XVI

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Fumar tabaco siempre le había parecido un hábito estúpido y realmente nocivo la salud, desde el cansancio prematuro al hacer ciertos ejercicios hasta el daño pulmonar irreversible.  Por eso en su momento prefería muchísimo más la marihuana, que era natural y podía dejar cuando ella lo decida... o eso creyó. En esos minutos, casi un año después de decirle a todos sus amigos lo perjudicial que resultaba la nicotina en el cuerpo (claro, pero el LSD era maravilloso), Katya terminaba de quemar el tercer cigarro desde que había llegado a casa de Violet. 

Si tuviera que describir sus dos últimas semanas en tres palabras, tendría que pensar bien en qué sería correcto de decir. Quizás "estudiar", "amigos" y "porristas", ya que no tendría miradas incómodas como respuesta. Mentiría, una y otra vez, como estaba tan acostumbrada de hacer, usando su talento natural otorgado únicamente por la experiencia. Miraba al cielo, que comenzaba a atardecer, mientras encendía el cuarto cigarro con sus manos ligeramente temblando. Sus amigos se habían reunido en casa de Violet otro viernes, sólo los más cercanos, con un par de botellas de vodka y un pack de cervezas. Cuando dijo que sólo iba a tomar agua, los chicos le miraron con lástima.

Ante el silencio que se causó, salió. La terraza de la habitación de Violet no era muy grande, pero ciertamente dejaba espacio para que dos o tres personas pudieran hablar con tranquilidad. A pesar de tener una mesa y una silla a su disposición, ella permanecía apoyada en la baranda.

Si tuviera que describir sus últimas semanas en tres palabras de forma sincera, probablemente serían "nadie es heterosexual", "mis amigas aún me tienen estima" y "besarme con Trixie Mattel a escondidas en los baños de mujeres más escondidos del colegio". Claramente no eran tres palabras, pero de todas formas no debía preocuparse por acotarse si nadie le estaba preguntando por cómo habían sido sus últimas dos semanas. Nuevamente su mente se enredaba en sí misma de forma completamente gratuita. Soltó el aire que contenía, dejando que el humo vuele con el viento helado característico de esa época del año. 

Lo que hizo que su mente volviera a la realidad fue el sonido del ventanal abriéndose, dejando ver una silueta masculina. 

— ¿Qué haces aquí? Deberías estar abajo, con los demás. —intentó no sonar tan pesada, y cuando las frases salieron de su boca, mordió la parte interna de su mejilla en forma de "autocastigo". 

— Tú también deberías estar allí. —respondió el chico, luego también apoyándose a un lado de Katya.— Además, me preguntaba qué hace una señorita fumando sola. 

Era Matthew , un chico que no conocía hasta este año. Era bastante alto, y en su piel lucía un tono que sólo se podía lograr tras un bronceado. Su cabello, desordenado y de color azabache, combinaban con sus ojos oscuros. Normalmente Violet alcanzaba sus calificaciones altas porque copiaba de forma experta a Matt, quien a pesar de repetirle una y otra vez que tenía que ser "la última", a la próxima siempre le perdonaba y volvía a pasarle las respuestas. Si lo pensaba bien, era muy atractivo, lo que le hizo imaginar que en un mundo perfecto ella sería hetero y terminarían juntos. Pero no. 

Las cosas no eran así. 

— Adentrándose en los oscuros rincones de los traumas de infancia ¿Qué creías tú? —al principio, se mantuvo callada e intentó mantener su expresión seria. Luego, dejó salir una carcajada. 

Si. Claramente Trixie era la única que entendía su humor y hubiera reído con ella. Para su suerte, el chico no pareció espantado ante su comentario, y simplemente sonrió: supuso que era de alivio al notar que no estaba en una crisis de cualquier tipo. Se mantuvieron en silencio durante unos segundos, mientras el cielo seguía con colores anaranjados intensos y la luz del día comenzaba a atenuarse. Mientras, Katya le dio una calada larga a su cigarro. 

— Me das curiosidad —soltó directamente el chico. 

— No sería la primera vez que causo curiosidad en alguien. 

Trixie tomando la iniciativa para su primer casi-beso en el camerín de mujeres después del entrenamiento. Trixie tomando su mano en el auditorio. Trixie sonriendo, guiándola al laboratorio de química vacío. Trixie comprando las hortensias con especial cuidado, buscando las perfectas para realizar el experimento (no importa cuántas veces ella le repitió que no habían unas hortensias perfectas y que todas podían servir) . Trixie recordándole que es hetero por mensaje directo en Instagram. Trixie en su nueva foto con su bikini neón rosa, escribiendo en el pie de foto "a escondidas, a ojos cerrados, contigo". Trixie manteniendo su distancia durante clases. Trixie diciendo que se veía bonita ese día. 

— Una chica que no entiendo mucho. 

— Pues tiene que estar causando curiosidad en tí también. Te acabas de sonrojar y ahora estás sonriendo. —le hizo notar el chico, que ahora también sonreía ante situación. 

Tenía que estar siendo parte de una broma: de verdad estaba sonriendo. Sacó su celular de su bolsillo, activó la cámara frontal (y aún con la iluminación pobre que le estaba ofreciendo el sol en esos momentos) notó que sus mejillas efectivamente se habían pintado de un adorable rosa. 

— ¿Podemos entrar? Tengo frío —le cortó el tema al chico, apagando el cigarro en el cenicero que estaba dispuesto en la pequeña mesa del lugar. 

Matt asintió, abrió nuevamente el ventanal que estaba dispuesto ante ellos y lo cerró cuando ambos estuvieron dentro de la casa. Tan pronto como bajaron las escaleras, el cielo estaba pintado de negro. Quizás el cielo también se había dado cuenta de que Katya Zamolodchikova estaba enganchándose de Trixie Mattel, y estaba igual de preocupado que ella misma. 


método científico ; trixya a.u.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora