Capítulo trece: Un universo.

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Pasó un mes.

La promesa de Mingyu seguía igual de estable, igual de fuerte, seguía con Wonwoo en todo momento, para visitarlo con pasteles, para darle un par de palabras para luego irse a trabajar. Abrirle la puerta del ascensor del edificio para luego hablar con él. Preocuparse cuando no lo ve en la panadería para luego visitarlo. 

Pequeños detalles hacen muchas cosas.

La necesidad de volver con ese pequeño frasco fue lo único que no necesitaba. Podría decir que su nueva medicina era Mingyu. Y ambos se miraban con tranquilidad y cariño, con algo entre la cara que demostraba su cariño.

Sus visitas eran más repetitivas que cualquier cosa. Ya era una hermosa rutina la cual no querían romper. De lunes a viernes en verdad no era muy frecuente pero los fines de semana eran otra cosa. Era más risas que otra cosa en su departamento. La pasaban bien y eso era lo importante. Sus preocupaciones se disipaban con cada conversación que tenía, con cada cosa que sentía, con cada cosa que hacía, eso curaba de a poco a Wonwoo. 

—¿Qué haces acá?—Dijo Wonwoo con pijama, y el pelo despeinado.—Es muy temprano.—Dijo mientras dejaba pasar a Mingyu con ropa puesta, y una mochila al hombro, era pequeña. Parecía ser ropa deportiva.

—Hoy quiero probar una cosa diferente.—Wonwoo se estiró, mientras Mingyu se sentaba en el sofá con vigor.—Ve a bañarte, y luego hablamos.

—Está bien.

No discutieron más y el mayor se fue a duchar, no se demoraba mucho, supuestamente. 

En media hora ya estaba listo, con una botella de agua que fue por orden del menor. Salieron, con un vigor en el menor que el pelinegro por más que buscara, no la encontraba. Su felicidad era notable en su rostro. Habían bajado, y en cuanto lo hicieron, Mingyu comenzó a trotar. 

Wonwoo quedó extrañado, viendo como los pies de Mingyu se levantaban y daban zancadas con ritmo. Comenzó a tomar ritmo, sin ganas, con las piernas bastante disparejas y los brazos moviéndose sin ganas. Mejor ni hablemos de lo que pasaba por su cabeza, sólo quería tirarle una piedra a el más alto que iba muchos pasos más adelante.

—¡Mingyu!—Dijo gritando, mientras este paraba en un semáforo. Pareciera que iban a un parque grande.—P-Para.—Musitó en un hilo de voz entrecortadamente, con su aliento agitado, tratando de volverla a la normalidad.

—¿Qué pasa? Recién comenzamos.—Estaba fresco como una lechuga, paralelamente Wonwoo se apoyaba en el semáforo que en menso de lo que esperaba ya estaba en verde.—Ven, dame la mano.—Dijo mientras tomaba la mano que tenía apoyada en el semáforo para luego empezar a correr por la calle que estaba despejada por la hora temprana. 

La cruzaron entre los trotes y quejas del mayor que ya iba jadeando y con dolor en un costado por la mala respiración. Sus miradas se conectaban, y Mingyu intentaba no reír por las muecas de Wonwoo. 

—Bien, paremos un poco.—Dijo mientras se mantenía erguido, con la botella saliendo de su mochila pequeña.—¿Quieres?

—S-sí, por favor.—Dijo mientras tomaba la botella y se sentaba en la banca cercana.—¿H-haces esto seguido?—Tenía una mano en el pecho, y la botella en la otra mano, tratando de aliviarse un poco.

—Sí, más de lo que crees. Pensé que te gustaría, veo que me equivoqué.—Dijo mientras limpiaba un poco de sudor de su frente.—Haré otra cosa de más agrado para la próxima vez.—Asintió, mientras amarraba los cordones de sus zapatillas.—Vamos, no perdamos el ritmo.

—Está bien.—Le entregó la botella y suspiró un poco cansado.—Si muero de un paro cardiaco es tu culpa.

—Avísame si no puedes más. No quiero que nada malo te pase.—Dijo sonriendo y volviendo al trote.—Vamos soldado.—Lo empujó un poco, haciendo que ambos rieran antes de empezar totalmente con el trote. 

My little star; MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora