Capítulo XXXI. Una oportunidad para ser feliz

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Capítulo XXXI. Una oportunidad para ser feliz
Narra Masamune
—las cosas han estado bien, amo mi trabajo y lo hago con esmero y profesionalismo. Me siento tan bien de ver a Takafumi tan feliz, eso es lo que quiero, verlo feliz y tan lleno de vida. Hace algunos días, dio a luz a su niña Haruka. Me dijo que está perfectamente y además, es una bebé muy tranquila, casi no llora ni hace berrinche, solamente se despierta en las noches porque tiene hambre, pero de ahí en fuera, es una niña muy tranquila. También hace poco que lo dieron de alta, aún no he podido ir a visitarlo porque el trabajo consume casi todo mi tiempo. Pero juro que en cuanto pueda, iré a verlos. Con respecto a mis sentimientos, lo sigo amando con locura, quiero olvidarme por fin de estos sentimientos y poder seguir con mi vida, pero es imposible, lo amo y no estoy seguro de poder olvidarlo tan fácilmente.
***
—Hoy estamos empezando el ciclo, no tendré tanto trabajo, así que podré ir a visitar a Takafumi. Al fin podré conocer a mi querida ahijada. Takafumi me pidió que si podía ser el padrino de Haruka y yo con muchísimo gusto acepté. A pesar de que no pude conseguir su amor, pude conservar su amistad y eso es algo muy valioso para mí.
Me dirigí hacia su casa en mi automóvil, no está tan lejos del trabajo, así que llegue en 15 minutos. Me baje y camine hacia la puerta de la mansión, la recuerdo; fue donde ocurrió el incidente del beso. Toque el timbre y me recibió el mayordomo.
—muy buenos días, mi nombre es Ken y soy el mayordomo de esta casa, ¿qué se le ofrece?—me pregunto un hombre alto, ya lo recuerdo.
—hola, buenos días. Soy Takano Masamune y vengo a visitar a Takafumi, ¿está en casa?—le pregunte amablemente.
—claro que sí, adelante. Está en su casa—hizo una reverencia y me dejo pasar. Yo le sonreí, es alguien muy amable. Me guió hasta la sala, donde estaba Takafumi sentado en el sillón y cargando a la bebé.
Ken se alejó y yo me acerqué a mi amigo.
—hola—salude a mi amigo y me acerqué.
—hola, Masamune. Qué bueno que pudiste venir, ven, quiero que conozcas a tu ahijada—Takafumi me sonrió, tuve que disimular porque mi corazón comenzó a latir con fuerza.
Me acerqué como me lo pidió y me senté a su lado, sólo para tomar a la bebé delicadamente entre mis brazos. La observe detenidamente, es preciosa, tiene unos cortos mechones de cabello color azul y sus ojitos son tan lindos como la miel. Además, su piel es muy blanca y sedosa. Ella me miró mientras la cargaba y apretó mi dedo meñique con su pequeña manita.
—¿cómo es esta niña tan linda? ¿No te causa problemas?—le pregunte mientras seguía mirando a la niña.
—no, es muy bien portada. Solamente se despierta a mitad de la noche para que le dé de comer, pero nada más—lo mire de reojo y pude ver una sonrisa en sus labios.
—eso es muy bueno, me alegra tanto que tú seas feliz. Y, ¿cómo están mis pequeños?
—también están muy bien, ya sabes, creciendo—pude percibir que en su voz había un toque de nostalgia.
—bueno, creo que debería irme ya, aún tengo unos cuantos asuntos que atender y no puedo perder tiempo. Me dio mucho gusto poder conocer al fin a mi hermosa ahijada—me acerqué a él y le entregue a la niña cuidadosamente, ya que hace poco acababa de quedarse dormida. Me levante de mi asiento y estaba dispuesto a retirarme.
—Masamune—me llamó. ¡Joder! Tuve que darme la vuelta para verlo.
—¿qué ocurre?—le pregunte, tratando de disimular mis nervios.
—¿tú cómo estás? ¿Has hablado o intentado salir con alguien?
—no, aún no—respondí.
—deberías intentarlo. No puedes estar así toda tu vida. Debes dejar esos sentimientos atrás y tratar de ser feliz con alguien más.
—es difícil, ¿sabes? Es difícil tratar de hacer lo que me estás pidiendo. He estado enamorado de ti casi 10 años y por mucho que te sorprenda, aún lo hago. Sé que ya no tengo ninguna oportunidad contigo, pero aun así, no puedo evitar sentirme triste cada vez que te veo tan feliz junto a tu familia. Sé que eres feliz y eso es lo que yo más deseo, pero no me pidas que lo olvide de la noche a la mañana, porque no será posible. De hecho, me gustaría pedirte que me des algo de tiempo, quiero estar a solas y tratar de despejar mi mente un poco. Necesito algo de tiempo a solas, cuando esté mejor, entonces hablaremos, ¿está bien?
—sí, está bien. Si eso es lo que quieres, lo entiendo. Sólo… no vayas a hacer nada estúpido, ¿de acuerdo?
—¿a qué te refieres con estúpido? ¿Suicidarme? Ja, ja, claro que no. Ya te dije que quiero pensar a solas, no me pasará nada. Bueno, ahora sí te dejo, nos vemos después, adiós—me despedí, Takafumi también lo hizo. Me dirigí a la salida lo más rápido posible y entre a mi automóvil. No puedo dejar que nadie me vea en este estado tan lamentablemente. Me limpie las pocas lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos y emprendí el camino de regreso a casa.
De un momento a otro, sentí que las lágrimas volvían a nublar mi vista y mis ojos se empañaban. Fue ahí que no pude ver lo que estaba pasando y un chico paso frente a mí, solamente sentí que lo había derribado. Me asuste mucho y decidí salir para ver qué era lo que había pasado. Lo vi, tirado en el suelo y con unos cuantos rasguños, no era nada grave. Sin embargo, yo estaba aterrado.
—lo siento, en serio lo siento, no sabía por dónde iba, lo siento—me disculpe con el chico varias veces, se veía tan frágil y con un cuerpo tan pequeño.
—no te preocupes, yo tampoco sabía bien a dónde estaba yendo. No necesitas disculparte, en serio—esbozó una sonrisa que logró tranquilizarme un poco.
—debería llevarte al hospital para que te revisen, no me gustaría que tuvieras alguna herida por culpa de mi imprudencia.
—estoy bien, en serio. Solamente fueron unos cuantos rasguños, pero no es nada grave, no hay de qué preocuparse.
—insisto—él soltó un suspiro y termino aceptando. Lo ayude a levantarse y fue ahí donde nos dimos cuenta de que tenía ambas rodillas raspadas, además de las manos. Lo introduje en mi automóvil y después de eso, comencé a manejar.
—¿cuál es tu nombre?—le pregunte.
—me llamo Onodera Ritsu, es un gusto conocerte—se sonrojó cuando lo mire.
—el placer es mío, yo soy Takano Masamune. Siento lo de hace un momento, no supe qué fue lo que me pasó—volví a disculparme.
—ya te dije que no te preocuparas. Yo también iba distraído. Por cierto, ¿puedo preguntarte algo?—asentí—. ¿Por qué te veías tan triste?
—pues, vengo de la casa de mi mejor amigo, acaba de dar a luz a su bebé y quiere que yo sea su padrino. No me importa serlo, porque yo aprecio mucho a toda su familia, lo que pasa es que… estoy enamorado de él desde hace ya bastante tiempo—respondí cabizbajo.
—¿y te le declaraste?—me pregunto Onodera con curiosidad.
—lo hice, de hecho fuimos novios un tiempo. Ocurrieron demasiadas cosas, el punto es que él está casado y ahora tiene una hermosa familia.
—ya veo, debe ser difícil ver a la persona que amas siendo feliz con alguien más.
—tienes razón, pero eso es lo que quiero, que sea feliz con la persona que ama, si él es feliz, yo seré feliz.
—qué valiente de tu parte, tienes un buen corazón. Espero que pronto puedas encontrar a alguien que te ame con la misma intensidad con la que amas a esa persona—me animó.
—gracias. Ahora me toca a mí preguntarte por qué te cruzaste así, de la nada.
—bueno, es difícil explicar. Mi papá es dueño de una de las más grandes editoriales del país. Él junto a mi madre planearon un matrimonio arreglado para que yo pueda heredar la empresa, por supuesto que yo me negué y mi futura «esposa» también se negó. Yo estoy enamorado de alguien más, y pensé que él también lo estaba, pero me di cuenta de que todo fue una mentira, él se casó con alguien más. Planeábamos huir juntos, pero mis papás se enteraron. Me desheredaron y me corrieron de la casa, me dijeron que yo para ellos ya estaba muerto—termino de relatarme, siento pena por él.
—lo siento.
—no importa, ya veré cómo le haré para sobrevivir—agacho la mirada.
—yo puedo ayudarte, tengo un cuarto extra en mi departamento. Si quieres, puedes quedarte ahí.
—¿en serio? Muchas gracias, prometo no causar muchas molestias—me miró con ilusión.
