Capitulo 3: Y ¿ahora que?

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Con sus manos aún entrelazadas Joaquín seguía intentando calmar a su corazón, le susurraba con ternura. "tranquilo, tranquilo, es solo Emilio" y su corazón le respondía en golpes fuertes "Ese es el problema, idiota".

Joaquín también era un buen actor y podía fingir que su presión sanguínea no estaba en los cielos y que él mismo no estaba a punto de desmayarse. El simplemente miraba al frente con seguridad mientras caminaba, pero también tenía dudas. Él le había confesado a Emilio que sentía algo por él y Emilio había dicho sentir lo mismo, tal vez le había tomado la mano al cuestionarlo si eso, eso tan irreal, era cierto, pero en este momento solo había una incógnita en su mente.

¿Y ahora qué?

Cuando decidió decirle sus sentimientos a Emilio no pensó que habría la mínima posibilidad de que Emilio se sintiera igual. La razón detrás de su acto de valentía fueron las diferentes conversaciones con su hermana,  acerca de cómo eso le estaba afectando. Se distraía con facilidad en el trabajo, le dolía el pecho cuando se imaginaba la posibilidad de que Emilio saliera con una chica (algo que con el tiempo no podría evitar que pasara), estaba comenzando a sentir que incomodaba a Emilio con sus miradas (De las que no era tan consiente si no fuera por qué los fans lo exhibían, o sus amigos lo codeaba), y él no era masoquista, sabía que merecía encontrar el amor, pero también sabía que no sería con Emilio.

Así que decidió que ser valiente y decírselo era la primera parte para poder tomar la distancia correspondiente y superarlo, no se sentía del todo bien pero no se iba a morir por eso, no era correspondido, era solo eso.

Pero no, la vida realmente lo sorprendió al ponerlo en un lugar que nunca imaginó, el lugar en donde estaba precisamente, y ya no sabía qué hacer, así que simplemente preguntó.

-Y ¿ahora qué hacemos? - Volteó a mirar a Emilio con sus grandes ojos brillantes y una mueca en sus labios como con aburrimiento.

-Deje el auto a unas cuadras, si quieres te llevo a tu casa o podemos ir a cualquier lugar que quieras- Joaquín amaba lo caballeroso que era Emilio con él y como siempre estaba atento a cada cosa que él quería, de hecho, eso era algo natural en el chico, pero también sintió como se armaba un tic en su ojo, Emilio en serio era lento para algunas cosas.

-No, Emilio, me refiero a nosotros... con nuestra relación. - Emilio paro en seco al recibir esa cuestión sin anestesia.

¿y ahora qué?

Joaquín estaba muy relajado, no podía decirle la verdad ahora porque lo mandaría a la mierda, estaba seguro, y pedirle ser su novio sonaba a una mentira aún más grande y grave. Tomando en cuenta que no planeaba desmentirse, pensó en cual otro camino podía tomar dos personas que sabían que se gustan mutuamente...

Otra brillante idea paso por su mente, ¿y si le pedía salir? De esa forma estarían cerca, saldrían y hablarían como amigos, y todo seguiría con normalidad para ambos, ambos ganaban (según Emilio)

Pero lo conocía muy bien, Joaquín no se conformaría con que simplemente le dijera "salgamos"

Emocionado por su segunda idea, miro a su alrededor probando su propio conocimiento del Centro comercial y llevó a Joaquín a una banca.

-Espérame aquí, no tardo. - Joaquín tomo asiento con confusión, preguntándose qué habría pasado por la intrigante mente de Emilio hace unos minutos cuando parecía ido.

Emilio regreso después de unos minutos que esperaban no hubiesen sido demasiados, cuando encontró a Joaquín sentado en el mismo lugar en que lo dejo con las piernas cruzada y la mirada baja, fija en su celular. Emocionado ante la idea de sorprenderlo se acercó con cautela y se arrodillo frente a él estirando el objeto en sus manos.

-Señor Joaquín Bondoni- Lo llamó desplegando su mejor sonrisa. Joaquín retiró su celular para contemplar a Emilio en frente, ofreciéndole un pequeño objeto negro con algo brillante, los ojos de Joaquín se iluminaron al notar que era un choker negro con un dije dorado de un leoncito o algo así.

-Me haría el honor de salir conmigo. -Joaquín se conmovió al ver el pequeño pero hermoso acto.

-ay Emilio. - Se agacho hacia Emilio para ayudarlo a levantarse. – No tenías por qué. - Se abalanzo a abrazarlo, y Emilio le respondió rápidamente.

- ¿Eso es un sí? - Preguntó entre risas Emilio. Joaquín se apartó mirándolo con una sonrisa de complicidad, como un: "obvio sí".

-Claro que si- Joaquín le dio la espalda y por un segundo Emilio se confundió, hasta que Joaquín elevo su rostro de medio lado señalando con su dedo su cuello y carraspeando. Entonces Emilio comprendió, se acercó a Joaquín y con toda la habilidad que pudo le colocó el choker en el cuello.

- ¿Porque un tigre? - Preguntó Joaquín al identificar el animal en dorado.

-Bueno, creo que me recordó a ti, es bonito, ¿no? - Y menos mal Joaquín estaba dándole la espalda y así Emilio no notaria el sonrojo que le causo al indirectamente llamarlo "bonito".

Ciertamente, Emilio había corrido a una tienda de accesorios que ya conocía, se puso a mirar los choker pensando en que hacía poco Joaquín le había mencionado lo mucho que le gustaban, pero al verlos la mayoría eran opacos, y de hecho ninguno iba con algo que Joaquín utilizaría, así que para no hacer esperar mucho al chico escogió el que a su parecer era el más bonito.

Camino a casa de Joaquín, la emoción era notable, Joaquín cantaba, hablaba animadamente con él y a ratos soltaba gritos. Emilio sentía mucha emoción también, probablemente era porque Emilio tendía a sentirse feliz cada vez que Joaquín lo era, o tal vez se sentía orgulloso de él mismo al darse cuenta que hasta en una situación tan extrema podía llegar a ser un don juan y generar un efecto tan bonito en Joaquín, si, seguro solo era la segunda opción.

En fin, él no quería pensar mucho en eso. El simplemente seguía feliz aun después de haber dejado en su casa al chico con la promesa de verse al día siguiente y salir después de grabaciones. Emocionado marco el número de su mejor amigo para invitarlo a pasar lo que le quedaba de tarde en su casa, y puede que Emilio debiera pedirle un consejo. Su emoción se esfumó de repente al caer en cuenta que todo era una farsa. Si, su objetivo estaba logrado, Joaquín estaba más feliz que nunca, pero no lo estaría por mucho, no podía fingir eternamente. ¿Cierto?

El brillo en tus ojos ··· EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora