Capítulo 1

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El vuelo no fue largo, incluso se podía decir que lo disfruté, a pesar de que en los asientos de atrás viajaba una pareja con su bebé gritón. Cuando llegué al aeropuerto de National City mis padres ya se encontraban allí esperándome con un letrero y todo, pero no vi a mi hermano por ningún lado, así que creí que estaba enfadado por mi llegada. No voy a negar que eso me dolió y por una parte me hizo sentir una mala hermana, pues sabía perfectamente que en los últimos años lo había dejado prácticamente abandonado.

–Mi pequeña, que bueno que ya estás aquí–Mi madre se acercó para darme un abrazo que casi me dejó sin aire.

–Mírate que guapa estás hija, tal vez aquí encuentres a mi futuro yerno–Habló papá mientras soltaba una risita y se sumaba al abrazo.

–No digas tonterías papá, sabes muy bien que aún no está en mis planes tener una pareja, por ahora mi prioridad es encontrar un buen trabajo, buscar una casa, acostumbrarme a la ciudad, y muchas cosas más–Dije tratando de evitar el tema y rompiendo el abrazo.

–Pero el tiempo pasa muy rápido y yo ya quiero nietos, deseo ver a una mini versión tuya corriendo por el patio de nuestra casa y diciéndome "abuelito Lionel". ¿Acaso es mucho pedir?. 

–¡Papá!–Regañé–Aún soy muy joven para tener hijos.

– Y así como va difícilmente te den un nieto pronto querido– Mi madre me miraba con una sonrisa– Ya sabes a lo que me refiero, hija– Me guiñó.

Me sorprendí por lo que había dicho y rodé los ojos, definitivamente era un milagro que no le contara a mi padre sobre mis preferencias.

–¿A qué te refieres con eso  cariño?, ¿hay algo que ustedes dos me estén ocultando?–Preguntó el pobre hombre–No me vayas a decir que se te da vuelta el paraguas Lena Lu...– No alcanzó a terminar, pues un fuerte grito lo interrumpió.

–¡HERMANITA QUERIDA!–Gritaron.

–¿Qué clase de idiota se pone a gritar en medio del aeropuerto?, pobre de su hermana–Reí divertida.

–Eh...cariño deberías girarte–Dijo mi madre señalando detrás de mí.

Tuve que poner una mano para cubrir mi rostro mientras intentaba no reír, el idiota era Lex y la pobre hermana era yo

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Tuve que poner una mano para cubrir mi rostro mientras intentaba no reír, el idiota era Lex y la pobre hermana era yo. Cuando llegó junto a mi lo único que hice fue darle un fuerte abrazo y esconderme en su cuello, lo había extrañado mucho.

–Uy, creo que alguien me extrañó–Acarició mi cabello con delicadeza antes de besar mi frente–Yo también te extrañé hermanita, y no sabes cuánto. 

–Pensé que no vendrías–De la nada me vino una nostalgia tremenda.

– Sabes que siempre voy a estar para ti, en cualquier momento y en cualquier lugar– besó mi frente una vez más.

Lex siempre fue mi mejor amigo, y por supuesto, mi protector en los peores momentos. Cada vez que nuestros padres viajaban por negocios, él se encargaba de jugar conmigo, darme de comer, y leerme un libro antes de dormir, aunque ese era el trabajo de nuestra nana y niñera, siempre prefirió cuidarme. Luego, cuando crecimos, me cuidó en mi primera borrachera, cuando tuve mi primera cita con un chico nos estuvo viendo desde lejos, sólo para asegurarse de que el muchacho no se propasara. Y por supuesto, Lex fue el primero al que le conté sobre mi gusto por las mujeres, aunque él aseguró que mi lesbianismo se veía desde la luna antes de que yo misma lo supiera.  

¿Me odias? • (AU Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora