Los chicos habían dado un concierto en Brooklyn, en el bar donde solía trabajar, una noche antes de irse a Washington en la mañana siguiente y así comenzar la gira.
Yo asistí como de costumbre, pero estaba algo lejos del escenario; a veces era bastante molesto tener que soportar a todas aquellas chicas que solo querían acostarse con ellos.
Al estar lejos no podía ver bien lo que ocurría, pero como siempre había hecho, confiaba en los chicos pero sobre todo confiaba en Julian.
Eso hasta que el concierto terminó y ellos llegaron a mí, todos excepto Julian.
–Gran concierto –felicité aplaudiéndoles por unos segundos a lo que ellos respondieron con una sonrisa, una que rápidamente se borró del rostro de Nikolai.
–¿Alguien sabe dónde está Julian? –preguntó el susodicho y todos miraron a todas partes, incluso yo.
–Venía con nosotros hace un segundo –dijo Albert. Al no encontrarlo me miraron con algo de preocupación pero con una sonrisa, tal vez para intentar calmarme.
–Tal vez fue al baño –sugirió Nick, a lo que todos asentimos.
–¿Quieren algo de tomar? Yo invito –dije y todos suavizaron su expresión, asintieron y se sentaron. Por última vez busqué a Julian con la mirada, pero al no encontrarlo volví a la conversación con los chicos.
Nunca había desconfiado de Julian, jamás, y en otro momento yo estaría completamente tranquila ante su ausencia repentina, pero desde que los chicos habían hablado conmigo las cosas cambiaron para mí.
Ya habían pasado bastantes minutos y Julian no aparecía por ningún lado. Traté de no preocuparme y ellos trataron de distraerme incluyéndome en su conversación. Minutos después Julian apareció, a simple vista, normal.
–Hey, ya me voy –anunció él llegando hacía nosotros. A mi me ignoró completamente, lo cual me extrañó bastante.
–¿Se te olvida que tu novia está aquí, cierto? –preguntó Fab señalandome múltiples veces, y yo miré a Julian con cierto enojo.
–Lo siento Lily, es solo que no me siento del todo bien y ya quiero irme –habló tan rápido que apenas le entendí. Me levanté de mi asiento y fui directo hacía él.
–¿Estás bien? ¿Quieres que te ayude en algo? –tomé su mano y lo miré con preocupación ya que jamás había actuado de tal manera. Él se soltó de mi agarre de inmediato.
–No, no, estoy bien –respondió con apuro y negó repetidas veces con la cabeza.
–¿De verdad estás bien? Podemos llevarte a casa, Jules, no hay problema –sugirió Nikolai.
–El auto está algo lejos de aquí... –respondió.
–No está tan lejos como parece, puedo ir a buscarlo ya –dijo Niko y se levantó dispuesto a salir, pero Julian lo detuvo.
–No quiero molestarlos amigos, diviértanse, los veré en la mañana. Adiós, adiós Lily –dijo y me dio un beso en la mejilla y salió casi corriendo del lugar.
Todos nos miramos extrañados pues eso no había sido nada normal. ¿De repente se sentía mal y no quiso que lo ayudaramos? Él era el más sensible de todos, cuando estaba mal quería que estuviéramos cerca de él, principalmente yo.
–¿Qué le pasa? ¿Cuál era su prisa? –pregunté a lo que ninguno pudo responder, todos estábamos igual de confundidos.
–No lo sé, estará en sus días tal vez –bromeó Nick para aligerar el ambiente y todos reímos por un segundo.
–Sí, puede ser –respondí aún entre risas pero por dentro seguía bastante confundida por su actitud.
–¿No deberíamos salir para comprobar que él esté bien? –preguntó Fabrizio.
–Que lo haga Lily, ella es la novia –respondió Albert restándole importancia al asunto.
–Qué buenos amigos son –dije con sarcasmo levantándome y saliendo del bar.
El aire frío golpeó mi cálido cuerpo y mi cabello estaba siendo despeinado por el mismo. Por suerte, llevaba el súeter que Julian me había prestado. También iba a aprovechar la salida para devolverselo ya que la noche estaba frígida.
Miré en ambas direcciones para buscar a Julian y podía jurar que lo vi subir a un taxi seguido de una chica que parecía ser pelirroja; estaba bastante lejos y yo no tenía una buena vista, necesitaba lentes pero odiaba usarlos.
En ese momento me arrepentí tanto de no llevarlos. No me quedó más que entre cerrar los ojos para tratar de ver mejor pero fue inútil, pues solo nublé más mi vista y el taxi ya iba bastantes metros adelante.
Lo único que pude hacer fue mirar como el taxi se alejaba entre la calle solitaria y esperar que Julian no fuese en él y que, si iba, no hubiese subido con una chica.
Volví al bar con una sensación extraña ya que, por primera vez en todo el tiempo que llevabamos de relación, estaba desconfiando bastante de él. Y eso no era nada bueno.
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ilomilo [b.g #2] • julian casablancas.
Fanfic"¿A dónde has ido? Debería saberlo, pero hace frío y no quiero estar sola, así que dime que volverás a casa. No me importa si es mentira"