Capítulo XXIV. Quiero una explicación

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—quiero irme a mi habitación, tengo demasiado sueño. Por favor, vete de mi casa y déjame en paz—respondió el castaño con fastidio y se reincorporó.
—¿cómo le vas a decir a Hiyo sobre lo que pasó hace años?
—¿de qué hablas?—preguntó confundido.
—sobre lo nuestro. Lo que pasó hace 10 años.
—se lo diré en el momento adecuado. No te preocupes por nosotros, no debes hacerlo más—contestó con la mirada fría—. ¿Por qué estás tan preocupado? ¿Acaso tú le dijiste algo?
—yo no se lo dije, ella escuchó cuando estaba hablando con Masamune.
—¿de qué estaban hablando?
—de lo que pasó con nosotros hace años, que tú y yo salíamos y que tú eres el padre de mis hijos.
Kirishima puso cara de fastidio y se pasó la mano por la cara.
—¿por qué hiciste eso?—lo miró con rabia.
—porque tiene derecho a saberlo y...
—¿y tú quién te crees para decidir lo que está bien o lo que está mal? Además, no eres nadie como para haberle dicho algo así. Eso tenía que decírselo yo como su papá.
—eso mismo le dije yo. Lo siento, pero yo no le dije nada, ella lo escuchó sola—se defendió.
—pero no debiste decir ese tipo de cosas cuando sabías que ella estaba cerca y podía escuchar lo que ustedes estaban diciendo—le reclamó el castaño.
—¡no culpes más a oniichan!—exclamó una pequeña niña castaña y se acercó corriendo hasta el peli azul, donde se abrazó a su cintura. Miraba con resentimiento al castaño y sus ojos estaban un poco rojos.
—H-Hiyo—murmuró el peli azul.
—¡aquí el único que tiene la culpa eres tú!—exclamó la pequeña señalando a su papá.
Kirishima la miró, sus ojos se veían tan vacíos, sin demostrar ningún tipo de expresión. No podían descifrar si estaba triste o molesto. Ni siquiera era capaz de llorar.
—oniichan, llévame contigo. No quiero estar aquí con alguien que ni siquiera es mi papá—se dirigió al peli azul y se abrazó más a su cintura. El castaño los miraba a ambos, con ojos penetrantes, pero sin mostrar ninguna expresión.
—no, Hiyo, no puedo hacer eso. Tú...
—puede hacerlo si quiere, vete con Yokozawa—respondió el castaño, desviaba la mirada para no tener que ver a ninguno de los dos.
—¿lo ves? Él ni siquiera me quiere, porque no es mi papá y nunca tuvo el valor de decírmelo—le volvió a reclamar la pequeña.
—no, no digas eso. Tu papá te ama muchísimo—respondió el peli azul.
—¡eso no es cierto! Mi papá no me quiere. ¡Quiero irme de aquí!
—ya te lo dije, puedes irte con él, no tendrá ningún problema en recibirte, ¿no es así?—miro al menor.
—no, yo no tengo ningún problema—respondió el menor.
—¡bien! Iré a mi habitación para recoger mis cosas, nos iremos enseguida—hablo la pequeña emocionada y pasó de largo sin mirar a su papá.
Kirishima al no tener a nadie cerca, se dio la vuelta para no mirar al peli azul y sus ojos se llenaron de lágrimas, a su vez que, se mordía los labios para tratar de reprimir los sollozos.
—Zen, ¿estás bien?—se acercó al mayor.
—¿te parece que estoy bien? Por favor, deja de hacer preguntitas estúpidas.
—lo siento—se disculpó el peli azul.
—¿por qué te disculpas?
—por todo lo que has vivido en los últimos años. Siento haberte reclamado por fingir tu muerte. Viviste cosas muy traumáticas y no se pueden olvidar tan fácilmente—se volvió a disculpar.
—eso ya no importa en estos momentos. Solamente quiero recuperarme de todo lo que he vivido.
—eso podemos hacerlo juntos—trato de consolarlo y se acercó más al castaño.
—JA, no te burles de mí, ¿quieres? Tú tienes a tu hermosa y perfecta familia, ahora pronto tendrás una hija más. Serán la familia feliz que siempre quisiste y que yo nunca pude darte—se auto despreció.
—no, no digas eso, yo...
—ya no hables, me canse de todo esto, por favor, sólo te pido que la cuides bien, ¿sí?
—lo haré, te lo prometo. También te prometo que haré que estemos juntos de nuevo—Kirishima lo miró con ojos amenazantes.
—quisiera saber a qué estás jugando. Recuerda que tienes una pareja y se ve que eres muy feliz con él, ¿por qué vienes a decirme que quieres estar conmigo? ¿Estás jugando con el amor de Takano?
—por supuesto que no, pero yo aún te sigo queriendo, y sé que tú también lo haces.
—vete, por favor—lo miró con ojos furiosos y señaló hacia la puerta.
—lo sabía, tú aún me sigues amando, tanto como yo lo hago—expresó con una disimulada sonrisa.
—espera a Hiyori afuera, no quiero seguir viéndote—su mirada era seria y penetrante.
Yokozawa estaba por hacerle caso, cuando la pequeña salió de su habitación con una maleta llena de ropa y todas las cosas que llevaría a la casa de su oniichan.
—ya estoy lista, podemos irnos ahora, oniichan—expresó la castaña con alegría.
—bien, pues es hora de irnos. Nos vamos ya, Kirishima, cuídate mucho—se despidió el peli azul. El castaño ni siquiera lo miró y ambos salieron de la casa, cerrando la puerta al salir.
Cuando el peli azul y la pequeña se retiraron de la casa, Zen se dejó caer sobre el sillón y cerraba sus ojos, sintiendo las lágrimas escurrir por sus mejillas.
—definitivamente, mi vida ya no tiene ningún sentido—se dijo para sí mismo.
***
Mientras Yokozawa y la pequeña Hiyo iban camino a la casa del mayor, platicaban acerca de todo lo que había vivido él con Kirishima.
—así que así fue. Conociste a mi papá en la universidad y te enamoraste de él. Después pasó toda la confusión y él te dejó solo con tu hijo Saeki. ¿Por qué lo perdonaste a pesar de todo lo que hizo?—preguntó la niña bastante indignada.
—porque lo amo, siempre lo he amado y porque a pesar de que se equivocó, yo no tengo el derecho de juzgarlo, porque yo también he cometido muchos errores.
—entonces, si lo amas tanto como dices, ¿por qué estás con Masamune?
—¿sabes? Él fue mi primer novio, por ciertas circunstancias, nos separamos, pero me confesó que nunca pudo olvidarse de aquellos sentimientos.
—no te entiendo. Si amas a mi papá, ¿por qué estás con Masamune?
—es complicado, pequeña. Cuando seas mayor lo entenderás. Mejor prepárate para conocer tu nueva casa—la miró emocionarse.
—a partir de ahora, seremos una gran familia—expresó la niña con emoción.
—así es—sonrió y estaciono el auto frente a la casa. Ayudó a sacar su maleta de la cajuela y ambos caminaron a la puerta. Abrió con sus llaves y ambos entraron a la vivienda.
—ven, Hiyo, te mostraré tu habitación—la niña tomó su mano y dejo que la guiara hasta dicho lugar. Subieron las escaleras y llegaron hasta el cuarto.
—¡gracias, oniichan. Es muy bonito! Lo arreglaré muy bien—exclamó emocionada y abrazo al peli azul.
—de nada, corazón. Bueno, te dejo para que saques tus cosas y las acomodes. Mañana tenemos mucho que platicar, ¿de acuerdo?
—de acuerdo—respondió con una sonrisa y beso una de las mejillas del peli azul, quien poco después salió de la habitación, dejándola completamente sola.
La niña se recostó en su cama, ya luego arreglaría sus pertenencias. Sacó una pequeña foto que tenía de su papá y la puso sobre la mesita de noche.
—te amo, papá, pero no quiero estar con alguien que me mintió y me oculto la verdad—murmuró la niña antes de quedarse profundamente dormida.
***
A la mañana siguiente, todo estaba tranquilo. En la casa de Yokozawa había paz y tranquilidad. Pero había algo que lo inquietaba, no sabía el motivo, pero sentía en su corazón una especie de angustia que no sabía explicar. No le tomó demasiada importancia y prefirió seguir con lo que estaba haciendo.
Preparo lo que sus pequeños llevarían a la escuela, incluyendo a la castaña, desayunaron y se arreglaron para ir a la escuela y al trabajo. Pasaron a dejar a los niños a la escuela y los adultos se dirigieron a la editorial.
—¿ahora la hija de Kirishima va a vivir en tu casa?—cuestionó el azabache, quien iba manejando el automóvil.
—así es. Hiyori se molestó mucho con Kirishima de que no le dijo que él no es su papá.
—espera, ¿qué? ¿Cómo que Kirishima no es su papá?—preguntó sorprendido.
—yo también me sorprendí mucho. Me dijo que él no es su papá, pero la quiere como si fuera suya.
—pero, eso quiere decir que su esposa lo engaño.
—así parece, pero no me quiso decir bien cómo pasó todo aquello.
—esto es increíble. Pero eso significa que no tiene nada de malo que a Saeki le guste ella, ya sabemos que no son hermanos ni medios hermanos—respondió el azabache con una sonrisa.
—tienes razón. Debería hablar con Hiyo para saber si a ella también le gusta mi niño.
El azabache sonrió y continuaron hablando de banalidades hasta que llegaron al trabajo y tuvieron que bajar del auto.
—nos vemos más tarde, ¿vas a ir a mi casa?—hablo el peli azul.
—claro que iré. Espero que hoy termine pronto. Nos vemos—se acercó al menor y le plantó un beso rápido en los labios, beso que fue correspondido.
—me encanta tanto como saben tus labios, son tan dulces y adictivos, no me canso de besarlos—lo miró con deseo y volvió a pegarse a sus labios. El beso que al principio era dulce y transmitía amor, en estos momentos se estaba transformando en uno más apasionado.
—e-espera... ¿Q-qué crees que estás haciendo? Estamos en el trabajo, pervertido—lo miró serio y se alejó del azabache—. Ya vete a trabajar, nos vemos después—se acomodó su ropa y se alejó de su pareja.
—pero...
Fue inútil, trato de detenerlo, pero sus intentos fueron en vano, el peli azul ya se había marchado.
No le quedó de otra más que caminar él también a su área de trabajo.
***
Yokozawa estaba ahora en su área de trabajo también y hacía el trabajo con mucho entusiasmo y esmero. No pasaba nada por alto y trataba de que sus subordinados sacaran lo máximo de sí mismos.
—Henmi—llamó a su subordinado.
El pequeño sujeto se acercó a su jefe e hizo una reverencia.
—quiero que vayas a Japun y le lleves esta propuesta a Kirishima, me encargo que la revisará y ya está, le anote algunas correcciones, ¿bien?—el chico asintió y salió de la oficina de ventas para dirigirse al área de manga shonen.
Pasaron varios minutos, hasta que regresó el chico cabello castaño y se acercó al peli azul.
—lo siento, Yokozawa. Kirishima no estaba en su oficina y sus subordinados me dijeron que no vino hoy al trabajo.
—¿no vino a trabajar? Increíble, eso no había pasado nunca. Bueno, gracias, puedes seguir con tu trabajo—el menor hizo una reverencia y se alejó de ahí.
—¿por qué no habrá venido al trabajo? ¿Estará enfermo? Como sea, ese no es mi problema—se dedicó única y exclusivamente a cumplir con sus deberes.
***

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