—Lo sé, apuesto a que no lo esperabas—Me toqué la frente, exhausta por todo lo que estaba pasando—Hasta a mí me cuesta creerlo. Tengo treinta años, soy la maldita directora del mejor colegio de la ciudad, debo asumir mis responsabilidades como adulta allí y en la empresa de nuestros padres, y en cambio me estoy comportando como una adolescente—Hablé, esta vez mientras secaba las gotas de vino.
Alex todavía no podía procesar bien la información, incluso creí que se le saldrían los ojos en algún momento.
—¿Alex te sientes bien?
—Si, si, es solo que...tienes que hacer algo con respecto a esto—Siguió bebiendo, como si no acabara de tirarme media copa encima.
—Lo sé perfectamente, pero no tengo idea de qué debo hacer. Me quiero alejar de ella para dejar las cosas tal y como están, pero no creo poder hacerlo—Di un suspiro mientras sonreía— Es que sus ojos verdes, su blanca piel y... ¡No! No, no y no—Retome mi postura—Esto no me puede estar pasando, ella no me agrada.
—Yo creo que si— Se burló—Sabes, haremos algo para que no enloquezcas en el intento—Dejó su copa sobre la mesa de centro y se levantó del sillón.
—¿Que vas a hacer?—Pregunté cuando vi que tomó su teléfono.
—Tu solo espera un momento, mis ideas siempre funcionan—Me hizo una seña para que mantuviera la calma—Hola cariño, que bueno que contestas, ¿estás ocupada? ..Necesito que vengas a casa de mi hermana, es que...
—¡NO!
Me lancé sobre ella de tal manera que caímos las dos al piso, peleando por recuperar el celular que estaba tirado a unos metros. En cuanto me puse de pie fui hasta donde se encontraba el aparato y colgué la llamada, observando como mi hermana estaba medio noqueada.
—¡¿Que rayos te sucede Kara?!—Regaño tocándose la cabeza.
—De ninguna manera se pueden enterar de esto, ni siquiera Samantha puede saberlo—Me acerqué hasta ella y le extendí mi mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Quítese —Me dio un manotazo para alejarme—Ahora quiero que me expliques por qué mi novia no se puede enterar. Y no quiero excusas baratas de adolescentes.
—Creo que será mejor que te levantes.
—No, aquí estoy bien, ahora habla Kara Marie—Se cruzó de brazos.
Por un momento dude si debía contarle el motivo, Alex era mi gran consejera, pero lamentablemente no era buena guardando secretos, y eso lo aprendí a la mala cuando tenía diecisiete años. Había asesinado-sin querer-a nuestra ardilla, dándole un gran escobazo en plena madrugada pensando que era una rata. Ambas habíamos quedado en que sería un secreto, sin embargo Alex le contó a nuestros padres en cuanto estos llegaron de sus vacaciones como pareja.
—Anda, dilo. Sé que estás dudando por lo sucedido con nuestra ardilla, pero prometo que esta vez no diré nada.
Di un suspiro al ver sus ojos de cachorrito, iba a confiar en ella.
—Está bien, pero te juro Alexandra Danvers que si le dices a alguien te cuelgo de una teta.
La vi tragar duro, y luego de pensarlo unos segundos terminó por asentir.
—Okay, prometo que no le diré a nadie.
—La persona de la que te hablé es cercana a Sam, puedo apostar a que son muy amigas. Es lo único que te voy a decir por ahora.
—Un momento...Es hermosa, odiosa, de ojos verdes y piel blanca...—Me miró directamente a los ojos—Debe ser Lena Luthor.
—¿Quién?—Fingí no saber de quién hablaba para que no hiciera más preguntas.
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¿Me odias? • (AU Supercorp)
FanfictionLena Luthor era profesora en un colegio de Metrópolis, pero tras estar cinco años aguantando los coqueteos y presentes de Jack, el director, decide renunciar e irse a vivir a National City con su familia. Por otro lado tenemos a Kara Danvers, una mu...