—no te preocupes, puedes quedarte ahí el tiempo que necesites—me agradeció con una gran sonrisa. No sé por qué, pero me sentí extraño al verlo así, sonrojado y avergonzado.
***
Masamune continuó conduciendo hasta que llegaron al hospital, fue ahí donde atendieron al castaño. Les dijeron que no había nada de qué preocuparse y curaron sus heridas. Ya más tranquilos, Masamune condujo hasta su departamento y ahí le cedió el paso al menor. Entraron al lugar y Masamune le enseño al castaño su habitación.
—te prometo que en cuanto encuentre un lugar, me iré. No quiero causarte más molestias—respondió Onodera avergonzado.
—ya te dije que no te preocupes, puedes quedaste el tiempo que necesites. No voy a presionarte, ¿de acuerdo?—Onodera asintió, emocionado.
—¿y tú a qué te dedicas?—preguntó el castaño mientras Masamune preparaba té para ambos.
—pues, trabajo en la editorial Marukawa, en la sección de manga shoujo—respondió el azabache llegando con dos tazas de té.
—¿en serio? Hace poco metí mis papeles para entrar a esa editorial. Sería muy emocionante poder entrar ahí—expresó Ritsu con alegría.
—esperemos que pronto puedas entrar ahí, es muy interesante, te gustará.
—gracias por alentarme a seguir con mis sueños. Jamás alguien me había dicho algo parecido, ni siquiera mis papás. Ellos siempre me han considerado alguien inútil y que no puedo hacer nada bien.
—qué malo, nadie debería hacer eso. Se supone que tus padres están para darte ánimos y apoyarte, no lo contrario. Lo siento, me exalte—se disculpó el mayor.
—no te preocupes, de todas formas tienes razón. Por ello, quiero lograr entrar a esa editorial, quiero demostrar que soy capaz de cualquier cosa.
—así se habla, lo lograrás—lo apoyó Masamune.
***
Pasaron algunas semanas más, hasta que al fin llamaron a Onodera para que fuera a una entrevista de trabajo. Estaba muy emocionado y sonreía a más no poder. Masamune también estaba muy feliz por él y esperaba que todo fuera bien. Pero también había algo que lo tenía preocupado, bueno, no tanto así, más bien, confundido. Desde que ese castaño se había mudado a vivir a su departamento, no podía dejar de mirarlo de lejos, en las noches no podía dormir por pensar en él. Su mente era todo un caos en esos momentos.
—creo que me enamoré de Onodera—admitió en voz alta. Lo que él no sabía es que, no estaba solo en el departamento.
—¿en serio?—preguntó una voz dulce y delicada.
En ese momento, Masamune se levantó de su asiento y miro detrás de él, ahí estaba parado Onodera.
—¿d-desde cuándo estás ahí?—preguntó Masamune asustado.
—el tiempo suficiente como para escuchar lo que dijiste.
—n-no sé de qué estás hablando, yo no dije nada—balbuceo.
—no quieras hacerte el tonto, oí cada una de las palabras que dijiste. Escuché que dijiste que me amabas.
Masamune se quedó callado unos cuantos minutos, con la cabeza agachada.
—¿Masamune?—preguntó Onodera preocupado. No recibió una respuesta de su parte y en su lugar, solamente sintió como el azabache se abalanzaba encima de él para atrapar sus labios entre los suyos. El beso era lento y demostraba cariño. Onodera se sonrojó a más no poder y trato de apartarlo, sin embargo, su cuerpo no respondió y se dejó llevar por el azabache. Tuvieron que separarse por falta de aire, pero inmediatamente después volvieron a unir sus labios. Se necesitan y se deseaban.
Al separarse al fin, Masamune abrazo al menor por la cintura con una mano y con la otra, le acarició la mejilla.
—¿tú me amas también?—preguntó Masamune.
—lo hago, estoy enamorado de ti. Espero que puedas darme una oportunidad para hacerte feliz—murmuró Ritsu, con las mejillas rojas.
—ya lo haces. Me estás haciendo el hombre más feliz del mundo. Con esto me doy cuenta de que el amor verdadero sí existe—expresó el mayor antes de abrazar a su nueva pareja. Ambos serían felices, caminando juntos y tomados de la mano.
FIN

Muchas gracias por todo su apoyo, desgraciadamente hemos llegado al final de esta historia

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Muchas gracias por todo su apoyo, desgraciadamente hemos llegado al final de esta historia. Pero no todo en esta vida son malas noticias, ¿verdad?  Nos leemos pronto.

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