Capítulo XXVI. Te amo
2 semanas después...
Narra Yokozawa...
-han pasado dos semanas desde que Masamune me pidió que me casase con él. Aún me siento indeciso con respecto a eso. No sé si lo que estamos a punto de hacer es lo correcto. Está bien que ambos seamos amigos y novios, claro, pero eso no cambia nada en absoluto. Yo amo a Zen y lo es todo para mí.
Desde hace dos semanas que deje de buscarlo, de intentar hablar con él, sé que nada de lo que haga hará que cambie de opinión. Me siento como un verdadero cobarde al no haber tenido el valor para decirle las cosas en el momento y de manera clara. Ahora sólo debo ver por el bien de mis hijos y tratar de hacer feliz a Masamune.
***
-niños, vengan un momento, por favor-llame a mis pequeños. Estoy en la sala, con Masamune sentado a mi lado. Vamos a darles la noticia de nuestro compromiso. Escuchamos los pasos apresurados de ambos bajando las escaleras.
-¿qué pasa, mamá?-preguntó el hermano mayor, acelerado por haber venido corriendo.
-vengan, pequeños. Nosotros tenemos algo muy importante que decirles-Saeki se sentó en las piernas del azabache y el menor se sentó en las piernas del peli azul.
-¿qué es? ¿Qué es, mamá?-preguntaron ambos niños.
-pues, miren-comenzó a relatar Masamune-, ¿saben qué es lo que pasa cuando dos personas se aman mucho?
-son novios-respondió Saeki.
-aparte. ¿Qué más crees que hacen?
-se abrazan y se dan besos-respondió el más pequeño.
-así es, es lo que hacen dos personas cuando están enamoradas y se aman muchísimo. Pero, después de que que son novios y se dan cuenta de que no quieren volver a estar separadas una de otra, ¿qué crees que pase?
-¿se casan?-preguntó el castaño mayor.
-exactamente, mi amor. ¿Recuerdas que tú una vez me dijiste que querías que mamá se casara conmigo?
-sí, yo lo dije, pero ¿por qué me estás...?-su pregunta se vio interrumpida al darse cuenta de todo. Su rostro reflejaba sorpresa y emoción-... ¿mamá y tú se van a casar?-miró alternadamente a los dos hombres y después comenzó a dar pequeños brincos de felicidad.
-¡mamá y papá se van a casar!-exclamaron ambos niños y abrazaron a los dos adultos.
-nos alegra tanto que estén de acuerdo con esta decisión tan importante para nosotros-expresó el peli azul.
-¿cuándo va a ser la boda? ¿Cuándo?-preguntó Saeki, emocionado.
-será el mes que viene-explicó el azabache.
-¿t-tan pronto?-preguntó Takafumi incrédulo.
-¿para qué esperar más tiempo? No debemos esperar más, si fuera por mí, nos casábamos ahora mismo, pero todo debe ser a su tiempo-explicó el azabache, acariciando la sonrojada mejilla de su pareja.
-e-está bien-accedió.
***
Narra Yokozawa
-han pasado 15 días desde que comenzaron los preparativos para mi boda con Masamune. Casi todo está listo, ahora solamente me falta entregarle las invitaciones a todos nuestros familiares y conocidos, tanto dentro como fuera de la editorial. El primer invitado fue el presidente de la empresa, Isaka y su secretario. Sé que también debo darle una a Zen, no estoy seguir de que él vaya a ir, pero igualmente debo hacerlo. Camine hasta Japun, nos nervios me traicionan y hacen que todo mi cuerpo tiemble. Tomo aire antes de entrar y me dirijo hasta su escritorio, lo veo tan inmiscuido en su trabajo, que me dan ganas de salir corriendo de ahí.
Levanta la mirada y me mira, está tranquilo.
-¿qué haces por aquí?-me pregunta tranquilamente, no me ve con odio o algo parecido.
-vengo a darte esto-le extendí la invitación a mi boda. Él me miró, pero al final la tomó. Le quito la cubierta de plástico y la abrió.
-«tenemos el gran honor de invitarlos a nuestro enlace matrimonial el día sábado, 21 de septiembre del presente año. Sería un honor para nosotros contar con su presencia en este momento tan importante y especial en nuestras vidas»-leyó la invitación. Sonrió con amargura y después volvió a cubrir la impresión con el plástico protector. Me miró y después, me regreso la invitación.
-es una pena, pero ese día no podré ir-su voz sonaba un poco apagada y dolida.
-¿por qué?-le pregunté.
-pues, mira, ese día tengo una cita-me miró con burla. Dijo: «¿cita?». ¿Oí bien? ¿Zen tendrá una cita? ¿Con quién?
-¿cita? ¿Con quién?-le pregunte un poco dolido.
-por supuesto que con mi almohada. Es sábado, por Dios. ¿Quién crees que va a andar parándose temprano para ir a una boda? Qué flojera. Yo prefiero descansar. Eso sí, deseo que sea una boda muy linda, pero lamento decirte que no cuentas con mi presencia-su mirada no dejaba de ser seria.
Es un idiota, por un momento pensé que sí tendría una cita, con una mujer.
-está bien. Sólo lo hice porque pensé que sería muy descortés si no te invitaba, pero bueno, un invitado menos-también me burle, lo mire por última vez y después salí del lugar.
Faltan exactamente 7 días para que sea legalmente de Takano.
***
-Han pasado dos semanas desde que voy al psicólogo, ha sido de mucha ayuda. Con eso me he sentido más seguro y tranquilo. Las pesadillas cada vez son menos frecuentes, me siento más feliz y despierto con mejor humor. Salgo más, siento que poco a poco comienzo a recuperar mi vida.
El psicólogo me explico que lo que yo estoy padeciendo se llama estrés postraumático y se presenta después de haber vivido algún evento traumático, en este caso; mi secuestro y el homicidio de mis papás. Suele presentarse con algunos recuerdos acerca del evento traumático, tienes emociones negativas, tales como: irritabilidad, miedo, enojo, culpabilidad, etc. Las pesadillas casi siempre me recordaban a todo lo que había vivido durante esos cinco años, pero ahora estas han ido disminuyendo significativamente y ya no me despierto en la madrugada, alterado o asustado.
Mi vida ha comenzado a cobrar sentido poco a poco. Mi mayor alegría es tener a mi hija conmigo y una de las cosas que me impulsan a continuar, es que atrapen a ese maldito de Yasuda, debe pagar por lo que les hizo a mis papás.
***
-papá, hoy voy a ir a casa de mi amiga Yuki, vamos a hacer la tarea de matemáticas juntas, ¿sí? Prometo no tardarme mucho.
-¿es tu amiga la del piso de arriba?-la niña asintió-. Está bien, pero tampoco te exijas demasiado, te esperaré para la hora de la comida-respondió el castaño mayor.
-está bien, papá. Vendré más tarde para que cocinemos algo juntos-expresó la pequeña con alegría.
-me parece muy bien, ve con cuidado-se despidió el castaño y acaricio los castaños cabellos de su hija, a su vez que la niña depositaba un beso en su mejilla.
La niña tomó su mochila y se la puso al hombro, para después salir de la casa.
Kirishima se quedó sentado en el sillón de la sala mientras cerraba los ojos, poco fue quedándose dormido, cayendo en un sueño profundo.
Hoy era la boda de su amado Yokozawa, pero para no pensar en eso, prefirió dormir.
***
Mientras tanto, en la casa de cierto peli azul...
Yokozawa Takafumi se terminaba de poner su traje de novio, ese era un momento muy especial tanto en su vida como en la de Masamune. Pronto ambos serían esposos y formarían una hermosa familia.
-No estoy seguro de lo que voy a hacer, pero ni modo, ya no puedo regresar el tiempo. Sólo espero que Zen pueda conseguir a alguien que lo ame y lo haga feliz y también una madre para Hiyo-pensó Takafumi.
En esos momentos llegó su madre y se acercó a él para terminar de arreglar su traje, le sonrió, le beso la mejilla y le dio un fuerte abrazo.
-mamá...
-dime-murmuró su madre.
-¿cómo supiste que estabas enamorada de papá?
-pues muy fácil, cuando lo veía, mis mejillas se ponían coloradas, me daba pena hablar con él, sentía cositas en el estómago y mi corazón palpitaba con fuerza cuando estaba cerca de él.
-¿te pusiste feliz cuando te pidió matrimonio?
-claro que me puse feliz, era algo que anhelaba y mi felicidad fue mayor cuando me enteré que estaba embarazada de ti. Son recuerdos muy hermosos, que espero recordar para siempre. ¿Por qué la pregunta?
-nada, solamente tenía curiosidad-desvío la mirada.
-no estás seguro de casarte de Masamune, ¿verdad?-el peli azul la miró con sorpresa, pero inmediatamente se acercó a ella y la abrazo, llorando en su hombro.
-yo amo a Zen, mamá. Quiero estar con él y que ambos podamos estar con nuestros hijos-sollozó.
-entonces, ve por él-lo incitó su madre con una gran sonrisa.
-pero...
-habla con Masamune, explícale que tú amas a alguien más. Sé que él lo va a entender. Masamune te ama y estoy segura de que eso es lo que él más desea.
-tu madre tiene razón-Takafumi se estremeció al oír la voz.
Giró la cabeza y vio a su prometido, parado en la puerta.
-bueno, creo que mejor me voy, les daré privacidad. Cualquier cosa, no dudes en llamarme-le dijo a su hijo. Takafumi solamente sonrió.
Dicho esto, la señora Yokozawa se retiró y dejó a ambos hombres solos. Masamune se acercó lentamente a Takafumi, quien estaba un poco nervioso.
-M-Masamune, y-yo...
-tranquilo, no tienes por qué estar asustado. Entiendo todo a la perfección. Como dijo tu mamá hace un momento, yo solamente quiero tu felicidad, quiero verte sonreír, quiero verte ser feliz junto a la persona que tú realmente amas, y creo que esa persona no soy yo.
-l-lo siento mucho, yo nunca quise que las cosas fueran así. Yo solamente quería ser feliz. Perdóname, sólo te utilice para tratar de remediar mi error, pero creo que sólo lo empeoré-se disculpó Takafumi y agacho la mirada para evitar que el otro viera sus lágrimas.
-no te sientas culpable. Ahora, debes ir a buscar a tu verdadero amor. Recuerda que siempre seremos amigos y estaré a tu lado para apoyarte en lo que sea necesario, con los niños o con cualquier cosa, no dudes en pedírmelo, ¿de acuerdo?-Takafumi asintió con una sonrisa y se acercó a su amigo y ahora exnovio para darle un abrazo. Cuando se separaron, Takafumi le entregó el anillo de compromiso y antes de irse, le dio un beso en la mejilla.
-gracias por todo-murmuró antes de salir de la casa en busca de su único y verdadero amor.
Se dirigió caminando hasta la casa del castaño, iba a paso apresurado, casi corriendo. Cuando llegó al bloque de pisos, subió el ascensor y presionó el botón del piso donde vivía el castaño. Salió de dicho ascensor y camino hasta su apartamento, donde estaba escrito en la entrada, el apellido de la familia: Kirishima. Se posicionó frente a la puerta y respiro profundo antes de tocar el timbre.
La misma se vio abierta casi enseguida, dejando al dueño de la casa en completo estado de shock.
-¿Takafumi?-preguntó Kirishima incrédulo.
-h-hola-respondió un poco agitado.
-¿qué haces aquí? ¿No deberías de estarte casando?
-debería, pero no me casaré-respondió con la mirada seria.
-¿cómo que no te vas a casar? ¿Por qué?
-antes que nada, ¿me dejas entrar? Vine corriendo desde mi casa y en estos momentos necesito sentarme.
-sí, sí claro, pasa-se hizo a un lado y dejó al menor entrar al lugar.
-¿dónde está Hiyo?-preguntó, inspeccionando la casa y no vio a la niña.
-se fue a hacer la tarea con una amiga, vendrá más al rato. ¿Quieres agua o algo?
-agua está bien, gracias-sonrió un poco y desvío la mirada.
Kirishima asintió y después camino hacia la cocina. Al poco rato regreso con un vaso de agua y se lo extendió al peli azul.
-gracias-murmuró.
Kirishima sólo lo miró y se acomodó en uno de los sillones para quedar ambos de frente.
-ahora sí, cuéntame el motivo por el cual estás aquí-Kirishima lo miró serio.
-bueno, antes que nada, debo decirte que mis sentimientos hacia ti siguen ahí, en mi corazón y jamás los podrás arrancar de ahí. Yo te sigo amando, y sé que tú también lo haces.
-así es, yo también sigo amándote, incluso más que hace 5 años. Pero eso ya no importa, ¿para qué viniste? ¿Sólo a decirme eso?
-no, no. Déjame continuar. Mira, hace 5 años, cuando te dije que terminábamos, lo hice porque Sakura me amenazó con quitarme a mis hijos, me advirtió que me alejara de ti, si no ambos iríamos a la cárcel por infidelidad. Si yo iba a prisión, ella me quitaría a mis hijos. Me asuste al pensar que ella fuera capaz de quitármelos.
-maldita zorra-masculló el castaño entre dientes, pero con mucha furia.
-te digo esto porque en ese momento no tuve el valor para decirte las cosas de frente. Me arrepentí mucho después, cuando me enteré de que habías muerto, pero luego supe que nada era cierto. Lamento mucho todo lo que viviste durante esos años que estuviste encerrado y sin ninguna posibilidad de escapar. Debió ser difícil-opinó el peli azul.
-fue terrible, pero afortunadamente ya me estoy recuperando. Me ha ayudado mucho ir con el psicólogo. Me siento feliz nuevamente, siento que mi vida ha cobrado color, ya no es gris-esbozó una sonrisa un tanto forzada, pero se veía sincera.
-qué alegría. Me pone tan feliz verte de esa manera-expresó el peli azul con una inmensa felicidad.
-pero no me has dicho por qué ya no vas a casarte, ¿qué ocurrió?
-ah, ¿no te lo dije? Pues, verás, le dije a Masamune que lo nuestro no podía continuar. Sentí que lo estaba utilizando. Creo que así era, me sentí muy culpable al darme cuenta de que sí era verdad. Lo considero un buen amigo para mí, pero no puedo tener sentimientos románticos hacia él. Sé que fuimos novios hace varios años, pero eso se ha quedado en el pasado. Ahora solamente quiero poder hacer felices a mis hijos, y... y poder estar contigo-balbuceo las últimas palabras y agacho la mirada, avergonzado.
Kirishima lo miró anonadado, no sabía qué responder. Yokozawa alzó la vista y al ver que el castaño no respondía, decidió acercarse más y se agachó para quedar arrodillado frente a él.
-¿podemos volver a intentarlo? ¿Estás dispuesto a volver conmigo?-cuestionó el peli azul, arrodillado frente al castaño y sujetando ambas manos entre las suyas. El castaño se quedó callado al escuchar la propuesta del menor. ¿Realmente podrían volver a ser felices estando juntos como lo fueron hace 5 años?
-¿qué me respondes?-preguntó Yokozawa ansioso.
—¿estás seguro de que esto es lo que quieres? Saeki no me quiere y Hideki...
—¡te equivocas! Le he hablado de ti a Hideki. Él está muy ilusionado por conocerte.
—¿cómo? ¿Hideki sabe que yo soy su papá?—preguntó incrédulo.
—así es. Sé que me pediste que no le hablara a nuestro hijo sobre ti, pero no pude evitarlo, y al final se lo dije. Se pondrá muy contento cuando te vea.
—¿qué le dijiste para que esté tan feliz?
—sólo le dije que tenias otros asuntos que resolver, pero que pronto podría verte. Se emocionó mucho, no lo desilusiones, por favor—suplico el peli azul.
—¿y Saeki?
—pues, él es diferente. Ya te conocía desde hace tiempo, aún sigue molesto contigo, pero trataré de hablar con él. Pero no me evadas el tema, ¿me vas a dar una oportunidad?
—no lo sé. Me da miedo volver a perderte, es muy doloroso tener que dejar ir a la persona que amas.
—eso lo sé, pero no volverá a pasar. Nosotros fuimos hechos el uno para el otro.
—claro que lo sé, pero ahora me toca a mí preguntarte algo: ¿realmente estás dispuesto a que ambos estemos juntos?
—lo estoy—respondió con las mejillas sonrojadas, pero su mirada era firme.
—eso me parece perfecto—replicó. De la nada, su tono de voz cambio completamente y en su rostro se formó una sonrisa libidinosa, asustando un poco al menor. Se acercó un poco a este y tomó su rostro con sus manos para acariciar sus mejillas.
—hace cinco años que no teníamos un contacto tan cercano como ahora—murmuró Zen.
—tienes razón—no pudo soportarlo más y fue Takafumi quien rompió la poca distancia que había entre ambos para atrapar los labios del mayor entre los suyos. Era un beso apasionado y demandante. Kirishima logró que Takafumi se pusiera de pie para así atraerlo hacia su cuerpo y lograr que se sentara sobre sus piernas. Yokozawa colocó cada pierna a un costado del castaño para acomodarse mejor entre las piernas de su amado.
Ambos continuaban saboreando los labios del contrario y abrían la boca para que la lengua ajena entrara y pudieran acariciarse mutuamente.
Yokozawa abrazaba al castaño por el cuello y a su vez, acariciaba sus sedosos y ondulados cabellos. Kirishima lo tomaba por la cintura y comenzó a desabotonarle el saco al igual que la corbata y la camisa. Cuando dichas prendas se vieron fuera del cuerpo del peli azul, Kirishima procedió a besar su cuello, bajando hasta sus hombros y subiendo de nuevo para morder su oreja y meter un poco su lengua en su oído. Yokozawa comenzó a respirar de manera agitada y los gemidos no tardaron en hacerse presentes cuando el castaño se acercó más a él y repartió besos por todo el pecho, hasta que llegó a sus pezones y beso cada uno. Los lamió y los jalo un poco con sus dientes para después succionarlos.
—ahhh... N-no, s-si haces eso, yo…
—¿tú qué?—le preguntó alzando la vista y mirándolo con ojos libidinosos.
—o-oye, haces unos momentos tú estabas deprimido, ¿q-qué…?
—ya no lo estoy, me siento mucho mejor ahora que tú estás conmigo. Así va a ser hasta el fin de nuestros días—respondió con una sonrisa y arrugo un poco la nariz. Yokozawa se sonrojó, pero solamente sonrió.
—te amo—murmuró el peli azul, acercándose para robarle un beso en los labios—. Te amo, y tú eres mi único amor.
Kirishima comenzó a calentarse nuevamente y envolvió la cintura del menor con sus brazos para después acariciar su espalda y besar sus hombros.
—admito que soy una persona muy paciente, pero en estos momentos admito que lo que más deseo es poder estar dentro de ti y hacerte mío una y otra vez—admitió el castaño.
—entonces, hazlo—respondió el menor, avergonzado y a la vez muy decidido.
Kirishima no pudo resistir más ante tal petición y de manera fugaz quito los pantalones de su amado, dejándolo sólo en ropa interior.
Yokozawa se sonrojó hasta las orejas, pero decidió no quedase atrás y él hizo lo mismo con el pantalón de Kirishima. Cuando ambos estuvieron sólo en bóxer, fue Takafumi quien comenzó a rozar su erección contra la de su amado aún sobre la tela.
—mmm, Takafumi, no me provoques de esa manera, si lo haces, no voy a poder contenerme—murmuró el castaño con voz ronca al sentir como el menor frotaba su erección tan lujuriosamente contra la suya.
—t-te dije que podías hacerlo. Yo también estoy ansioso de que estés dentro de mí—respondió Takafumi tocando de una manera muy descarada el miembro de su pareja por encima del bóxer.
—oh, Takafumi, no sabes lo excitado que me pones al decir esas palabras. Tendré que rendirme ante tus encantos—dicho esto, Kirishima dejó de acariciar su espalda y su cintura, y se centró en su erección. Tocó su abdomen ligeramente con sus dedos y con su dedo índice llego hasta esa estorbosa tela, metió su mano por debajo del bóxer y fue ahí donde se dio la oportunidad para acariciar su virilidad. Bajó la prenda un poco más, hasta que el miembro quedó libre. Lo tomó con sus dos manos y lo estrujo con no tanta fuerza, tampoco quería hacerle daño. Sus manos se movían hábilmente por todo su miembro y acariciaba la base con una de sus manos mientras que con la otra masajeaba la punta. Yokozawa tampoco quería quedarse atrás y decidió hacer lo mismo que hacía su pareja; acariciar su abdomen, bajando hasta meter su mano debajo de su bóxer y tocar su miembro erecto con su mano. Kirishima dejó escapar un jadeo al sentir la tibia mano del peli azul sobre su virilidad, pero él también continuó con su trabajo. Ambos se miraban a los ojos mientras se masturbaban mutuamente; uno miraba con deseo y el otro avergonzado. No pudieron mantener la mirada por mucho tiempo y mejor prefirieron acercar sus labios para darse un beso apasionado a su vez que continuaban brindándose placer.
Las manos de ambos se movían de manera hábil y firme, logrando sacarle varios suspiros a los dos.
—mmgh... Agh... M-me voy a v-venir—murmuró Takafumi al limite de sus fuerzas.
—yo también, aguanta un poco más—respondió Kirishima sin dejar de mover su mano sobre su pene.
Finalmente, después de unos cuantos movimientos, ambos dejaron salir su semilla en la mano ajena. Respiraban agitadamente y fue Yokozawa quien se dejó caer sobre el cuerpo de su amado, abrazándolo por el cuello y recargando su cabeza en su hombro.
—hey, no te vayas a dormir, no voy a dejarte dormir—susurró en su oído y acaricio su espalda. Yokozawa se estremeció al sentir los dedos del castaño sobre su piel.
—vamos a tu habitación. No quisiera estar en este lugar, Hiyo podría venir en cualquier momento—murmuró Takafumi avergonzado.
Kirishima asintió y ambos se dirigieron a la habitación, no sin antes recoger todas las prendas que habían regadas por todo el suelo. Caminaron a la habitación del mayor y fue ahí donde Takafumi se puso más caliente.
Cuando Kirishima se dio la vuelta para cerrar la puerta y ponerle el seguro, Takafumi se colocó justo detrás de él y lo abrazó por atrás, aferrándose a su cintura. Acaricio su abdomen con sus manos y beso su espalda para después subir hasta sus hombros y más arriba, beso su cuello. Kirishima sintió como si sus piernas fueran a ceder y caería al suelo, jamás de los jamases había visto a un Takafumi tan seductor y provocativo. ¿Qué diablos estaba pasando?
De un solo movimiento, logró cambiar las posiciones y ahora era Takafumi quien estaba contra la pared. Miraba a Kirishima de una manera muy sensual, mordiendo su labio inferior y a su vez, pasando su dedo índice por su labio inferior.
Kirishima no pudo contenerse más y se acercó a él hasta que ambos estuvieron muy pegados y mirándose a los ojos. Fue Takafumi quien rompió con la poca distancia que había entre ellos y besó sus labios, abriendo su boca para que la lengua de su amado entrara y acariciara la suya. Enredo sus brazos en su cuello y permitió que Kirishima besara su cuello cuando también lo abrazaba por la cintura. Las manos traviesas del castaño que en esos momentos acariciaban su cintura, bajaron lentamente hasta toparse con sus firmes y bien formados glúteos, los cuales acaricio con sus manos y después los estrujó. Quitó esa estorbosa tela y se tomó la libertad para separarlos un poco y así, presionar su entrada, sin penetrarla aún.
Yokozawa se estremeció ante el contacto más íntimo que estaban teniendo y se aferró con más fuerza al cuello del castaño.
Ambos caminaron hacia la cama y al llegar, sus piernas chocaron con el colchón y ambos cayeron sobre este, Kirishima sobre Yokozawa. Fue el castaño quien también se quitó lo último que le quedaba de ropa y ahora sí, ambos estaban completamente desnudos.
El primero en reaccionar fue Kirishima, al acercarse nuevamente a su amado, para besar sus labios de una forma muy dulce, descendiendo hasta su cuello y bajando hasta su pecho, ahí besó de nuevo sus pezones y los lamió, dejándolos completamente erectos. Continuó bajando, dejando un camino de besos y lamidas hasta que llegó a su abdomen, ahí se entretuvo un poco con su ombligo y finalmente llegó a su entrada. Le pidió que abriera las piernas y así lo hizo. Tomó su pierna izquierda y la subió un poco, sólo para besar su rodilla y comenzar a subir hasta su muslo. El peli azul se estremeció y sus mejillas se tiñeron de rojo. Hizo lo mismo con la otra pierna, hasta que al fin, se centró en algo mucho más importante. Llevo dos de sus dedos hasta su boca para que estos quedarán bastante bien lubricados y enseguida los llevo hasta la entrada, la penetro cuidadosamente con el dedo índice, sintiendo como el menor apretaba demasiado.
—tranquilo, relájate para que pueda prepararte como se debe, prometo que seré cuidadoso—Yokozawa asintió y lentamente comenzó a relajarse, logrando así que el castaño pudiera meter su dedo.
Comenzó a mover ese dedo de manera circular, cuando sintió que ya era el momento de meter el segundo dedo. Comenzó a mover sus dedos de manera que simulaban embestidas para tratar de encontrar el punto de máximo placer. Al parecer lo encontró cuando el menor soltó un gemido, que en realidad parecía un grito de satisfacción.
—veo que ya estás lo suficientemente dilatado, ¿qué te parece si comenzamos?—dicho esto, sacó sus dedos y en su lugar, colocó su la punta de su pene en la entrada del peli azul.
Yokozawa apretó los dientes al sentir como su interior era llenado lentamente. Llevo sus manos hacia la almohada y se aferró a esta.
Su respiración se volvía más acelerada a medida que el castaño entraba en él y se abría paso entre sus paredes. Llego un punto en el que ya no pudo introducirse más y se quedó quieto, esperando a que el menor se acostumbrara.
