Capítulo XVIII. Una gran fortuna en juego

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—así que eres tú quien está detrás de todo esto—respondió el castaño con todo el odio.
—exactamente. Yo soy la que ha planeado todo esto. ¿No es genial? En estos momentos tú estás muerto para todo el mundo—hablo la castaña.
—¿qué?—preguntó aterrado.
—tal como lo escuchas. Tú, junto a tu patética familia ahora están muertos—hablo con una sonrisa burlona.
—¿muertos? ¿Dónde están mis papás? ¿Qué les hiciste, maldita loca?—exclamó con furia.
—ya te lo dije, ellos están muertos. Pasaron a mejor vida—volvió a burlarse.
—juro que te vas a arrepentir por todo lo que estás haciendo—amenazo el castaño.
—¿oh, en serio?—puso su mano sobre su boca, fingiendo estar asustada—. Estoy muy asustada. Alguien debería venir a salvarme.
—¿por qué estás haciendo esto? ¿Qué ganas con lastimarme a mí o a mis papás?
—parece que tu cerebro ya no funciona como debería. ¿Por qué otro motivo? Tu familia es millonaria. Si me deshago de ustedes, toda su fortuna será para mí. ¿Acaso creíste que yo sentía algo por ti?
—JA. Esa es la pregunta más estúpida que he oído. ¿Quién querría estar con una cualquiera como tú? Sé que Hiyori no es mi hija de sangre. Debe ser hija de tu amante, ¿no es así? ¿Creíste que me creería el cuento de que el día de la fiesta de compromiso hicimos algo? Qué equivocada estás. Pero déjame decirte algo, amo a mi hija, la amo más de lo que puedes imaginarte. Ella es una víctima de una persona tan despreciable como lo eres tú, me das tanta repugnancia. Utilizar a tu propia hija para mantenerme atado a ti. Me das asco—la miró con todo el odio que pudiera haber en su corazón.
—¡cállate! Tú no sabes nada. Mejor cierra la boca y prepárate porque tu estadía en este lugar será larga y dolorosa—recuperó la sonrisa y después se fue.
Mientras tanto, Kirishima se dejó caer al suelo, tenía las manos atadas y en su condición no podía hacer nada. ¿Era verdad que sus papás estaban muertos? No, eso no podía ser cierto. Esa mujer sólo trataba de verlo sufrir y vaya que lo estaba consiguiendo.
Pero cómo fue que llegó a ese lugar tan deplorable y alejado de la ciudad, veamos.
FLASHBACK
Eran aproximadamente las 12 de la madrugada. Kirishima permanecía recostado en todo lo largo del sillón en su gran y espaciosa sala, miraba la televisión. Hace dos meses que Takafumi le había pedido que terminaran con su relación. No sabía cómo, pero seguía en pie, eso sí, llorando y sufriendo por su ausencia. De nuevo la historia se repetía. No podría conocer a su hijo y tampoco podría ser un padre para ese bebé. Le dolía tanto en su corazón, pero debía dejar el pasado atrás y tratar de seguir adelante. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que alguien llamaba a la puerta. ¿Quién podría ser a esa hora? Se levanto y fue a mirar. Abrió la puerta y se topó con un hombre alto y con una gabardina negra. Kirishima lo distinguió enseguida.

—¿qué demonios haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?—exclamó el castaño. El hombre sólo se limitó a sonreír y sacó un frasco, rociando un extraño líquido sobre el rostro del castaño, este se desmayó al instante. El hombre lo cargo como si fuera un costal de papas y cerró la puerta de su departamento. Bajo por las escaleras y entro al auto que lo esperaba afuera del edificio.
—wow, sí que eres increíble. Lograrse capturarlo—lo felicito el conductor.
—fue muy sencillo. Pobre tonto, no sabe lo que le espera—se burlo el raptor.
—debemos llevarlo a donde nos indicó la señora Sakura—hablo el conductor.
—vamos entonces—dicho esto, el auto se puso en marcha y se dirigieron a una cabaña abandonada y muy, muy apartada de la ciudad. Nadie pasaba por ahí, así que no podría pedir ayuda. Lo amarraron y lo dejaron ahí, tirado.
Mientras tanto, en la carretera...

Había un coche muy lujoso aparcado en medio de la carretera, en este se hallaban los cuerpos de tres personas, muertas por supuesto; mientras que del otro lado, había otro coche, había la misma cantidad de personas, pero estas sí estaban vivas, eran: Sakura, su hija Hiyori y un hombre completamente desconocido. El coche permanecía estacionado, pero el hombre comenzó a conducir al ver que dicho coche también se movía. Aumentó más y más la velocidad, hasta que su cercanía era tanta, que no pudo evitarlo y ambos coches terminaron chocando. Inmediatamente, quien manejaba el otro auto salió a toda prisa y sacó un galón de combustible de la parte trasera y cubrió el automóvil con el líquido inflamable para después prenderle fuego. Por el contrario, el auto donde iban la esposa del castaño y su hija, había terminado llantas arriba. Los tres pasajeros acabaron inconscientes, pero con heridas menores. Alguien que iba pasando por ahí en su auto, vio el accidente y de inmediato llamó a los paramédicos. Estos llegaron casi enseguida, logrando estabilizar a los miembros del auto volteado, sin embargo, nada podía hacerse por el auto quemado.
Acordonaron la zona y nadie más podía entrar, a menos que fuera algún miembro de la policía para poder dar con las identidades de los fallecidos.
—las identidades de los fallecidos son las siguientes: Kirishima Haru, 50 años; Kirishima Saori, 45 años; y por último, Kirishima Zen, 28 años. Sus cuerpos están completamente quemados, pero por medio del ADN hemos podido averiguarlo—dijo uno de los «investigadores» a un oficial de policía.

El caso del fallecimiento de la familia Kirishima se esparció como pólvora y de inmediato todos los medios de comunicación ya estaban transmitiendo en la televisión, en la radio, en todas partes sobre aquel fatídico día.
FIN FLASHBACK

***
—veo que estás despierto. Toma, te he traído un poco de comida, desde la mañana que no has comido nada y debes tener hambre —nuevamente Sakura estaba ahí y llevaba en las manos una charola de comida. La depositó en el suelo, frente al castaño.
—gracias—murmuró el castaño. Comenzó a comer con ansias.
—vaya. Veo que de verdad tenías hambre. Bueno, mientras voy a leerte lo que dice en el periódico sobre ti y tu familia. Pon atención—tomó asiento en una silla frente a él y cruzó una pierna sobre la otra, abrió el periódico y comenzó a leer:
«el caso de la familia Kirishima».
«durante las primeras horas del día sábado, un accidente ocurrió en una carretera de la ciudad. Se dice que el automóvil donde viajaba la familia Kirishima se había quedado sin frenos y por eso, el conductor no tuvo ni siquiera un momento para esquivar el auto que venía en la dirección contraria. El auto donde viajaba la familia del señor Kirishima Zen, o sea, su esposa y su hija, terminó volcado nos pocos metros más adelante. Con heridas menores, contaron lo sucedido a la policía. El auto de la familia Kirishima terminó incendiado y sin si quiera poder reconocer a los cuerpos, pero algunas muestras de ADN nos muestran que era la familia Kirishima quien no vivió para contar sobre este infortunado accidente». Termino de leer la castaña.
—veo que planeaste cada detalle a la perfección. No sólo yo sino también mis padres están muertos. Te felicito, eres una loca. Pusiste la vida de nuestra hija en riesgo para poder llevar a cabo tus malignos planes. Eres una persona tan repugnante. Hubiera querido que quien esté muerta seas tú y que sí sea cierto—la miró con ojos serios.
—qué miedo tengo. Debería matarte en serio, pero aún no será el caso. Prefiero torturarte de otras maneras—lo miró con una sonrisa cínica y después se fue.
—Dios mío, por favor ayúdame—cerró los ojos y se dejó llevar por el cansancio.
***
—a mí me parece muy extraño que toda la familia haya sido muerta en aquel accidente—decía un miembro de la policía a otro.
—¿qué estás tratando de decir? ¿Que no fue un accidente?
—eso sospecho. Más bien, creo que fue planeado. Porque mira, ¿cómo explicas que los Kirishima estaban en su auto y justo frente a ellos apareció el otro auto?
—puede que haya sido una coincidencia. Además, no sabemos a qué distancia estaban exactamente. Puede que hayan estado muy separados uno del otros. No te comas tanto la cabeza con eso. Mejor continuemos con el trabajo—respondió el otro.
—estoy seguro que no fue un accidente. Alguien lo planeó y sospecho de una sola persona—respondió para sí.
***
Habían transcurrido unas cuantas semanas desde que se había dado a conocer sobre el fallecimiento de la familia Kirishima. Nadie, absolutamente nadie sospechaba de que seguían vivos y por lo mismo, no se preocupaban por buscarlos.
Se les había dado sepultura a los cuerpos, todos aquellos conocidos de los fallecidos estaban presentes en el cementerio a la hora de enterrar los féretros. Entre ellos se encontraba cierto peli azul.
Cuando terminó la ceremonia, fue el último en irse y se arrodilló frente a una tumba en específico. Era la tumba del amor de su vida.
En la lápida estaba inscrito el nombre del fallecido más su fecha de nacimiento y la de defunción.
«Kirishima Zen» «1991-2019».
Toco la piedra con su mano y colocó una rosa en aquella tumba.
—lamento tanto todo lo que sucedió. Fue mi culpa al no haber sido claro, por no decirte lo que estaba pasando. Sé que ahora estás en un mejor lugar. Quiero que recuerdes que tú eres mi único amor y mi corazón será tuyo por siempre. Te amo, te amo con todo mi corazón y mi alma—le dio un último vistazo a la tumba antes de levantarse y salir de aquel sitio donde descansaba el cuerpo de su amado.
***
—4 malditos meses encerrado en este lugar y ni siquiera tengo manera de escapar porque mis manos están atadas—se quejó un castaño, quien tenía el cabello un poco más largo y una barba no han notable aún, ojeras y unas cuantas marcas de golpes.
Se encontraba sentado en el suelo, recargando su cabeza en la pared, sus manos estaban atadas, así que no tenía ninguna posibilidad de escapar.
—mis esperanzas se agotan poco a poco.

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