2 años atrás...
Faltaba poco para que él cumpliera 1 año siendo novio de quien fuera amigo hace casi 6 años. Quería celebrarlo como se debía, pero con todos los asuntos que tenía por delante y las tareas de la universidad, se le hacía prácticamente imposible poder encontrarse con su novio y platicar. Masamune era su mejor y por no decir, único amigo, además de ser su novio. Ambos iban a la misma escuela, pero no estudiaban lo mismo; su novio, estaba en el área de literatura, mientras que él declinó por economía. Ambas carreras tenían su chiste y su dificultad, pero no se arrepentían en absoluto de lo que habían elegido. Faltaban meses para que la carrera llegara a su fin. Pronto tendrían que buscar un trabajo para poder vivir independientemente.
***
Narra Yokozawa
—mi nombre es Yokozawa Takafumi, estudio la carrera de economía, tengo 21 años y estoy a un año de graduarme de la universidad. Empiezo a buscar un trabajo para poder solventar mis propios gastos. Quiero ser independiente y tener una casa propia. Llevo saliendo con Masamune desde hace un año; hoy es nuestro aniversario. No sé qué debería darle de regalo. No se me ocurre nada y no puedo preguntarle porque sino sospecharía. Necesito pensar en algo pronto.
Por lo mientras, voy a la biblioteca a leer un rato y así poder pensar en lo que le voy a regalar, deber ser algo especial, es nuestro primer aniversario. ¡Demonios! Yo no soy bueno para este tipo de cosas. Creo que ya lo tengo, espero que le guste. Salí rápidamente del instituto y me encaminé hacia una tienda de mascotas, sé que a él le gustan los gatos, le regalaré uno.
***
El chico peli azul salió de aquella tienda con su pequeño regalo en las manos. Llevaba la caja muy bien envuelta en un hermoso papel blanco y un gran moño color rojo. La caja, por supuesto tenía agujeros para que el gatito pudiera respirar. Iba tan contento con su obsequio y con una sonrisa imborrable en el rostro. Regresó a la universidad y marcó el número de su novio para indicarle dónde debían verse, el azabache atendió la petición y en pocos minutos ellos dos se encontraban sentados, uno frente al otro.
—¿para qué me llamaste con tanta urgencia? ¿Pasó algo?—cuestionó el azabache con cierta preocupación.
—no ha pasado nada malo. Solamente quiero darte algo—respondió el peli azul con una sonrisa y se agachó debajo de la mesa para tomar la caja con sus dos manos y después depositarla en la mesa. El azabache se quedó boquiabierto al ver el regalo.
—feliz aniversario—murmuró con la cara roja—. Sé que no soy bueno para este tipo de cosas, pero me alegra mucho que podamos compartir estos momentos juntos—sonrío, a pesar de su sonrojo. El azabache río con nerviosismo. ¡Joder! ¿Cómo había sido capaz de olvidar una fecha tan importante? Era hombre muerto.
—¡vamos, ábrelo!—le incitó su pareja con impaciencia.
Takano atendió su pedido con las manos un poco temblorosas. Tenía miedo de abrir ese regalo. ¿Qué haría cuando Takafumi le preguntara por su regalo? ¿Qué le respondería? «lo siento, lo olvide». Claro que no, pésima excusa.
Desamarró el gran moño rojo y procedió a romper el papel blanco. Veía la impaciencia en los ojos de su pareja, pero sobre todo, la ilusión. No quería romper su corazón de esa manera.
Terminó de romper el papel y finalmente quedó la caja, quitó la tapa. Lo que vio dentro logró sacarle una hermosa sonrisa. Dentro había un hermoso gatito de apenas unos 3 meses, se veía tan pequeño y frágil. Era de color blanco desde su pechito hasta su cara y la panza, al igual que sus cuatro patitas, la parte de su cabeza, sus orejas y su espalda eran de color negro. Maullaba tan tiernamente, que logró que su ahora dueño lo acercara un poco a su cara y lo rozó un poco con su mejilla. El gatito respondió el gesto y restregó su carita contra la mejilla del azabache.
—¿t-te gusta?—interrogó Takafumi con nerviosismo.
—claro que me gusta, es muy lindo. Gracias—agradeció con una sonrisa.
Takafumi lo miraba impaciente, ansiaba ver lo que su pareja le iba a regalar.
—¿y bien?—cuestionó con ilusión.
—eh, bueno... ¿Cómo te lo explico?—trató de argumentar rascándose un poco la cabeza.
—¿lo olvidaste?—preguntó con tono triste y agachó la mirada.
—lo siento—se disculpó el azabache.
Takafumi se levantó del asiento con la mirada seria, se acomodó su mochila al hombro y se fue del lugar. Masamune no dudó ni un segundo en ir tras él.
—mi amor, espera. Lo siento, lamento mucho haber olvidado una fecha tan importante. Por favor, perdóname. Pero no te enojes conmigo—se disculpó el azabache y se hincó frente al peli azul mientras sostenía sus manos.
—¿q-qué estás haciendo? Levántate—le ordenó, con las mejillas rojas de vergüenza. Todo mundo los estaba viendo.
—no, no lo haré hasta que me perdones—se mantuvo firme y sostuvo con firmeza sus dos manos.
—Masamune por favor, deja de hacer esas tonterías. Está bien, te perdono—respondió con la cara roja. El azabache sonrío y se levantó, para tomar a su novio entre sus brazos y darle un dulce beso en los labios.
—en verdad lo lamento. Soy una persona bastante olvidadiza—se excusó el azabache.
—no creas que te voy a perdonar tan fácil. Aún sigo enojado contigo. Solamente dije que te perdonaba para que dejaras de exhibirnos. Así que, no me hables—se alejó como pudo de él y se perdió entre la gente.
—¡maldición! ¿Cómo pude joderla tanto? Tengo que hacer algo para que Takafumi me perdone, pero ¿qué?
***
—es un completo tonto. Yo que tanto me esforcé por comprarle algo para nuestro aniversario y al muy ingrato, se le olvida. Que ni crea que lo voy a perdonar tan fácil—expresó Takafumi con rabia y caminó de regreso a la biblioteca. En el camino chocó por accidente con un chico castaño, alto, una sonrisa en los labios y ojos color miel. Iba apresurado y no se dio cuenta de que el castaño llevaba unos libros en las manos, los cuales se cayeron al suelo con el golpe.
—lo siento, lo siento. Iba distraído. Déjame ayudarte—expresó el peli azul y se agachó a ayudar al castaño.
—está bien, no te preocupes. Yo también iba distraído—expresó el castaño y esbozó una sonrisa para tranquilizar al peli azul.
—¿adónde vas a llevarlos?—cuestionó Takafumi mientras tomaba unos cuantos entre sus manos.
—a la biblioteca. Fue mala idea querer llevarlos todos juntos. Por eso me pasa esto—habló el castaño con fastidio.
—yo también voy para allá. Vamos, te ayudo—respondió Takafumi y ambos llevaron los libros a la biblioteca.
Estando ahí, Takafumi se ofreció a ayudarlo a acomodar los libros. Cuando terminaron, ambos salieron y se sentaron en una mesa de la cafetería.
—gracias por ayudarme. Eran demasiados libros para mis pobres brazos.
—no hay problema, no podía hacer otra cosa después de que por mi culpa se te cayeron—expresó el peli azul con la mirada baja.
—hey, no te preocupes, fue un accidente. Por cierto, mi nombre es Kirishima Zen—esbozó una sonrisa.
—un placer, yo soy Yokozawa Takafumi—correspondió su sonrisa muy débilmente.
—no es por meterme en donde no me llaman, pero hace rato te vi un poco triste, ¿te pasó algo?
—bueno, tuve una discusión con mi... novio—expresó el peli azul avergonzado.
—huy, debió ser complicado.
—lo fue. Es que... el muy idiota se olvido de que hoy era nuestro primer aniversario. Yo me esforcé tanto para darle un regalo y él, simplemente me dice que lo olvidó—habló con enojo y rabia y todo.
—pues, yo pienso que no deberías de enojarte tanto con él, puede que haya tenido demasiadas cosas que hacer y por eso lo olvidó, pero no creo que eso cambie el amor que siente por ti—opinó el castaño.
—eso sí lo sé, sé que me quiere, pero me molesta que lo haya olvidado—exclamó el peli azul con el ceño fruncido.
—bueno, entonces habla con él y dile por qué estás molesto.
—no. Estoy enojado con él y no quiero hablarle—expresó el peli azul con los brazos cruzados.
—de acuerdo. Creo que yo ya debo irme, tengo clase dentro de 10 minutos. Nos vemos después. Por cierto, ¿en qué carrera estás?—preguntó Zen con curiosidad.
—estoy en economía. Me falta un año para poder graduarme, ¿y tú?
—estudio literatura. Este año me gradúo—expresó con orgullo.
—qué bueno. Entonces, ¿qué edad tienes?
—tengo 22 años. Lo sé, aún soy un escuincle—expresó con una risa burlona.
—pues no tanto, yo solamente soy un año más chico.
—tú sí te ves mas chico de la edad que tienes. Pareces un tipo de secundaria—esbozó una sonrisa burlona.
—¡oye! Ya, mejor vete a tu clase y deja de molestar a la gente—se levantó de su asiento y empujó al castaño para que se fuera.
***
Algunos meses después...
Takano Masamune seguía distanciado de su pareja, Yokozawa Takafumi. Siempre trataba de hablarle, pero este lo evitaba a toda costa. En eso, un chico castaño cada día se acercaba más al peli azul logrando tener una pequeña amistad. Todas las chicas que pasaban alrededor de ellos cuando estaban juntos, desviaban sus miradas directamente hacia Takafumi. Miradas llenas de odio y envidia.
—¿qué vas a sentir cuando te vayas de aquí?—se atrevió a preguntar Takafumi.
—no lo sé. Tal vez me ponga a llorar como un niño pequeño—habló en tono burlón.
—¿en serio? No entiendo cómo es que vas a graduarte—respondió con fastidio.
—oh, qué malo eres conmigo—respondió con falsa indignación.
—vamos, no te comportes como un niño. Te hice una pregunta.
—¿qué voy a sentir? Pues, no sé. Voy a extrañar a mis amigos, a ti—expresó el castaño con una sonrisa.
—¿a mí?—preguntó con incredulidad y sonrojándose a más no poder.
—¿tú no me vas a extrañar?
—no, no me refiero a eso. Hablo de que, nos conocimos hace poco y no hemos hablado tanto de nosotros—argumentó el peli azul.
—eso es a lo que quiero llegar. Takafumi, yo estoy enamorado de ti—expresó el castaño con la mirada firme y sin titubear.
—¿q-qué has dicho?—preguntó con la boca abierta y la cara roja.
—que estoy enamorado de ti. Te amo, quiero que estés conmigo para siempre.
—e-espera. ¿No crees que te estás precipitando? Tal vez lo que tú sientes no es amor, yo...
No fue capaz de terminar aquella oración debido a que cierto castaño había apresado su cintura con sus brazos y acercó sus labios a los suyos, para darle un beso tierno. Takafumi apretó con fuerza sus ojos y posó sus manos en los hombros del más alto. Lentamente el beso se fue transformando en uno más apasionado y Kirishima tomó con más fuerza las caderas ajenas para que estuvieran más pegados.
Cuando el ósculo terminó, Takafumi se separó y solamente recargó sus manos en los hombros del castaño. Zen aún lo tenía sujeto por la cintura y con una mano tomó la barbilla del peli azul para que este lo mirara.
—yo sé que lo que siento por ti es sincero. Quisiera saber si tú...
—yo también te amo—respondió el peli azul avergonzado.
Kirishima se quedó con la boca abierta al igual que cierta persona.
—¿Takafumi?—preguntó alguien externo a la conversación. Takafumi y Zen se giraron para ver quién era. El peli azul casi se desmaya al ver de quién se trataba.
—M-Masamune... Yo...
—no, no hay necesidad de que me expliques esto. Yo lo acabo de ver todo. Adelante, sean felices—usó un tono de voz dolido y se alejó de la pareja.
—n-no, espera—iba a irse, pero antes se dirigió hacia Zen—. Espérame aquí, ¿sí?—el castaño asintió.
Dicho esto, Takafumi emprendió la carrera para alcanzar al azabache. Lo logró y lo tomó del hombro para que se detuviera.
—Masamune, espera. Déjame que te explique—le suplicó, con la respiración entrecortada y el corazón latiéndole como loco.
—no tienes que explicar nada. Yo ya vi todo lo que tenía que ver. Sé feliz con aquel sujeto.
—lo siento. Quería decírtelo, pero no sabía cómo hacerlo. Nunca fue mi intención hacerte daño—se disculpó el peli azul.
—está bien. No pasa nada. Ve con él—le incitó a irse aunque, con una mirada triste.
—gracias. Tú siempre serás alguien importante para mí, que no se te olvide—le limpió las lágrimas de los ojos y lo abrazó.
—tú también recuerda que somos amigos y me tendrás a tu lado para apoyarte en lo que sea—esbozó una pequeña sonrisa y después de eso Takafumi se fue.
A partir de ese día Yokozawa y Kirishima se hicieron novios.
**
1 año después...
—¿cuando me llevarás a conocer a tus papás? Tú ya conoces a los míos, ¿y yo?—preguntó Takafumi.
—bueno, es que... Es complicado de decir—habló Kirishima rascándose un poco la cabeza.
—¿no quieres presentármelos?—cuestionó dolido.
—no, no es nada de eso. Lo que pasa es que, ellos son un poco... ¿Cómo decirlo? ¿Tradicionales?
—¿a qué te refieres?
—quiero decir que no aceptan este tipo de relaciones tan fácilmente. O más bien, no lo aceptan.
—¿quieres decir que son homofóbicos?
—exactamente—respondió con la cabeza un poco agachada.
—¿por eso no quieres presentármelos? ¿Te avergüenzas de mí?
—claro que no, jamás vuelvas a decir eso. No lo hago porque no quiero que comiencen a insultarte o a decirte de cosas. Eso no podría permitirlo.
—de todas formas quiero conocerlos—habló con firmeza.
—¿estás seguro?
—lo estoy completamente.
—está bien. Les avisaré—dicho esto, se dio por finalizada la plática y siguieron conversando sobre otras cosas.
Al día siguiente Takafumi y Zen fueron a la casa del castaño. Lo que el peli azul no se esperaba era que no entraría a una casa común y corriente sino que entraría a una mansión. Era gigantesca, con millones de pasillos, escaleras, habitaciones, tenía de todo y estaba en perfectas condiciones.
—tu casa es hermosa—expresó Takafumi maravillado.
—pronto será nuestra casa—le susurró en tono lujurioso.
—deja de decir tonterías—respondió con la cara roja y apartó al castaño.
—buenas tardes. Soy el mayordomo de esta casa, mi nombre es Ken—habló un hombre alto, muy bien vestido de traje. Se acercó a ellos y les hizo una reverencia.
—por favor Ken, no seas tan cordial conmigo, eso ya lo sabes. Has eso con mis papás. Mira, te presento a mi novio, su nombre es Yokozawa—explicó el castaño con una sonrisa. El mencionado solamente se sonrojó hasta las orejas.
—un placer conocerlo. Estoy a sus servicios—hizo una reverencia y se retiró.
—¿p-por qué le dijiste eso?—le reclamó el peli azul.
—sólo dije la verdad. Además, Ken es mi amigo. Él sabe de mis gustos y me apoya. Ha estado aquí prácticamente desde que nací. No hay de qué preocuparse.
—si tú lo dices—habló con un poco de desconfianza.
Caminaron hacia la sala y ahí se toparon con los padres del castaño: un hombre de mirada penetrante, cabellos castaños iguales a los de Zen y vestido con un traje azul oscuro. A primera vista se veía imponente. Y una bella mujer de cabellos púrpuras, vestido entallado color rojo y zapatos de tacón del mismo color. Esta igual se veía seria. Ambos chicos hicieron acto de presencia para que los adultos los miraran.
—mamá, papá—habló el Kirishima menor.
—¡oh, lo siento! No te vimos cuando entraste—habló la mujer.
—nunca te das cuenta de nada—respondió Zen en su mente.
La mujer se acercó a su hijo y le dio un beso en la mejilla. Cuando se separó, miro a Yokozawa como si se tratara de un vil sirviente. Este la miró confundido.
—¿quién es tu amigo?—preguntó el hombre.
—yo soy...
—él es mi novio. Su nombre es Yokozawa Takafumi y déjenme decirles que lo amo—se adelantó el castaño. Ambos padres se miraron entre sí.
—ya veo. Pues, un placer. Mi nombre es Kirishima Saori y soy la madre de Zen—habló la mujer y fingió una sonrisa. Yokozawa extendió su mano un poco extrañado.
—el placer es todo mío—respondió fingiendo otra sonrisa.
—el placer es todo nuestro. Mi nombre es Kirishima Haru. Nos agrada tanto tenerte aquí—se acercó el Kirishima mayor y estrechó la mano de Takafumi.
—al contrario. El placer es mío—fingió.
—bien, pues vayamos a la mesa—propuso la madre.
Todo mundo obedeció y todos se encaminaron hacia el comedor. Ahí, se acomodaron y pidieron que les sirvieran.
—¿y bien, Takafumi? ¿Qué es lo que estás estudiando?—cuestionó la madre. Zen la miro con fastidio.
—pues, estudie economía. Me faltan algunos papeles para terminar de tramitar mi título. Ya estoy graduado.
—eso me parece muy bien. ¿Y qué edad tienes?
—tengo 22 años, los acabo de cumplir en junio.
—mira, es una gran coincidencia. Mi hijo también cumple en junio—habló con voz fingida.
—ya mamá, esto parece un interrogatorio. Déjalo comer en paz—intervino el castaño.
—tranquilo, solamente quiero conocer a tu novio. Pero bueno, que aproveche—dijeron todos al mismo tiempo y comenzaron a degustar su comida.
—¿quieres ir a conocer la casa?—preguntó Zen a su amado cuando todos terminaron.
—sí—replicó con emoción.
—con permiso—se despidieron los dos chicos y salieron de ahí para poder conocer aquella bella y extravagante casa.
Ambos chicos se alejaron de ahí y comenzaron a caminar por todo lo largo y ancho de esa casa. Todo era hermoso y lleno de lujos.
—¿y qué tal?—preguntó el castaño.
—¿a qué te refieres?
—a mis papás. Sabía que estaban fingiendo. A ellos no les agrada nadie «inferior» a ellos. Detesto que hagan eso. Es mi vida. ¿Por qué no me dejan vivirla como se me dé la gana?—expresó el castaño con fastidio.
—es verdad. Debo de admitir que me sentí un poco incómodo. Ninguno de los dos dejaba de mirarme. Me dio un poco de miedo—expresó el peli azul.
—te prometo que no te volverás a sentir incómodo. Vendremos cuando ellos no estén—susurró con voz libidinosa y acorraló al más bajo contra la pared.
—¿qué haces? Alguien podría vernos, tonto—habló el peli azul con la cara roja.
—nadie nos verá. Además, hace mucho que no te he tocado—expresó con impudicia y se acercó a su amado para besar sus labios, beso que fue correspondido casi enseguida, enredando sus brazos en el cuello de su novio y este se aferró a su cintura.
Dejó sus labios por un momento y bajó hasta su cuello. Repartió besos y lamidas por toda esa piel blanca y pura, deleitándose con los gemidos y suspiros de su novio.
—mmgh... Zen—suspiró el peli azul al sentir sus labios, sus manos colándose discretamente por entre sus ropas para tocar esa tibia piel.
El castaño continuó con su labor y levantó un poco su playera para pellizcar y apretar sus ya duros pezones.
—¡nngh!—exclamó sin poder contenerse y después se tapó la boca con su mano.
—vamos, déjalos libres. Quiero escucharte suspirar—habló con lascivia, mordiendo su oreja y bajando hasta su cuello, descendiendo hasta su clavícula.
—n-no... Estamos en el pasillo, alguien podría vernos—respondió en forma de suspiro.
—está bien. Vamos a mi habitación. Ahí estaremos más cómodos—respondió el castaño y ambos entraron a la habitación, que era la que tenían justo enfrente de ellos. Kirishima cerró la puerta con seguro y volvió a pegar a su novio contra la pared, besó sus labios y repitió el proceso; mordió su oreja y terminó besando y mordiendo su cuello, dejando pequeñas marcas.
Quitó la camiseta de su novio y se dedicó a besar sus botones, descendió hasta su abdomen y ahí, metió su lengua en su ombligo. Llegó a la hebilla de su cinturón y lo desamarró, haciendo lo mismo con el cierre del pantalón, lo deslizó por entre sus largas piernas hasta dejarlo en sus tobillos. Se centró en su entrepierna, un gran bulto sobresalía y se dejaba ver aún con el bóxer puesto. Kirishima lo miró con deseo y retiró ese estorboso trozo de tela para dejar libre su ya erecto miembro. Lamió la punta y después se lo metió todo a la boca.
—ahhh... Z-Zen—gimió al sentir la lengua sobre su glande y sus manos acariciando la base. Se aferró a los cabellos del castaño cuando este rozó su entrada con uno de sus dedos. Sus piernas flaquearon y estuvo a punto de caerse, si no hubiera sido por Zen, se habría ido para adelante. El castaño lo sostuvo y lo llevó a la cama para que se recostara. Ahí, le quitó los zapatos y terminó de quitar su pantalón y su ropa interior. Se volvió a centrar en su miembro y presionó un poco la punta con sus labios, lo succionó y lo acaricio de arriba hacia abajo.
—ahhh... M-me vengo—anunció el peli azul con la voz entrecortada y la respiración acelerada. Aferró sus manos al cabello de su pareja y por fin descargó toda su esencia en la boca del castaño, quien la bebió con todo gusto.
Takafumi trataba de recuperar un poco el aliento y los latidos de su corazón eran rápidos cuando sintió unos tibios y largos dedos pasearse por entre sus piernas hasta que llegaron a sus muslos y ahí, se toparon con su entrada.
—mmgh—gimió cuando la presionó, pero sin penetrarla.
—veo que estás muy ansioso—habló en tono burlón.
—c-cállate... Oye, ¿por qué soy yo el único que está desnudo?—reprochó el peli azul tratando de reincorporarse y se acercó a los labios del castaño para darle un beso apasionado mientras que con sus manos desabrochaba la camisa de su novio, Zen terminó de quitársela y después, Takafumi hizo lo mismo con sus pantalones. Cuando ambos quedaron en las mismas condiciones, Zen abrazó a su amado, acariciado su espalda, llegando hasta su cintura, besando su cuello y bajando hasta sus hombros. Takafumi se dejaba hacer y acariciaba el cabello de su castaño a su vez que, hacía su cabeza un poco hacia atrás. Kirishima permanecía sentado mientras tenía al peli azul entre sus piernas, sus miembros se rozaban, sacándoles pequeños jadeos a ambos.
—vamos, Zen. Penétrame—usó un tono entre suplicante y libidinoso, moviendo su cadera para lograr que el miembro de su pareja rozara con su entrada.
—muy bien. Tus deseos son ordenes—atendió la petición y lúbrico tres de sus dedos con su propia saliva para llevarlos hasta la entrada del peli azul, quien dejó escapar un suspiro al sentir un dedo en su interior.
Zen comenzó a mover ese dedo en círculos, logrando que aquellas estrechas paredes se fueran dilatando poco a poco. Al cabo de unos minutos, el segundo dedo entró y ahora los movía en forma de tijeras.
—ahhhh... Ahí, ahí, ahí—expresó en forma de suspiro al sentir como esos tibios y largos dedos se movían de una manera tan hábil dentro de él.
—creo que ya estás lo suficientemente dilatado, así que...
No pudo completar su frase debido a que el peli azul lo había empujado, quedando Zen acostado y Takafumi encima de él. Kirishima lo miró sorprendido, pero solamente tomó sus caderas entre sus manos.
—espera. ¿Tienes condones?—cuestionó el peli azul.
—¿para qué? No los necesitamos, somos hombres, ¿recuerdas? ¿O qué? ¿Temes quedar embarazado?—habló en tono burlón.
Takafumi desvió la mirada y sus mejillas se tiñeron de rojo.
—ya no quiero hacer nada. Se me quitaron las ganas—se levantó de donde estaba y se colocó en la orilla de la cama. Buscó su ropa con la mirada y estaba a punto de levantarse de la cama cuando una mano sostuvo la suya.
—¿qué pasa? ¿Dije algo malo?
—déjame—suplicó con la mirada baja.
—dime qué pasa. ¿Te molestó lo que dije? Pero es verdad.
—déjalo así. Ya no importa—respondió con indiferencia y se reincorporó de la cama para comenzar a ponerse su ropa.
—no. Quiero que me digas qué pasa—le pidió el castaño acercándose a él y acorralándolo contra el muro.
—no me gustó que lo dijeras de esa manera. Y sí, temo quedar embarazado—frunció el ceño y se sonrojó. Kirishima lo miró con la boca abierta.
—está bien si quieres terminar conmigo. No quisieras estar con alguien anormal como yo, ¿verdad?—el castaño permanecía en silencio. Takafumi lo interpretó como un: «sí, vete. No quiero estar con un fenómeno como tú».
—está bien. Lo entiendo—susurró con dolor y desvío la mirada. Iba a recoger sus cosas para irse de aquella casa, pero el castaño no se lo permitió.
—hey, no pongas palabras en mi boca. Yo no he dicho nada y no pienso así de ti. Es solo que, no pensé que podría formar mi propia familia con la persona que más amo. Me encanta la idea de que en un futuro podamos tener hijos—explicó el castaño con una sonrisa y abrazó a su pareja.
—¿en serio estás feliz?—el castaño le dio un beso, lo interpretó como un sí.
—claro que estoy feliz. Es la mejor noticia que he recibido—expresó con alegría y abrazó a su novio. Como ambos seguían desnudos, continuaron con su cometido.
Kirishima tomó entre sus brazos a su novio y lo aprisionó entre su cuerpo y la pared. Takafumi enredo sus piernas en su cintura para tener más soporte y también enrolló sus brazos en su cuello.
Kirishima besaba el cuello del menor y pasaba sus manos por todo su cuerpo. Finalmente puso sus manos en los glúteos de su novio, los apretó para sujetarlo y llevarlo hacia la cama. Lo depositó en esta, pero no desenredo sus piernas de su cintura.
—vamos. Apresúrate—suplicó el peli azul.
—tranquilo, no comas ansias. Lo haré con calma o después me estarás reclamando—habló en tono burlón y continuó acariciando el cuerpo de su amado.
—no, no lo haré. Lo prometo, pero hazlo ya, por favor—suplicó el peli azul, se veía que en realidad estaba ansioso.
—¿lo prometes?
—s-sí, lo prometo.
—está bien. Será como tú quieras—habló con lujuria y se posicionó entre las piernas del menor. Colocó su miembro erecto en su entrada y comenzó a penetrarla. El peli azul aferró sus manos a las sabanas de la cama y apretó con fuerza sus ojos.
—¿quieres que me detenga?
—no, no te detengas—suplicó.
Kirishima atendió su pedido y continuó penetrándolo hasta que sintió que ya no podía meterlo más.
Takafumi se veía realmente tan ansioso, con sus mejillas sonrojadas, su boca ligeramente abierta y sus ojos un poco entrecerrados, solamente lograban que se pusiera más duro.
No pudo soportarlo más y se acercó a él para atrapar sus delgados labios entre los suyos, el beso fue correspondido y para hacerlo más intenso, comenzó con un lento vaivén, movía su cadera de una manera muy sutil para que su novio terminara de acostumbrarse.
Takafumi enredó sus piernas en la cintura del castaño para que sus cuerpos estuvieran más pegados y también envolvió su cuello con sus brazos para hacer del beso algo más profundo.
—hazlo más rápido. Vamos, quiero sentir todo dentro de mí—le incitó el peli azul, mordiendo un poco su labio inferior y bajando sus manos para acariciar su espalda. Kirishima no pudo soportarlo más y comenzó a embestir de una manera desenfrenada, logrando arrancar varios jadeos y suspiros a su amado novio.
—más, más, más, más adentro... ¡Ahhh! ¡Ahí! Se siente bien—exclamó, arqueando un poco su espalda y dejando salir un gemido al ser tocado en su punto.
—¿dónde? ¿Aquí?—cuestionó con voz lujuriosa y dio una fuerte embestida en donde le había indicado su novio, dando como resultado, un sonoro gemido por parte del menor y se aferró a la espalda del castaño comenzando a rasguñarla.
—ahhh... Ahhh... Y-ya no puedo más... Y-yo no...
Esa oración de vio inconclusa al sentir nuevamente los labios del castaño sobre los suyos, era un beso lento y dulce, ambos se acariciaban y se besaban.
Finalmente, Kirishima expulsó toda su semilla en el interior de su novio y este dejó salir su esencia en medio de ambos. Mientras se recuperaban, el castaño continuó besando el cuello de su amado y dejando unas cuantas marcas. Takafumi sólo se dejaba hacer y permanecía abrazándolo por la espalda.
—Z-Zen—suspiró por aquellas caricias.
—¿qué pasa?—murmuró en su oído, ocasionándole un ligero escalofrío.
—t-te amo—Kirishima se detuvo en seco y se reincorporó para mirarlo a los ojos. Takafumi sonreía muy ligeramente y estaba sonrojado.
—Takafumi, realmente eres muy adorable. Tengo tantas ganas de hacértelo de nuevo—volvió a abalanzarse sobre el peli azul.
—oye. Espera, déjame descansar—replicó el peli azul y trató de alejar al más alto.
—imposible. No cuando acabas de decir algo tan lindo—el peli azul se sonrojó y se tapó la cara con las manos.
—está bien. Pero ponte un condón. No creas que no me di cuenta de que no te pusiste uno. Póntelo o no te dejaré hacer nada—habló con autoridad, pero con la mirada desviada.
—¡enseguida!—exclamó el castaño con euforia y se reincorporó para acercarse a su mesita de noche y buscarlos.
Mientras tanto, Takafumi seguía en la cama, pensando en todo lo que sucedería esa noche.
—sólo espero que mi cadera aguante—suspiró el peli azul.
***
Takafumi permaneció en la casa algunas horas más, hasta que llegó la hora de irse. Así lo hizo y por fin quedaron los Kirishima completamente solos.
—Zen—lo llamó su madre.
—¿qué pasa?—preguntó con fastidio. Ya esperaba un sermón de parte de sus padres.
—ven, siéntate un momento—lo invitó a tomar asiento en uno de los sillones de la sala.
—¿qué es lo que me vas a decir?
—quiero presentarte a alguien muy especial—habló la mujer con una enorme sonrisa y extendió uno de sus brazos. Una hermosa joven entró a la sala y se posicionó al lado de la mujer.
—¿quién es?—preguntó sin interés.
—es tu futura esposa—respondió con orgullo.
—¿qué?—preguntó reincorporándose rápidamente de su sitio y frunció el entrecejo.
—no me hagas repetirlo. ¿En serio creíste que te casarías con ese chico? No, muchachito. Nosotros somos tus padres y sabemos lo que es mejor para ti.
—tú no sabes nada acerca de lo que es mejor para mí. Solamente miras por tus propios intereses. No voy a casarme con ella, ni con nadie que no sea Takafumi, yo lo amo y ambos somos felices—encaró a su madre y señaló a la chica castaña.
—por favor, espérame en la cocina, ya sabes dónde es—se dirigió la madre hacia la chica, esta asintió y se retiró del lugar.
—mira, harás lo que yo te estoy pidiendo. Tú no vas a hacer lo que se te dé la gana. Soy tu madre y me debes respeto—habló la mujer, cambiando su semblante completamente.
—deja de joderme la vida. Yo voy a hacer lo que se me dé la gana—replicó el castaño.
—harás lo que yo diga, o sino haré su vida un infierno—amenazó la mujer y se retiró del lugar. Dejando a un castaño bastante conmocionado.
***
Algunas semanas después...
Kirishima y Yokozawa seguían manteniendo su relación. Ambos estaban felices de tenerse el uno al otro. Pero había algo que lo inquietaba, era el hecho de que tendría un matrimonio arreglado. ¿Qué debía hacer? ¿Huir? ¿Aceptar su destino? ¿Decirle todo a su novio? No sabía lo que debía hacer.
—escucha, Takafumi. Yo...
Se vio interrumpido por el mismo.
—disculpa. Pero Masamune quiere ir a conocer tu casa. ¿No tienes ningún inconveniente?
—no, claro que no. Él es tu amigo y no hay ningún problema—mentira. El desconfiaba completamente de su amigo Takano Masamune. No se veía que fuera una persona de fiar.
—gracias. Por cierto, ¿qué querías decirme?
—ah, no. Nada importante. ¿Cuándo van a ir?
—¿puede ser mañana? Él quería ir hoy, pero le dije que primero te iba a preguntar a ti. Me dijo que estaba bien, ¿está bien?—preguntó el peli azul un poco temeroso.
—claro que está bien. Ya sabes que mi casa también es tu casa. Pero debo de avisarte que llegaré un poco después. Ahorita estoy trabajando en la empresa de mi papá y me trae todo el día de allá para acá, así que no podré estar con ustedes—explicó con un poco de tristeza.
—está bien. Entonces, te esperaremos—finalizó con una sonrisa y se acercó para darle un beso. Claramente, no podían faltar sus lindos sonrojos.
—sabes que te amo con todo mi corazón, ¿verdad?
—¿a qué viene eso de repente?—cuestionó el peli azul con la cara roja, roja.
—solamente quiero que sepas que tú eres el amor de mi vida y no te cambiaría, ni por todo el dinero del mundo.
—y-yo también te amo—respondió con vergüenza y desvió la mirada.
—eres tan lindo cuando me lo dices—esbozó una sonrisa y acarició su mejilla.
—deja de decir esas cosas, tonto. Solamente haces que me avergüence—reclamó, sonrojado hasta las orejas.
—eres tan lindo, que no me canso de mirarte—pensó el castaño.
—no lograré que nos separen tan fácilmente.
***
—¡wow! Esta casa sí que es enorme—exclamó un chico azabache al entrar a la mansión.
—buenas tardes, sean bienvenidos—expresó el mayordomo recibiendo a los dos chicos en la puerta.
—hola, Ken. Permíteme presentarte a mi mejor amigo, su nombre es Takano—saludó el peli azul al hombre alto y trajeado.
—es un placer. El joven Kirishima me avisó que vendrías con un amigo. Adelante, están en su casa—los invitó a entrar a la vivienda. Ambos chicos agradecieron con una pequeña reverencia y se adentraron en la casa.
—es hermosa, ¿no crees?—cuestionó Takafumi, pero cuando volteó ya no vio a su amigo—. ¿Masamune? ¡Joder! ¿Dónde demonios se metió?—se cuestionó el peli azul y miró hacia todas direcciones, sin encontrar rastro alguno de su amigo. Siguió caminando para ver si de casualidad se topaban.
Pasaron algunos minutos hasta que por fin Takafumi se topó con su amigo.
—hasta que por fin apareces. Llevo buscándote un largo rato—habló el azabache.
—lo siento. Me perdí admirando la casa. Es hermosa, ¿no crees?
—así es. Oye, ¿no has pensado en que esta podría ser tu futura casa? Serás el señor de Kirishima—habló de forma burlona.
—¿qué tonterías estás diciendo?
—no son tonterías. Tú eres su novio.
—está bien que seamos novios, pero es su casa, no mi casa—explicó el peli azul.
—bueno, no quiero que hablemos de él en estos momentos. Yo quiero que hablemos de otra cosa.
—¿de qué?—preguntó un poco preocupado al tener al azabache muy cerca de él.
—yo aún tengo sentimientos románticos hacia ti. No debimos terminar nuestra relación. Yo aún te amo y estoy seguro de que tú también me amas—murmuró el azabache con voz libidinosa y acorraló al menor contra la pared.
—eso no es verdad. Tú y yo solamente somos amigos. Por favor, suéltame—suplicó el menor tratando de quitarse al otro de encima.
En ese momento su amigo se acercó más hasta unir sus labios en un beso. Takafumi se resistió, puso sus manos en su pecho para alejarlos, pero el otro parecía no ceder. Takano presionaba con fuerza su cintura para evitar que se escapara.
***
—buenas tardes, Zen—saludó el mayordomo.
—hola, Ken. ¿Ya llegó Takafumi?—preguntó preocupado.
—ya, hace 30 minutos que llegó con su amigo, Takano me dijo. Fueron a ver la casa—explicó el hombre.
—qué bueno. Más al rato los alcanzo. Ahora estoy cansado, iré a mi habitación—el hombre sólo asintió. Kirishima fue a su habitación y se aventó a la cama.
—no hay razón para estar celoso. Takafumi y él solamente son amigos, además, Takafumi es mi novio y me ama a mí. No, no debo estar celoso—trataba de convencerse el castaño mientras permanecía recostado en su cama.
En lo que meditaba en su cama, alguien llamó a la puerta.
—adelante—la persona que estaba fuera entró, era uno de los tantos sirvientes que había en la casa.
—disculpe la interrupción, pero hay algo que debo decirle con urgencia—hablo el sujeto.
—¿y bien? ¿Qué es?
—acabo de ver al joven Yokozawa con su amigo, ambos estaban abrazados y dándose un beso—explicó el hombre.
—¿qué?—cuestionó con incredulidad. Se reincorporó de la cama y caminó hacia el sirviente.
—yo los vi, se lo juro, cerca del jardín—hablo el sujeto.
—espero que sea verdad lo que me estás diciendo, porque si no es así, me aseguraré de que te echen, ¿estás seguro de lo que viste?—el sirviente asintió.
Dicho esto, Kirishima salió de la habitación hecho una furia, caminó a paso apresurado hacia donde le había indicado el sirviente. Rogaba por que todo fuera una mentira. Pero no fue así, tal como le dijo el sujeto. Ambos chicos se estaban dando un beso. Estaban ensimismados en su asunto, que no se dieron cuenta de que alguien lo observaba. Kirishima estaba destrozado, no sabía qué hacer. Así que mejor se retiró del lugar, pero más tarde hablaría con el menor.
***
—¿qué se supone que estás haciendo? Ya te dije que yo amo a Zen y soy feliz con él. Por favor, olvida lo que sientes por mí. No quiero que sigas sufriendo por mi culpa.
—no creo ser capaz de olvidarme de estos sentimientos. Pero al menos, agradezco que me dejes permanecer a tu lado, no quiero dejar de ser tu amigo, aunque tú no sientas lo mismo que yo.
—gracias—murmuró el peli azul y le dio un abrazo a su amigo.
—¿vas a ir a ver tu novio? ¿Ya habrá llegado?
—no lo sé. No me dijo bien a qué hora vendría. ¿Tú ya te vas?
—sí. Mañana tengo una entrevista de trabajo. Es en una editorial. Estoy bastante nervioso—expresó el azabache.
—tranquilo, amigo. Lo harás perfectamente. ¿Y dónde es?
—es en la editorial Marukawa.
—¿en serio? Yo también quiero trabajar ahí. Qué emoción, espero que podamos entrar ahí—expresó el peli azul con alegría.
—también lo espero. Bueno, te dejo porque aún tengo cosas que hacer. Nos vemos—se despidió el azabache y camino hacia la salida.
Dicho esto, Takafumi camino hacia la habitación de su amado novio, unos pasos atrás se encontró con Ken y le comunicó que Zen ya se encontraba en la casa y que estaba en su habitación descansando.
Prefirió no molestarlo y solamente se despediría de él para dejarlo descansar.
—adelante—escuchó la voz cansada de su novio y entró sin hacer demasiado ruido.
—hola. Sólo vengo a despedirme, veo que estás muy agotado y prefiero dejarte descansar. Además, yo también tengo cosas que hacer, nos vemos mañana, ¿sí? Adiós—se despidió el peli azul, pero el castaño lo detuvo.
—no, espera. No te vayas tan rápido. Por qué no mejor me cuentas cómo estuvo tu paseo por la casa con tu amigo—preguntó, tratando de contener su ira.
—a Masamune le gustó mucho tu casa. ¿Puedes creer que él también piensa entrar a la editorial donde quiero trabajar?
—eso es muy bueno. Así no vas a sentirte tan solo—trataba de fingir que todo estaba bien.
—lo sé. Bueno, ya me tengo que ir...
—¿no hay alguna otra cosa que quieras decirme?
—mmm... No. ¿Por qué?
—no puedo creer tu nivel de cinismo. ¿Acaso no me vas a decir que te estabas besando con tu disque amigo?—cuestionó, dejando salir al fin su enojo.
—Zen... Déjame explicarte...
—no necesito que me expliques lo obvio. Yo los vi.
—no es verdad. Por favor, déjame que te explique—suplicó el peli azul con los ojos un poco llenos de lágrimas.
—ya veo que todo fue una ilusión, una simple y dolorosa ilusión. Veo que yo fui el único que se enamoró. Él es tu amigo, pero antes que nada, fue tu novio y esos sentimientos aún los guardas en tu corazón.
—no es cierto. Él es mi amigo, pero tú eres mi novio y te amo a ti—explicó el peli azul al borde de la desesperación.
—no quiero seguir escuchando tus mentiras. Vete de mi casa en este momento. No quiero volver a verte. Tú para mí ya estás muerto—expresó con una mirada llena de odio.
—no es justo. No me has dejado explicarte lo que pasó realmente. Además, estoy esperando un bebé, un hijo tuyo—explicó el peli azul colocando sus manos en su vientre un poco abultado.
—no me interesa en absoluto. Quiero que te vayas de mi casa y ni se te ocurra regresar—advirtió el castaño para después tomar al peli azul por una de sus brazos para sacarlo violentamente de la casa y cerrar la puerta.
—¡Zen, Zen! ¡Por favor, no me hagas esto! ¡¡¡ZEN!!!—exclamó con todas sus fuerzas, pero sus esfuerzos fueron en vano. Nadie abrió la puerta y él tuvo que resignarse.
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¿Amor verdadero?
Romantizm"-¿por qué me haces esto? Ni siquiera me has dejado explicarte. Todo es un mal entendido. Yo jamás haría algo como eso. ¿Por qué no me crees?" "-¿por qué no dejas de mentir? ¿Sabes qué? Lárgate. No quiero volver a verte. Tú para mí ya estás muerto."...