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Capítulo 2

Habían pasado ya tres días desde que viera a Yeosang y cenara con él, y por culpa de las malditas clases todavía no había podido volver a quedar con él ni con el resto de chicos. Estaba demasiado atareada entregando y haciendo trabajos y estudiando. Sin embargo, hablaba todos los días con Yeosang como en los viejos tiempos.

- Tranquila, ya los conocerás – me dijo Wooyoung, mientras hacíamos la compra.

- Pero es que quiero verlos de una vez, ¿sabes?

- Seguro que ellos están igual de asustados y emocionados que tú – dijo Seonghwa.

- Puede ser.

- ¿Cuánto hace que no habláis?

- Pues desde el último curso de instituto. Primero fue dejando de hablar HongJoong y luego dejamos de hacerlo el resto y el grupo murió.

- Al menos te seguiste llevando con la francesa – dijo Yunho.

- Es guapa – puntualizó Seonghwa.

- Tiene novio – recordé.

- Los novios vienen y van – dijo San.

- Tú también te irías – dije divertida.

- ¿Realmente qué te preocupa de conocerlos? – inquirió Wooyoung – No es como si fueran unos completos desconocidos.

- Me preocupa decepcionarme, que no sean como siempre he pensado que son. He idealizado mucho este momento y no sé qué podría suceder – expliqué mientras metía en el carrito dos cajas de cereales.

- No creo que eso ocurra. Con Yeosang todo ha ido bien – dijo Wooyoung.

Tenía razón, pero la intranquilidad no me dejaba. Todo hubiera sido mucho más fácil silos hubiera conocido al día siguiente de hacerlo con Yeosang. La emoción y nerviosismo eran tal que incluso me costaba concentrarme en mis estudios.

- ¿Cuántos "Me Gustas" ha tenido el mandala de las flores? – inquirió Marie, mientras abría nuestra nevera.

- Por el momento tiene unos 8 mil y algo – contesté.

- Yo en la última foto que subí llegué a 120 – dijo ella haciendo un mohín un tanto sarcástico.

- Ya subirás de seguidores.

- Tampoco me perturba tanto – comentó.

- Pues yo tuve 80 – dijo San apareciendo en la cocina.

- Tú tienes potencial para ser instagramer – espetó Marie.

- Pero no me interesa.

- ¡Necesito un café! – grité exasperada.

- ¿Va todo bien?

- No, no va nada bien. No consigo concentrarme desde que conocí a Yeosang y tengo que hacerlo.

- Ahora te sirvo...

- ¡No! – negué interrumpiendo a San – Voy bajar a por un café. Necesito que me de un poco el aire.

Cogí mi móvil y la cartera y salí de casa. Dar un pequeño paseo hasta el Costa más cercano era una bendición. Muchas veces hacía aquello: salir de casa a por un café para airearme durante el camino. Sé que podría suponer un gasto innecesario de dinero, pero me venía bien cuando mi mente ya no podía a más.

Estaba en la cola de la cafetería, cuando vislumbré delante de mí a un chico con el pelo rojo. Hacía tiempo que no veía a nadie con este color de pelo, por lo que no pude evitar mirar para él. Pero no solamente su pelo fue lo que me llamó la atención, sino también lo que vestía. Iba todo de negro, con una camisa negra un poco holgada y unos pitillos vaqueros. Tenía unos zapatos de charol negros, impolutos y muy brillantes. Pero lo que destacaba eran las cadenas que llevaba adornando su camisa. Sin embargo, a pesar de ser extravagante, me gustaba cómo vestía y tenía ganas de verle de frente para ver cómo le quedaba su conjunto por la parte delantera.