XX

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— ¿Trix- no, no, no ¿Por qué estás llorando?

Katya había entrado al baño de mujeres en el cual habían quedado en verse, lo que ciertamente trajo tranquilidad a Trixie; por un momento creyó que no iría en su encuentro. Sentada en el suelo y dejando las lágrimas caer por sus mejillas, debía admitir que no era la forma en la que encontraría a sus amadas protagonistas de novelas románticas después de ser coqueteada por el chico ideal frente a todos. No, ella se sentiría encantada, y con una sonrisa respondería elocuentemente todo lo que diga su amado.

El suelo tenía baldosas blancas, bastante frías contra sus muslos, y muy aseadas para lo que normalmente se espera de un baño de colegio regular; de todas maneras era normal siendo el baño más alejado y menos transitado de todo ese lugar. Los dos únicos cubículos tenían las puertas abiertas, y los váteres parecían nuevos. Desde ahí sólo podían escucharse los pájaros cantando cerca de sus nidos, pues la ventana a un lado de los cubículos tenía la vista directa hacia el árbol en donde los pequeños vivían. Sinceramente era perfecto para un primer beso, hacerlo entre clase y clase, esconderse tras hacer algo que no se debería hacer y... y bueno, llorar y hacer un drama por nada, tal como ella misma lo estaba haciendo.

— No entiendo. No entiendo nada, eso me pasa —respondió la otra, entre hipidos.

La norteamericana observó como la recién llegada cerraba la puerta tras de ella, tragando en seco y mordiendo su labio, claramente sin saber muy bien qué hacer en esa situación. Tomó una inspiración profunda mientras se acercaba y se sentaba justo a su lado, observando su perfil y notando una vez más ese iluminador con tonos rosados en la parte más alta de su pómulo y la punta de la nariz. Ese día en específico Trixie llevaba un color nuevo en los labios que, cuando le vio a lo lejos, capturó su atención desde el primer momento: no supo si era su color o la impetuosa necesidad de mezclarlo con su labial rojo mac de todos los días.

—Entonces estamos perdidas, porque no te puedo ayudar si no sé qué es lo que no entiendes.

Katya soltó una pequeña sonrisa, y acercó su mano a la mano de Trixie que reposaba sobre la helada baldosa. Pensó que se había tranquilizado mientras la Barbie negaba con la cabeza suavemente, preparándose para explicarle serenamente lo que había sucedido y así dándole la posibilidad de ayudarle y salir rápido de ahí.

Pero no fue así. Una vez Trixie atrevió en ver a los ojos de Katya, sintiendo un enojo repentino que marcaba mucha presencia dentro de su pecho, ya no podía evitar que las lágrimas cayeran con más frecuencia sobre todo el trabajo que había hecho esa mañana (primer, base, polvos, rubor, iluminador...).

— Eso. Exactamente eso me sucede, que sonríes y no entiendo qué es lo que me sucede. Por un lado no me importa, porque eres mi amiga y tienes todo el derecho a sonreír como una persona normal. Me gusta verte sonreír. Me gusta reír contigo.

— Es porque soy lesbiana ciert-

— Pero por otro lado, tengo mariposas en el estómago cada vez que lo haces. Y he estado controlando todo tan bien. Demasiado bien. Simplemente lo dejo pasar y me repito que eres mi amiga, y que como una persona normal puedes reírte

— ¿Me estás dando tu permiso para poder sonreír?

— Me dedicaste el lanzamiento frente a todos. Sin vergüenza, solo lo hiciste. Y te odio por esto porque se sintió bien. No debería sentirse bien. No debería sentir mariposas. No soy lesbiana, ni bisexual, ni pansexual. Pero se siente bien cuando estoy contigo, cuando nos reímos o nos besamos. Nadie había hecho algo así, como si estuviera... feliz de alardearme frente a todos, o darme una sorpresa sin importar quién estuviera allí.

El silencio gobernó la instancia por unos minutos, en donde Katya intentaba maquinar alguna forma inteligente en la cual calmar a la chica a su lado. Nunca había sido buena consolando a quienes lloraban, normalmente todo terminaba en un momento bastante incómodo en donde apuraba en encontrar a alguien más quien pudiera consolarlo.

— Entonces estás llorando porque te gustó que te coqueteara frente a todos.

Recibió un afirmativo algo avergonzado de parte de Trixie.

— Si quizás hubiera una prueba. Algo para intentarlo sin compromisos, ni recuerdos, ni miradas extrañas. No soy lesbiana, pero me confundes mucho y-

— Qué tal si me das una semana. Sólo una semana. Durante esa semana probarás cómo sería salir con otra chica, esta preciosa rusa que tienes al frente- ¡No pongas esa cara! No nos besaríamos en el pasillo principal como los bebés de noveno grado... ¡Bueno, no nos besaremos en el colegio en absoluto! Quizás en lugares apartados y en fiestas con amigos cercanos ¿Si? Pero me vas a permitir llevarte a alguna cita o darte flores, bombones y... ¿Ves que así sí te gusta? Sólo una semana. Si funciona genial, y si no funciona seguimos siendo amigas. Como si nada hubiera pasado. Me aseguraré personalmente que nadie recuerde si no funciona.

— ¿Como en hombres de negro? ¿Tienes magia o algo? —respondió la chica, finalmente soltando una sonrisa y permitiendo a Katya un poco de relajación.

— Soy una bruja vampira ciclista de la montaña que viene del futuro. —ahora era turno de Katya de sonreír, consiguiendo el agradable (y bastante extraño, eso no le quitaba lo agradable) sonido de la carcajada de Trixie.

— Entonces sí. Sólo una semana, comenzando desde el lunes.

método científico ; trixya a.u.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora