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Capítulo 3

El fin de semana había llegado. No podía esperar para reunirme nuevamente con los chicos y, de esta vez, poder hablar realmente con ellos y conocerlos en persona de una buena manera. Yeosang, que era el único que por aquel momento me hablaba por teléfono, a pesar de no haber cambiado mi número en los últimos años, era el encargado de avisarme dónde quedaríamos.

- ¿Qué me pongo?

- Julie, llevamos así la última hora – protestó SeongHwa.

- Y lo que queda – murmuró Wooyoung.

- Necesitaba aquí a Marie, pero ella salió tarde de trabajar y está durmiendo. Así que, sólo me quedáis vosotros – dije mirando para ellos.

- ¿En serio nos tiene que importar lo que te vayas a poner? – inquirió Yunho.

- Sí.

- ¿Por qué?

- Porque somos sus mejores amigos y los amigos están para eso – dijo Wooyoung cansado – No sabéis lo que es llevar soportándola desde niños.

- Tú también das mucho que aguantar – espeté.

- ¿Y si te pones esa falda? – dijo San, señalando para una falda rosa que tenía sobre la cama.

- ¿Con qué la combino? ¿Con esto? – dije cogiendo un jersey fino negro.

- Sí, quedaría bonito.

- Mmm, mejor no.

Los chicos suspiraron exasperados.

Sabía que ellos no lo entendían, pero para mí era sumamente importante ir muy guapa aquel día. Ya había visto lo bien que ellos se vestían para diario, así que yo también quería estar muy guapa. A su altura. Tan siquiera para dar una buena primera impresión.

- Bueno, creo que ya sé qué ponerme.

- Bien.

- Ahora sólo falta saber en dónde quedas.

- Cierto.

Sin embargo, no perdí el tiempo. Mientras no me llegaba el mensaje de en dónde quedaríamos, emplee mi tiempo en prepararme. Me maquillé meticulosamente, como Philippa me había enseñado una de las veces que nos viéramos. Como al final sí que iba a llevar la falda rosa propuesta por San, escogí sombras de ojos con esos tonos, colorete e iluminador. Además, al conjunto le añadí una bonita boina negra y unos calcetines negros, largos hasta la rodilla, que quedaban muy bonitos con los botines de tacón con encaje que llevaría. Así, según me avisaran del lugar, ya podría salir de casa.

- Bueno, ese sitio queda cerca de casa – comentó Wooyoung, cuando le dije en dónde habíamos quedado.

- ¿Qué vais a hacer hoy?

- No nos lo replanteamos – dijo SeongHwa – Seguramente haremos cosas de hombres. Tú ya me entiendes.

- Sí, jugar todo el día a la PlayStation – dije con sorna.

- ¿Luego saldremos? – inquirió Yunho.

- Hombre, es sábado. ¡Claro que saldremos! – dijo San.

- Tenemos que ir a hacerle una visita a Marie.

- Marie hoy sale pronto – dije.

- ¿Tú no tenías una cita? – dijo Wooyoung.

- No es una cita.

- Ojalá una cita con cuatro chicas – rio SeongHwa.

- Bueno, me voy, que no quiero llegar tarde.