rápido a su amigo.
-Emilio. - Roy retrocedió. - No.- Dijo muerto del miedo.
-Solo uno. - Dijo Emilio riéndose.
-No, Emilio. - Emilio lo agarro rápido de la cara para acercarlo, pero Roy puso resistencia. - No hermano. - Emilio siguió haciendo fuerza. - Podemos resolverlo civilizadamente. - Roy en serio trato de empujarlo, pero Emilio fue más rápido y en un golpe duro choco sus labios y después se alejó rápido haciendo gesto de asco.
- ¿¡Qué te pasa, bro!? - Le grito Roy limpiándose los labios.
Emilio, ahora en el otro extremo de la habitación se encontraba escupiendo al aire mientras se limpiaba la boca con la manga de su suéter.
-Yo solo quería saber. - Se quejó cual niño chiquito.
- ¡Pues ahora sabes, idiota! - Roy se sentó en el piso frustrado. - Los hermanos NO se besan. – Hubo un pequeño silencio y ambos se echaron a reír. Pero que idiotas estaban, Roy confirmo una vez más que Emilio estaba loco, pero aun así lo amaba como su hermano, más tarde lo perdonaría, porque eso hacían los amigos. Por otra parte, lo quería tanto que decidió ayudarlo en su confusión.
-Emi. - Emilio se encontraba recostado en el suelo después de todo el desmadre.
- ¿Qué? - Roy lo pensó, realmente quería que su amigo entendiera.
-Sé que no es fácil, pero tienes que prometerme que harás una cosa. - Emilio levanto su cara al ver que hablaba muy serio. Roy decidió que era tiempo de regañar en serio a su amigo, un regaño por su propio bien- Joaquín es un ser humano hermoso que te ama, pero es orgulloso y cuando se entere de la verdad no va a reaccionar bien. – Tomo una pausa para respirar y un suspiro se le escapo. - Emilio, tú también eres una gran persona, él lo sabe y estoy seguro que te ama tanto como para perdonarte... en algún momento. Pero no puedes mentirle mas, no es justo ni con él, ni contigo. - Roy tomo aire, había buscado las palabras correctas pues no quería lastimar a Emilio, pero tenía que despertarlo.
-La primera es que realmente necesitas aclarar lo que sientes por Joaquín, sé que me dirás que eres 100% heterosexual pero déjame decirte que nadie lo es y menos a nuestra edad.- Roy sospechaba que Emilio no era tan hetero como decía, desde pequeños el sentía que Emilio podría estar equivocado en eso, pero eso no era algo que a él le correspondiera asumir, sino a Emilio.- Dos, si descubres que jamás podrías corresponderlo, le dirás la verdad y lo dejaras en paz por un tiempo por su propio bien. – Emilio hizo mala cara, esa idea la odiaba, pero Roy no había terminado. –Y si por el contrario tú lo amas, tienes que decirle la verdad y rogar su perdón, yo estaré ahí para apoyarte cuando te mande a la verga y ayudarte a recuperarlo. ¿Trato? -
Emilio lo pensó detenidamente, ninguna opción le gustaba, pero también entendía lo que decía su amigo, no era justo para nadie vivir una mentira. Así que resignado asintió y se paró para darle la mano a su amigo, era un trato.
+
Emilio contemplaba la nada. Estaba centrado en sus pensamientos, debía tomar decisiones y dos grandes problemas rondaban su mente. La situación con Joaquín era uno, desde hacía un mes que estaban saliendo, y Emilio se sentía como la mejor pareja del mundo, era cariñoso y detallista con Joaquín. Joaquín también había demostrado ser su dupla perfecta. Joaquín era considerado y comprensivo siempre, no lo presionaba para nada, siempre estaba atento a él, era divertido y honesto. Emilio también se sentía como el peor amigo, mentirle por tanto tiempo lo traía con culpa. Y lo peor era que ahora no sabía que tanto le estaba mintiendo.
Joaquín estaba sentado frente a él, le hablaba de cómo se había sentido en el casting. Su pelo estaba levemente desordenado, ya que había sido recientemente lavado, sus labios mostraban una sonrisa luminosa, estaban humectados, su naricita se movía con sus gestos y sus ojos se achinaban a medida que se emocionaba, había una luz, un brillo en esos grandes orbes que lo hipnotizaban.
Joaquín se calló. –Me gusta cuando me miras así. - Emilio se sonrojo
Atraparse a el mismo contemplando la belleza de Joaquín lo asustaba. ¿Por qué últimamente no estaba seguro de nada? ¿Cuándo había comenzado a dudar de sus emociones?
Emilio pensó que tal vez era la influencia de los comentarios que hacían las personas a su alrededor. El miraba a Joaquín con adoración, claro que lo hacía, como no podría su pecho llenarse de calidez al ver a una persona tan luminosa. Él no era el único que lo miraba así, medio mundo miraba a Joaquina sí. Eso podía ser normal.
-Es inevitable no hacerlo. - Emilio estiro su mano sobre la mano para acariciar la de Joaquín. - Mira a tu derecha. – Joaquín giro en la dirección que Emilio le indico, encontrándose con la mirada de un chico al cual no conocía, pero que lo miraba con la misma fascinación que Emilio. Sonrojado el chico retiro la mirada.
- ¡Emilio! - Joaquín lo reprendió por evidenciar al chico.
- ¿Qué pasa, bebe? - Emilio se rio por la reacción. –¿Te avergonzaste? Como si eso no pasara todo el tiempo- Joaquín se rio también sonrojado, puede que el llamara la atención de hombres y mujeres cuando salían, y puede que lo supiera.
- ¿Aun está mirando? -Emilio asintió a su pregunta. Emilio estaba divertido, pero un instinto hacia que le picara el pecho. Sin poder evitarlo, se inclinó jalando a Joaquín hacia el para robarle un beso.
Joaquín lo correspondió de inmediato.
- ¿Quién diría que eres un celoso? – Dijo Joaquín al separarse con una sonrisa, Emilio arrugo su nariz, no eran celos. El solo protegía a Joaquín, ¿cierto?
-No, yo solo tuve ganas de besarte. - Joaquín se rio en su cara y Emilio se rio de sí mismo. Podían ser celos, pero ¿de qué tipo?
La cabeza de Emilio comenzó a doler. Cuando él estaba con Joaquín solo quería disfrutar y no pesar, pero había otra situación que lo estresaba.
- ¿Deberíamos decirle algo a mi papa? - Joaquín se sorprendió por el cambio de tema.
-Tal vez, aunque tal vez no.- Joaquín elevo sus hombros. – He aprendido que a veces es mejor callar, lo digo porque siento que él no puede cambiar nada realmente, incluso si se aferra a hacerlo, tu y yo nos hemos vuelto fuertes ¿no? - Emilio sonrió, Joaquín tenía razón, Emilio estaba creciendo, y seguiría tomando el mando de su vida, poco a poco, solo debían dejar que todo fluyera.
-Tienes razón, no quiero que él lo sepa, me gustan las cosas tal cual están. –
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El brillo en tus ojos ··· Emiliaco
FanficJoaquín gustaba de Emilio, Emilio lo sospechaba, Emilio no podía corresponderlo, pero haría cualquier cosa para preservar el brillo en sus ojos.