—hace tanto que no estábamos juntos de esta manera—opinó el castaño, que comenzaba a moverse lentamente en el interior del peli azul.
—s-sí—respondió entrecortado al sentir como el miembro ajeno palpitaba dentro.
Kirishima no pudo contenerse más al tener a su amado de esa forma debajo suyo e, inconscientemente comenzó a mover su cadera. Se acercó a besar las mejillas de su amor y descendió hasta el cuello, subiendo a su oreja y mordiéndola sensualmente. Bajo de nuevo hasta su cuello y fue bajando hacia su clavícula, mordiéndola y dejando unas cuantas marcas. Todo eso, sin dejar de mover su cadera. Llego un punto en el que el ritmo de las penetraciones era desenfrenado y lleno de deseo, teniendo a un Takafumi gimiendo con cada estocada y a un Kirishima embistiendo con fiereza.
—¡ahhhh! ¡Zen, Zen, más rápido!—exclamó Takafumi preso completamente del deseo y perdido totalmente en el placer.
—vamos a hacer una cosa—opinó Kirishima y se agachó un poco, sólo para tomar a su amado por la cintura y que se reincorporara, quedando ambos sentados, pero viéndose de frente. Takafumi se sonrojó, pero entendió lo que el castaño quería hacer, así que, olvidándose por completo de su vergüenza, empujó al castaño para que este quedara recostado y Takafumi encima de él. Se levantó, para sacar todo el miembro de su interior y volvió a introducirlo de un solo movimiento. Kirishima soltó un pequeño jadeo, pero inmediatamente puso sus manos en las caderas de su amor.
Takafumi miró a su amado con ojos deseosos y enseguida, comenzó a mover sus caderas de un lado a otro y en ocasiones dando pequeños saltos.
Hubo un momento en el que Takafumi no podía parar de moverse, bueno, no es que quisiera hacerlo, más bien, sentía que su cuerpo se movía solo y se dejaba llevar por el deseo. Se movió un poco hacia delante para quedar viéndose de frente con el castaño, donde lo miró con deseo antes de romper la poca distancia que había entre sus rostros para poder unir sus labios en un beso apasionado. Kirishima, como siempre no pudo mantener sus manos quietas y con ellas se aferró a la cintura de su amor, bajando hasta sus glúteos y ahí, acaricio su entrada e introdujo un dedo en ella.
—¡AHH!—exclamó al sentir como ese dedo se movía al compás de sus movimientos, se sentía por completo en las nubes—. Z-Zen—murmuró, con los ojos entrecerrados y soltando ligeros jadeos. Recargo un poco sus manos en el pecho de su amor y continuó moviendo su cadera en todas las direcciones, siendo estimulado en repetidas ocasiones en su punto.
—mmgh... Y-ya no puedo más, m-me v-vengo—como pudo, aumentó el ritmo de los movimientos de su cadera, a su vez que, sus paredes internas se contraían y estrujando así el miembro de su amado.
Kirishima tampoco quería quedarse atrás y llevo una de sus manos hasta el miembro de su amor, para tomarlo delicadamente con su mano y masturbarlo.
—ahhh... Z-Zen... M-me voy a venir—estrujo con más fuerza el miembro en su interior y por fin, expulsó todo su semen en la mano de su amado castaño, quien a su vez, lo hizo dentro de él.
Takafumi permaneció sobre las piernas del castaño, se sentía feliz y completo. Aquel castaño lo era todo para él y ahora estaban juntos de nuevo.
Su corazón palpitaba como loco y su respiración era agitada. Sus piernas le temblaban, pero se mantenía unido aún al castaño.
Pasaron unos cuantos minutos, en lo que ambos lograban tranquilizarse y fue Yokozawa quien se dejó caer para quedar a un lado de su amado Zen, quien rápidamente se dio la vuelta para quedar de lado y abrazar al peli azul, quien correspondió el abrazo escondiendo un poco su cara en su hombro.
—Takafumi—murmuró el castaño.
—¿sí?—levanto un poco la mirada.
—¿quieres ser mi novio?—el peli azul se sonrojó.
—sí quiero—respondió avergonzado y volvió a esconder su cara en su hombro. Kirishima sonrió satisfecho y volvió a acariciar la cintura de su ahora novio para jalarlo un poco y atraerlo hacia él. Lo miró a los ojos y se fue acercando lentamente hasta que sus labios estuvieron a punto de rozarse…
—¡ya estoy en la casa! ¿Papá?—se escuchó la voz de una pequeña niña.
Ambos hombres se asustaron al oír la voz y de inmediato se pusieron sus ropas, arreglaron un poco la habitación y fue Kirishima quien salió a recibir a la pequeña.
—¡papá! ¿Qué tanto hacías ahí dentro?—preguntó curiosa y asomo un poco su cabeza para ver si podía encontrar algo sospechoso.
—tengo una sorpresa para ti, sé que te va a encantar—respondió con la sonrisa que lo caracterizaba.
—¿qué es? ¿Qué es? ¿Un gatito?—preguntó ilusionada.
—no, no es un gato. Por favor, ven—se acercó a la habitación para decirle a su novio que saliera.
Yokozawa obedeció y salió de la habitación, dejando que la niña lo viera.
—¡oniichan!—exclamó la pequeña emocionada y corrió a abrazar al peli azul, quien la recibió con los brazos abiertos.
—hola, corazón. ¿Cómo estás? Hace tiempo que no nos habíamos visto.
—sí, mucho tiempo, ya te extrañábamos mucho. ¡Qué bueno que estás aquí!—exclamó emocionada y no se separó de los brazos de su oniichan.
—yo también estoy muy feliz cuando vengo a visitarlos. Pero en estos momentos tengo que irme—el semblante de la castaña cambio a uno triste, Kirishima también se veía cambiado.
—¿por qué? ¿Adónde tienes que ir?—preguntó la niña.
—¿recuerdas que tengo dos hijos? Tengo que ir a verlos, no pueden estar solos tanto tiempo. En serio debo irme—esta vez miró a su novio.
—vamos, Hiyo, Takafumi debe irse ya, pero vendrá mañana, ¿verdad?—respondió Kirishima mirando a su pareja.
—¿ah? S-sí, claro que vendré, si quieres puedo traer a mis niños para que jueguen, ¿te parece bien?
—¡sí!—exclamó emocionada y feliz. Abrazó a Yokozawa de nuevo y antes de entrar en su habitación, se despidió dándole un beso en la mejilla—. Nos vemos mañana, oniichan—se fue, dejando a ambos adultos solos.
—si vendrás mañana, ¿verdad?—le murmuró al oído y lo abrazó por la cintura.
—s-sí, claro que vendré, ya se lo prometí a Hiyo—respondió avergonzado.
—así que sólo lo haces por ella, ¿eh?
—deja de actuar como un niño. Tú sabes muy bien que lo hago por los dos, porque quiero que nuestros hijos estén bien y sean felices. Ahora ya déjame ir, se va a hacer de noche y tengo que ir ver a mis hijos. Nos vemos mañana—logró quitarse a su novio de encima, pero se despidió de él con un beso en los labios, muy, muy dulce.
Cuando se separaron de ese beso, Kirishima lo miró con sorpresa y antes de que pudiese escaparse, volvió a envolverlo entre sus brazos, como Yokozawa estaba de espaldas, sólo podía sentir como las manos del otro acariciaban su abdomen por encima de la ropa.
—¿qué estás haciendo? Te dije que debo irme. Además, Hiyo está aquí, podría vernos. Ya suéltame, pervertido—trato de zafarse, pero un beso en su cuello lo hizo soltar un suspiro, por lo que en ese momento se cubrió la boca con la mano.
—yo sé que tu cuerpo me desea, tanto como yo lo deseo—le susurró en el oído con voz sensual y mordió un poco su oreja.
—e-espera... A-aquí no...
—¿papá? ¿Oniichan?—preguntó la niña, apareciendo de la nada.
Kirishima se alejó de su novio y Yokozawa desvío la mirada para que la pequeña no viera lo avergonzado que estaba.
—y-yo... Ya me tengo que ir, mañana vendré en la mañana, adiós—se despidió y salió de la casa rápidamente.
—¿qué estaban haciendo, papá?—preguntó la niña con inocencia.
—cuando seas grande lo entenderás—acaricio sus cabellos delicadamente—. ¡Bien! Hora de cenar—dicho esto, ambos comenzaron a sacar todo lo que usarían para hacer la comida.
—¿qué será lo que están ocultando?—se preguntó la pequeña en su mente.
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¿Amor verdadero?
Romance"-¿por qué me haces esto? Ni siquiera me has dejado explicarte. Todo es un mal entendido. Yo jamás haría algo como eso. ¿Por qué no me crees?" "-¿por qué no dejas de mentir? ¿Sabes qué? Lárgate. No quiero volver a verte. Tú para mí ya estás muerto."...